C a p í t u l o | 1 4

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—¡Sin tu compañía, tu calor, tu sonrisa, tu mirada noseque

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—¡Sin tu compañía, tu calor, tu sonrisa, tu mirada noseque...! —Cantaba Robbie mientras cocinaba un huevito con nopales.

—¿Es en serio que eres el más malo del grupo y estás cantando una canción infantil?

—No soy el más malo, no he hecho nada ilegal... —Todos lo miraron como si no le creyeran. —Okay, hablando de peleas, homicidios o cosas así, de todos ustedes yo soy un ser de luz.

—Pero de Lucifer. —Se rieron.

—¿Van a querer el puto huevo con nopales o no?

—Bueno si.

—Ay, me siento como crudo pero sin estar crudo, ¿Saben cómo?

—Pues ni que fueras bistec.

—Licenciado no mienta, seguro anduvo de fiesta, por eso las fachas. —Dijo el de mullet morado.

—A ver, Rindo... —Habló riéndose. —No estoy borracho, se llama embarazo.

—Peor tantito, ¿Quién es el papá?

—No sé, fue paja yo creo.

—Me agrada este chico, es tan divertido. —Dijo Takeomi fumandose un porrillo.

—A todo esto, ¿Por qué demonios me convencieron de hacerles de comer?

—Empezamos a hablar de comida, y tú dijiste que en México tu madre te hacía huevo con nopales y que te gustaba mucho, y te dijimos que nos lo hicieras a ver si muy chidito.

—Ah pues con razón. —Dijo sacando el sartén de la estufa, después tomó una tabla para picar y puso el sartén encima de esta para colocarla en la mesa.

Todos lo miraron confundido.

—¿Qué? ¿Ustedes cómo lo hacen?

—Nos lo servimos y dejamos el sartén en...-

—Ay no sean mamones, prefieren ensuciar a hacerse tacos. Orenle, ahí está su comida.

Por suerte, Robbie había logrado conseguir tortillas, bueno, en realidad los chicos de Bonten habían interferido en eso para que encontrarán a alguien que hiciera tortillas auténticas.

—Uh, está muy bueno.

—Obvio, yo lo hice. —Dijo con orgullo.

—¡Jefes, tenemos un problema con el área sur! —Exclamó un lacayo entrando a la cocina.

—Aguanta cabrón, estamos comiendo.

—¡Pero es importante, nuestros hombres se enfrentarán a los hombres de...!-

—Perate, no se pelean, es más, hazte un taco. —Dijo Robbie agarrando una tortilla para después tomar la cuchara del huevo y de esa forma hacerse el taco.

—¡Pero...!-

—Tranquilo hombre, no se van a morir por no ir. —Dijo Robbie comiendo su taco.

°°°

—Bueno, al menos no se murieron los de nuestro equipo. —Dijo burlón Robbie. —¿A cuantos tengo que sacar de prisión ahora?

—A cinco que no lograron huir. —Dijo Sanzu fastidiado.

Eso le agradaba a Robbie, su trabajo era arreglar los desmadres de los chicos de Bonten, ellos hacían cosas ilegales y él los arreglaba, y gracias a eso él ganaba mucho dinero.

Y por esos cinco lentos ahora iba a ganar aproximadamente cincuenta mil dólares.

Se estaba haciendo millonario gracias a éstos delincuentes, su madre estaría orgullosa. Bueno, no tanto porque se juntaba con delincuentes, pero al fin y al cabo estaría orgullosa de que su retoño ganará mucho dinero.

Cómo sea, después de abogar y sobornar al juez, Robbie había sacado a los chicos lentos y había ganado sus cincuenta mil dólares.

—Yo no tengo edad para discutir ni pelearme por tonterías con nadie, así que bájate del columpio que me toca a mí o te echo arena en los ojos. —Amenazó molesto Robbie mientras miraba a su hermana pequeña de 7 años.

—¡No quiero! —Dijo la niña mientras se columpiaba, mirando burlona a su hermano mayor.

A Robbie le dio un tic nervioso en el ojo, casi no veía a Danny y los únicos días que la veía le daban ganas de patearla porque era muy berrinchuda y malcriada, pero era su hermana, no podía hacer eso.

—Niña, bajate ya.

—Obligame anciano.

—¿Quieres que te regale al señor de allá? Ese señor se lleva a las niñas que no hacen caso.

—Mentiroso.

Robbie suspiró, miró al suelo y negó con la cabeza.

—Me temo que te van a llevar. —Dijo haciendo una mueca. —¡Señor, el de cabello rosa, y drogadicto! ¡Esta niña de aquí no obedece, llevesela!

—¡No, no es cierto! ¡Ya voy a obedecer! —Exclamó la niña con ganas de llorar, pero ni siquiera podía bajarse del columpio porque seguía moviéndose.

El hombre de cabello rosa se estaba acercando, haciendo que la niña tuviera mucho miedo y se soltara a llorar a gritos.

—¡Que no me lleven, hermanito! ¡Dile que no me lleve, me voy a portar bien, lo prometo! —Chillaba la niña sin poder bajarse del columpio.

—Andele por mensa. —Dijo burlón Robbie solo para él. —Señor, señor, ya no se la lleve, ya prometió que se va a portar bien.

—Espero que si se porte bien o me la llevaré a la siguiente. —Señaló el de cabello rosa señalando a la llorona.

Sanzu se alejó nuevamente y luego Robbie fue hacia su hermana que aún no podía bajarse, él detuvo el columpio y la niña pudo bajarse, yendo rápidamente a abrazar las piernas de su hermano.

—¡Perdón, ya me voy a portar bien! —Sollozaba la niña.

El pobre corazón de pollo de Robbie se ablandó y sonrió con dulzura mientras se agachaba para abrazar a su hermana.

—Ya, ya, no iba a dejar que te llevará de todas formas. —Dijo besando la frente de su pequeña hermana. —Ya deja de llorar, te ves fea, mocosa.

—¿No me vas a dejar?

—Nunca podría dejarte. —Murmuró sonriente.

Y la niña volvió a abrazarlo.

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B E T R A Y E D [TOKYO REVENGERS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora