Bomba activada ♡

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Kinn 

↪Bebé: Acabo de caer en cuenta sobre algo. 

Echo un vistazo a la profesora para saber si no está viéndome, cuando estoy seguro de no ser descubierto, me concentro en el móvil en mis manos. 

↩Yo: Sorpréndeme. 

Tecleo rápidamente, tontamente curioso por lo que sea que el chiquillo tenga para decirme. Es tan impredecible como insoportable. 

↪Bebé: Pues considero que nos hemos dado muchos besos hasta el momento, tantos que hasta me siento impuro, ¿sabes? Creo que es tiempo de formalizar este vínculo. 

¿Qué mierda? 

Leo el mensaje unas diez veces para asegurarme que lo que acabo de leer, no es producto de mi imaginación. Nunca entiendo cuando habla en serio o cuando sale con alguna de sus bromas. ¿Qué se supone que debo responder? Es decir, la idea no me disgusta, pero tampoco es algo que lo haya pensado con detenimiento, después de todo... ¿Es un asunto para meditar? Porsche Nattawin me deja fuera de base todo el maldito tiempo. 

↩Yo: ¿Es una pregunta? 

Muevo la pierna impaciente, esperando una respuesta. Diablos, me siento un ridículo. 

↪Bebé: ¿Tengo permitido decir que es un hecho? 

Sería una vil mentira si digo que esa respuesta no me llena de calidez y anhelo, invadiendo mi corazón con sentimientos desconocidos. 

No respondo nada, en su lugar, guardo el móvil en el bolsillo de la sudadera. Apoyo los antebrazos sobre la mesa y me pierdo en mis pensamientos. 

No puedo negarlo, el chiquillo me hace sentir a gusto. Desde que nos conocimos, mi vida ha cambiado en un gran porcentaje a comparación de como estaba anteriormente, no estoy seguro si eso es bueno. Me gusta estar con él, recibir sus insistentes mensajes, me agrada su sonrisa y sus ojos y que me saque de quicio con esa personalidad extrovertida que maneja. 

—¿Qué te ha dicho Porsche para que sonrías de esa manera? —me pregunta Mew en un tono bajo y confidente. 

¿Qué tan obvio estoy siendo? 

—Nada —respondo hostil. 

—Dime —insiste. 

—Solo son ocurrencias suyas —digo, queriendo cerrar la charla sin haberla comenzado. 

—¿Buenas o malas? 

Lo miro de cerca, mi amigo me observa expectante. 

—Buenas —contesto sin previo aviso. 

Mew me mira cómplice y justo cuando parece a punto de mencionar algo más, la clase finaliza. Recogemos nuestras cosas y al salir, la profesora le pide a Mew que le lleve unos papeles al director.  

—¿Puedes llevarlos tú? —me encara suplicante al salir del salón—. Es que tengo que ir por Gulf.  

Joder, nunca he visto a mi amigo tan enamorado, aunque estoy contento por él. Gulf es un buen chico y se los ve felices juntos. 

—Está bien —agarro sin ganas la carpeta. 

—Te debo una, hermano —me da un medio abrazo antes de marcharse corriendo. 

Suspiro al mirar la carpeta entre mis manos, no me queda otra opción más que emprender viaje rumbo a la oficina del director Sakdul. 

Arrastro mis pies sin muchas ganas por los extensos pasillos y al doblar en una esquina, unas converse rojas se interponen en mi camino, levanto la vista lentamente. Pantalón negro rasgado, remera estampada con un superhéroe que desconozco, chaqueta de mezclilla, sonrisa brillante de perfectos dientes blancos, hermosos ojos y un desordenado cabello que, en este instante, parece castaño claro. 

Sonríeme a mí - SONRIE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora