"Quiero arruinar nuestra amistad, deberíamos estar juntas en su lugar"
Olivia y Mikasa han sido mejores amigas toda la vida, mismo tiempo que Liv lleva guardando un secreto que ha consumido cada una de sus noches sin dormir.
Está tan enamorada de...
Tenía once años cuando Armin, siendo el cerebrito que es, dedujo que tal vez, tenía algo más profundo que un crush en mi mejor amiga, Mikasa Ackerman.
Estábamos almorzando en la escuela, era martes de pasta y Mikasa estaba sentada frente a mí, recuerdo que hablaba de la película de vampiros que recién había salido, totalmente flechada con el protagonista (yo personalmente prefería a la hermana de dicho protagonista) Eren hacía anotaciones acerca de lo cliché que había resultado ser el estreno, sin embargo, yo no podía dejar de mirar a mi mejor amiga, sus ojos oscuros brillaban de emoción y estaba tan involucrada contándome la trama que estoy segura de que no notó que mi corazón estaba a punto de explotar al caer en cuenta de algo que haría de mi vida algo más complicada de lo que ya era.
— No puede ser. — murmuré con temor.
— Oh...Liv, se te nota a leguas. — susurró Armin acercándose a mi lado, colocando su libro de matemáticas frente a mí, como si estuviera explicándome algo.
— No es cierto. — respondí, con el corazón latiéndome tan rápido que creí que fallaría en algún momento, mis palmas habían comenzado a sudar, las restregué nerviosamente contra la tela de mis pantalones, aquello no podía estar pasándome, Mikasa era una chica, yo era una chica, las cosas no tendrían por qué ser así...no conmigo, yo no podía ser así, mi madre...
Oh vaya, mi madre ciertamente no podía enterarse.
— ¿Te gusta Mikasa? — preguntó mi amigo, su cabello rubio, considerablemente más largo que el del resto de los chicos, me rozaba las mejillas, yo a penas lo sentía, estaba demasiado hundida en mi burbuja de comprensión y terror como para ver otra cosa que no fuera lo bonita que se veía Mikasa Ackerman cuando sonreía mostrando los dientes, el sonrojo que surcaba sus mejillas o la manera en la que su cabello le rozaba los hombros.
No tenía caso negarlo ¿o sí? Yo ciertamente no le gustaba a ella, sólo había que prestarle atención a la manera en la que miraba a Eren para notarlo.
— Armin...no puedes decirle a nadie, a absolutamente nadie. — le dije, casi parecía un ruego, mi voz temblorosa pareció hacerle entender la seriedad del asunto.
— No lo haré, lo prometo. — aseguró mi amigo colocando una mano sobre mi hombro, no sabía si era como apoyo o como consuelo, quería que la tierra me tragara ahí mismo.
Ese día llegué a casa lo más tarde posible para conseguir que mamá me castigara y me encerrara en mi cuarto el resto de la tarde, había contenido las ganas de llorar todo el día, porque no sólo había conseguido un corazón roto al enterarme de que estaba enamorada de mi mejor amiga y nunca podría corresponderme, sino que también acababa de entender por qué nunca podía hacerme la idea de un chico sexy, o por qué no paraba de mirar a Wendy en la película live action de Peter Pan mientras Sasha y Mikasa parecían perder la cabeza por Peter.
Me gustaban las chicas.
En noveno grado, Eren y Armin comenzaron a salir, mentiría si dijera que no me había alegrado un poco de que Eren hubiese dejado de estar soltero (eran inseparables desde jardín de niños, si me lo preguntan, se veía venir) nuestro grupo de amigos parecía habérselo tomado bastante bien y sin sorpresas, lo que indignó a Eren a sobre manera, Mikasa se veía algo triste pero siempre dijo que se alegraba de que sus amigos estuvieran felices juntos y que sería muy egoísta de su parte molestarse con ellos por algo tan simple como un crush en Eren, pareció superar su enamoramiento con el castaño bastante rápido.
Ese mismo año le confesé a Mikasa (y pronto a mis demás amigos) que me gustaban las chicas...bueno, algo así, primero tuvo que descubrirme dando mi primer beso con una chica llamada Ymir detrás de las gradas de la cancha de baseball, luego pasamos por una larga plática que involucraba una negación de mi parte para terminar en una confesión en medio de lágrimas.
— Olivia...eres mi mejor amiga, nada va a cambiar eso jamás. — susurró sosteniendo mi rostro entre ambas manos.
Yo sólo lloré más fuerte al sentir que mi corazón se pegaba y luego volvía a romperse con una misma frase.
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Hola besties ¿cómo están? Le hice un separador a la historia, está bien bonis mencanta.
Esta historia es probablemente lo más personal que jamás he escrito, pero estoy emocionada de que por fin salga a la luz, si les gustó este comienzo, lxs invito a votar, comentar y recomendárselo a sus amixes, me harían muy feliz.
Agradezco que hayan decidido darle a esta historia una oportunidad.
