Un casi amigo ♡

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Porsche 

Demonios, parezco un jodido acosador permaneciendo pegado contra la pared en un escondite cerca del comedor. Dicho de otro modo, hace dos días que intento hablar con Anacleto y todavía no pude dar con él. El chico parecía un misterio andante. 

Tampoco ayuda el hecho de que Mew y Porchay no quieren colaborar con la causa, se niegan a darme algún tipo de indicio sobre dónde podría encontrarlo, cada vez que les pregunto, simplemente contestan que no saben dónde está, lo cual es una completa mentira teniendo en cuenta lo malos que son mintiendo. 

Así que sí... Aquí me encuentro siendo un acosador de primera, pero por supuesto que no estoy solo, he arrastrado a Isa conmigo, motivo por el cual la chica no deja de quejarse. 

—Me voy —sentencia, por lo consiguiente se gira para tratar de escapar, pero por enésima vez no puede lograrlo, ya que la arrastro de nuevo a su lugar. —No puedes dejarme solo —lloriqueo. 

—Porsche, hace dos días que hemos estado jugando a ser Sherlock Holmes y ni siquiera ha funcionado porque el brilla por su ausencia —conozco lo suficiente a mi amiga para saber que está llegando al límite de tolerancia, tampoco es que tuviera tanta. 

—Lo sé, pero en algún momento tendrá que entrar al comedor por algo de comida. 

—O puede que no, sigo pensando que esperarlo en la entrada principal es la mejor opción. 

—Y yo sigo pensando que no, puede irse por las otras dos salidas. 

—Ni siquiera servimos para espiar —se queja dando pisotones en el lugar. 

La universidad cuenta con una entrada/salida que es la principal y luego hay otras dos, una da al comedor, pero para salir por ella tienes que cruzar por todo el lugar y la segunda es una trasera que da con el estacionamiento. 

Así que, implementando mis habilidades de acosador, deduje que estar vigilando cerca del comedor es la mejor idea. 

—De todos modos, no sé por qué me quieres aquí —protesta cruzándose de brazos con el ceño fruncido. 

—Apoyo moral —digo como si fuera algo obvio. 

—Y eso es una completa mentira... lo que tú quieres es convertirme en tu cómplice. 

—Claro que no. 

—Claro que sí. 

—Que no. 

—Que sí. 

—Que no. 

—Lo que sea —bufa resignada—. ¿Al menos ya sabes lo que vas a decirle si por algún milagro logramos verlo? 

No me puse a pensar en que es lo que le voy a decir si me topo con él. Pero disculparme por lo que sea que haya dicho para molestarlo, es una buena opción.

—Voy a disculparme —anuncio. 

—Me parece correcto que te disculpes porque no estuvo bien que te horrorizaras al saber su peculiar nombre. —Ja. Como si ella no lo hubiera hecho, apoya la espalda de manera perezosa contra la pared mientras me mira de costado—. Pero... ¿No crees que su reacción fue un tanto exagerada? —pregunta pensativa. 

—También lo he pensado —me encojo de hombros—. Pero tal vez es un tema delicado para él, ya sabes que no todos reaccionamos de la misma manera ante diferentes situaciones. 

—En eso tienes razón —estuvo de acuerdo. 

Nos quedamos en silencio esperando poder dar con el castaño, como halcones acechando a su presa y tal parece que este es mi día de suerte. 

Sonríeme a mí - SONRIE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora