25

1.7K 126 8
                                    

Advertencia:
Contenido para mayores de 18 años se recomienda discreción.

Toda la habitación estaba a oscuras mientras que había botellas de tequila vacías por todo el piso y muebles, no hacía falta ser un genio para darse cuenta que el día anterior se había desatado una gran borrachera tanto en la sala, el bar y por supuesto la habitación de la dama de negro.

Leo se removió entre las sabanas, su cabeza dolía, tenía un molesto pitillo en los oídos y seguía ligeramente mareado debido al alcohol.

Al sentarse en la cama, se confundió al ver que estaba desnudo a sabiendas de que el dormía con al menos un pantalón de algodón, también a eso se le añadía que no estaba en su habitación. Su cuerpo estaba lleno de marcas de besos color vino y había ropa tirada por todos lados al igual que las botellas.

Sin embargo su confusion revazo los límites cuando vio lo que había a su lado, era un bulto cubierto de pies a cabeza.

-¿pero que mierda pasó ayer?-pregunto al encontrar sus recuerdos en blanco, no tenía idea de quién era la demás ropa además de la propia y mucho menos quien dormía a su lado.

Pronto la idea de ser su esposa llegó a su mente, pero no no podía ser posible t/n lo repudiaba y le había dejado bastante en claro que no quería que la volviese a tocar ¿entonces quien era esa persona?

Tomó la botella de tequila de su propia recerba que estaba en su mesa de noche, estaba meido llena así que se la empino sintiendo el ardor en su garganta intentando que ese ardor le devolviera sus recuerdos y misteriosamente.... Si lo había hecho.

15 horas antes...

El matrimonio se encontraba en el bar de la hacienda, el barman se había ido por órdenes de estos mismos, Leo preparaba los tragos con la misma perfección y gracia que la de alguien que llevaba años en ese trabajo

T/n estaba sentada sobre la barra viendo como el charro negro preparaba los tragos, sin embargo ella aún tenía la botella de tequila en sus manos esa que Leo había llevado a la sala al principio.

Se pego de esta y la bebió como si se tratara de agua escuchando como en el escenario del bar uno de los empleados tocaba el piano en un tono más sensual que romántico.

Eso no importo en ese momento, no le importaba a t/n hacer creer a sus empleados que ella y su esposo compartían un momento romántico, solamente quería beber y ahogar su impotencia ante la manera tan fácil en que su padre se había desecho de su anterior vida.

-mandame-leo le ofreció una margarita.

Ella dejó la botella en la barra y comenzó a beber la margarita muy cargada a su petición.

-vaya eres bueno con los tragos-menciono mientras ahora era leo quien pegaba los labios a la botella casi vacía-creo que debiste dedicarte a ser barman en lugar del charro negro-al decir esto ambos rieron.

Pronto Leo la acompaño a sentarse en la barra, ambos estaban ya bastante hebrios así que ninguno fue consciente cuando terminaron abrazados sobre la barra compartiendo una nueva botella pues la anterior se había terminado hasta la última gota.

-sabes... No eres tan malo como creí-

-en otra ocasión dirías que no soy tan bueno como creíste-ambos rieron.

-si... Eres un completo hijo de puta pero.... Hebrio eres mejor-

-entonces procuraré estar siempre Hebrio-dijo para después llevarse la boquilla de la botella a la boca.

Está estaba manchada con el pigmento intenso de la chica así que inevitablemente los labios de Leo terminaron lijeramenre manchados.

-jaja... Ahora eres una mujer de pico chulo-dijo t/n mientras reía y tomaba la botella para también beber

casada con el charro negro. (primera Parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora