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Advertencia: Contenido para mayores de 18 años.

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-Ah mierda-tn jadeo al sentir a leo entrar en ella una y otra vez.

Desde hace años que habían comenzado con ese extraño juego de deseo, ese juego donde en el día, tn trataría con desdén a su marido solo para que en la noche uno se metiera entre las sábanas del otro.

Esa noche no era la excepción y como si de un hechizo se tratara la dama de negro había llamado a la puerta del charro negro para ahora estar ahí, en la cama de este mismo, haciéndolo sin ninguna clase de pudor o restricción.

Su cuerpo ya estaba lleno de mordidas nuevas y viejas, había descubierto una clase de encanto por ser mordida sobre todo el la clavícula. Aunque el la mañana tendría que cubrir todo con kilos y kilos de maquillaje.

La cabezera chocaba fuertemente contra la pared y tn agradecía qué no hubiera una habitación continúa donde alguien pidiera escuchar lo que sucedía en la habitación del patrón. Pues nadie(a excepción de su dama de compañía) tenía conocimiento de estos encuentros y así les gustaba a ambos.

En cierto punto la posición cambio y ahora tn cabalgaba sobre Leo, mientras este deboraba su boca.

-Eres tan hermosa-susurro Leo y el recuerdo del sueño llego a la mente de tn-tan hermosa-repitió a medida que el vals se hacía presente en la memoria de la rubia-y te amo tanto-y ahí fue cuando paro.

-¿Qué?-preguntó

-porque paras?-preguntó nuevamente Leo-¿todo en orden?-

-¿Qué fue lo que dijiste? ¿Qué me amas?-bajo de su posición para sentarse en la cama.

-¿hay algún problema con eso?-preguntó sentándose también.

-debo irme-

-¿ahora? No hemos terminado-

-tu ya lo hiciste con esa palabra-dijo colocandose la bata nuevamente-atiendete tu solo-

-¿otra vez me vas a hacer esto? ¿Solo porque te digo como me siento?-preguntó mientras la rubia caminaba hasta la puerta

-si, si lo voy a hacer porque sabes perfectamente lo que me incomoda el qué lo menciones-

-aun así... Mañana volverás a tocar mi puerta o tal vez yo toque la tuya y tu me abras... Pero el resultado será el mismo ¡aceptalo de una vez dama de negro! Tu también me amas-

-y ahí despertaste-fue lo único que respondió antes de salir de la habitación.

-Mierda-respondió leo al ver que en serio tendría que resolver "su problema" el solo.

Del otro lado de la puerta tn respiraba agitada y nerviosa ¿porque se ponía así cada que Leo lo decía en medio del sexo? Tenía que dejar de hacer eso.

El camino a su habitación fue como siempre qué sus encuentros ocurrían, a oscuras mientras reflexionaba lo hipócrita qué era... En público Leo era la peor persona que había conocido en su vida, su desgracia, su penitencia pero cuando el sol se ocultaba recibía a "su desgracia" entre sus piernas sin ninguna clase de impedimento mientras disfrutaba ser acariciada, ser nombrada con los más hermosos adjetivos... Ser amada.

Se encerró en su habitación y se dejo caer en la cama qué ya había sido preparada por teodora para su regreso, la pelirroja sabía bien qué su patrona jamás amaneceria en la cama del patrón. Así que ahora ella estaba ahí, mirando al techo mientras las palabras dichas por su marido se repetían una y otra vez en la memoria de la rubia.

casada con el charro negro. (primera Parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora