Alma destrozada ♡

305 45 0
                                    

Porsche 

Me llevo a la boca una barra de cereal mientras intento concentrarme en la lectura. He escogido un libro al azar para posteriormente acomodarme en un sillón pegado a las paredes de vidrio de la biblioteca. Contemplo la lluvia que no deja de caer hace días. 

Debería estar en el comedor, almorzando con los chicos, pero la idea de estar rodeado de tantas personas, me da pesar. Ironías de la vida, hace más de una semana, prefería el alboroto y hoy en día, solo busco la tranquilidad y el silencio. Estos cambios que estoy transitando me ponen histérico, no es justo que mi vida haya cambiado tanto a causa de una persona. 

Tampoco es que pueda hacer algo al respecto. 

Mamá dijo que está bien querer estar solo. Pues a veces, uno lo necesita. 

Mi móvil se enciende anunciando un nuevo mensaje. Lo tomo para ver de quién se trata. 

↪Isa: ¿Dónde te metiste? 

Bueno, mi amiga es la única persona que no entiende la parte de querer estar solo, me persigue a todos lados y si no me encuentra, se encarga de atormentarme con mensajes. 

↩Yo: En la biblioteca. 

Espero su respuesta, pero por increíble que parezca, ella no responde. Seguramente debe estar en clases. 

Dejo el móvil sobre la mesa y me inclino sobre ella para continuar con la lectura. Todo marcha normal hasta que mi móvil vibra tres veces seguidas. Resoplo hastiado, Isa es de esas personas que no se conforma con responder todo en un solo texto. 

Tomo nuevamente el aparato, listo para apagarlo, pero me doy cuenta de que no se trata de mi amiga, sino más bien del resto de los chicos y cada uno de los textos contienen la misma pregunta: 

¿Dónde estás? 

Le respondo a los tres por igual antes de dejar el móvil a un lado. ¿Tal vez hemos quedado y lo olvidé? No recuerdo haber hablado de ello en algún momento. Argh, estoy tan ensimismado en mis cosas que he dejado de lado a mis amigos. 

Justo cuando estoy a punto de profundizar en mis reflexiones, un bullicio al principio del pasillo principal llama mi atención. ¿Qué carajos? Esto es una biblioteca y no pueden armar tanto alboroto. 

Mis palabras quedan atoradas en la garganta cuando veo una inconfundible cabellera dorada repleta de rizos, correr por el pasillo como si su vida dependiera de ello. 

Echo un vistazo atrás para ver si Mew se encuentra cerca, pero no, Gulf parece correr a mi encuentro. Sus rizos están esparcidos por todos lados y su ropa desalineada. Los estudiantes que están alrededor lo miran enojados por su interrupción. 

Quiero reírme porque nunca he visto al principito luciendo tan... desastroso. 

Gulf por fin llega a mi lado, tocándose el pecho e inclinándose sobre la mesa. 

—D-dios... por fin... llego —toma grandes bocanadas de aire. 

—¿Por qué corres de esta manera? ¿Qué sucede? —pregunto curioso por su actitud. 

Gulf me hace señas para que le dé tiempo a recuperarse. Luego cae desplomado en el sillón a mi lado. Su silencio me está poniendo en guardia, ya que su mirada alarmante tampoco ayuda. 

—Lo... que... pasa es... que... 

—¡Gulf! —estoy perdiendo la paciencia—. ¿Cuánto has corrido? Joder. 

—Por todo el... campus. 

Estoy a punto de sacudirlo para que me diga de una vez por todas qué es lo que está pasando, cuando otro bullicio, todavía más grande, aparece por el pasillo. Esta vez se trata de Mew, Chay e Isa que vienen a pasos apresurados. 

Sonríeme a mí - SONRIE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora