XIII

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Mikasa está esperándome fuera de casa, le sonrío una vez que pongo un pie fuera del porche y dejo que mi mochila caiga sobre uno de mis hombros mientras apresuro mi paso, desesperada por dejar de pensar de una vez por todas en el mal humor de mi madre y de su convicción de que Marco y yo cogemos como conejos cada que nos vemos.

Tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para no reírme en su cara por hacer tales insinuaciones, pues sé que a ojos de mi madre tienen más sentido que a los míos. Suspiro y miro a mi amiga con una sonrisa, aquello me da el primer indicio de que algo no anda muy bien con Mika, pues a penas y me la devuelve antes de rodear el auto y subirse por la puerta del conductor.

Okay...

— ¿Mika? — hablo una vez que ambas estamos dentro y ha puesto el auto en marcha. — ¿Todo bien?

— Mhmm. — responde sin despegar la vista del camino.

La miro confundida, pues parece que en serio está molesta, lo primero que mi mente arroja como posible respuesta es que está molesta por lo de Pieck, porque no le dije que salí con ella y seguramente se terminó enterando. Muerdo mi labio con algo de culpa antes de volver a hablar.

— Bueno... no suenas como si todo estuviera bien. — intento, con el tono de voz más calmado que puedo pretender. — ¿Pasó algo?

— No lo sé Liv ¿pasó?

Muerdo el interior de mi mejilla, medianamente confundida, pues Mikasa raras veces se pone en este modo conmigo, especialmente porque rara vez peleamos entre nosotras lo suficientemente fuerte como para ganarme su faceta enojada, la última vez fue a los seis años porque no podíamos decidir quién iba a manejar la bicicleta y quién iría en los diablos. Siento mi estómago retorcerse con algo de culpa, especialmente porque estuve retrasando conscientemente lo de contarle lo de Pieck.

No sé por qué.

— ¿Es porque no te conté que salí con Pieck el fin de semana? — inquiero. — Te prometo que iba a decirte pero estaba tan sacada de onda por la invitación que cuando por fin lo procesé ya estaba sucediendo, no es que quisiera escondértelo.

Tal vez, un poco, pero no exactamente a propósito.

Ella me mira por largos segundos mientras esperamos en un semáforo en rojo, yo jugueteo con mis manos sobre mi regazo y espero que responda, cuando no lo hace vuelvo a hablar.

— Fue un fin de semana complicado y mis habilidades de compartimentación se pusieron a prueba, Thomas volvió y tengo mucho miedo de que quiera cobrárselas conmigo, y Rafael sabe que me gustan las chicas y mi mamá está encima de mí con los exámenes, recordándome lo buena estudiante que debo ser para estudiar algo que no quiero y luego lo de Pieck invitándome a tomar algo... — y me besaste, dos veces, estando borracha. He pasado la última semana tratando de borrar aquel suceso de mi mente porque verte me duele. — mi vida solía ser aburrida ¿sabías? — es embarazoso lo mucho que el timbre de mi voz sube cuando estoy nerviosa, o lo poco que controlo la velocidad y la cantidad de palabras que salen de mi boca.

Mikasa arranca el auto y suspira antes de lanzarme una mirada arrepentida.

— No sé que me picó, lo siento. — guarda silencio de nuevo, hay una sombra que no suelo ver muy a menudo sobre su expresión, me atrevería a decir que incluso es nueva, de la misma manera que sucedió cuando me besó en su habitación ¿tal vez está fastidiándose de mí? Por favor, que no sea eso. — Ayer Reiner me envió un mensaje diciéndome que tú y Pieck habían salido, supongo que me tomó desprevenida porque no sabía. — esboza una sonrisa culpable y la siento buscar mi mano para entrelazarla con la suya, mi corazón late desbocado dentro de mi pecho. — No es que me moleste que hayas salido con ella... para nada... supongo que sólo fue envidia de amiga ¿sabes? Quería la primicia.

I Want To Ruin Our Friendship/ 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐬𝐚 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora