VIII

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A veces, cuando quieres evitar pensar en algo, (como que tu mejor amiga te besó estando borracha el fin de semana) el mundo decide que no es lo que debería de estar pasando y te rodea con situaciones que te lo recuerdan constantemente, poniendo a prueba tu nivel de paciencia y autocontrol en cada esquina.

Situaciones como Jean Kirschtein en medio de una crisis de orientación sexual que amenaza con dejarlo calvo de tanto que se pasa las manos por la cabeza con desesperación, mi grupo y su grupo coinciden en la última hora libre y, mientras Marco se encuentra en algún lado con Eren y Armin, Jean ha venido a mí con los ojos abiertos y los niveles de nerviosismo tan altos que ya me los contagió a mí.

— ¿Qué hago Olivia? ¿Por qué siento esto? ¿Por qué después del beso? — pregunta él desesperado, me ha arrastrado hasta las gradas de nuestra cancha de baseball y camina frente a mí, de un lado a otro.

— No lo sé Jean...tal vez el beso te ayudó a darte cuenta de lo que en realidad sientes ¿no? — sugiero con la voz calmada, siento que cualquier cosa podría provocar que a Jean le dé una crisis por el estrés.

— ¡Pero es que no sé qué siento! — responde. — ¡No sé que siento! ¡Y estoy harto porque sé que sólo lo estoy lastimando haciendo esto! ¿Cómo pude ser tan tonto?

Jean me mira con una expresión de algo parecido a la tristeza mientras deja caer sus manos resignado a los costados de su cuerpo, yo me pongo de pie sobre las gradas para poder quedar a su altura (no lo logro, este chico es un bendito poste andante) y extiendo los brazos para darle un abrazo, él lo acepta sin rechistar y me estrecha con fuerzas, espero a que su respiración se tranquilice y hable de nuevo, me parece curioso saber que yo he estado en su lugar, que he vivido en su lugar por años y que estar enamorada de tu mejor amiga es...bueno, sólo hay que contar la cantidad de crisis que tuve en los últimos días para saber que no se siente bonito.

— Yo quería besarlo Liv, Dios, quiero besarlo cada que se planta frente a mí y me sonríe pretendiendo que no le duele que lo haya ignorado o que nuestra relación haya cambiado un poco desde el beso, quiero besarlo cada que volvemos a su casa y se despide de mí...y quiero abrazarlo y quiero pedirle que no se vaya de mi lado jamás...pero no quiero lastimarlo. No me perdonaría nunca si llegara a lastimarlo. — suelta rendido.

Me quedo muda por unos instantes, pues acabo de presenciar una confesión de amor, recién salida del corazón del castaño frente a mí y sonrío un poquito porque sé al menos que mi mejor amigo es correspondido.

— Tal vez deberías decírselo, sabes que al menos eres correspondido ¿no? — intento.

— No quiero perder a mi mejor amigo Liv. — susurra. — Y bajarte a tu novio.

Yo sonrío y tomo su cabeza por ambos lados para hacer que me mire, sus ojos color miel se plantan en los míos, están bien abiertos y aún respira como si hubiese corrido una carrera, se ve asustado, lo entiendo, es estresante caer en cuenta de que te has enamorado de tu mejor amigo y lo es todavía más si le sumas el hecho de que es de tu mismo sexo, quiero reír con nerviosismo por lo mucho que puedo verme en esta situación.

— Creo que sabrán llevarlo bien. — consuelo. — Marco y yo sólo somos novios para efectos prácticos.

Jean me sonríe y vuelve a abrazarme.

— ¿Cuántas crisis amorosas del equipo de baseball has pasado? — pregunta él.

Suelto una carcajada.

— Ustedes son mis pollitos de colores y les encanta ir por el mundo con el corazón en la mano, tengo que cuidarlos constantemente de que no pierdan la cabeza, soy la mejor representante que podrán conseguir. — sonrío con falsa superioridad.

I Want To Ruin Our Friendship/ 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐬𝐚 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora