Sunoo escuchaba atentamente las palabras dichas por Riki, no pudo evitar admirar de nueva cuenta los bellos labios de su amigo ni el color tan precioso de sus ojos. El azul siempre fue su color favorito.
- ¿Entonces tu mamá necesita más meseros en el restaurante? - preguntó una vez el pelinegro terminó de hablar. Riki asintió - ¿Y qué pasó con ese chico JungKook del que me hablaste? ¿Renunció?
- Eh no, es sólo que su madre enfermó y mi mamá compadecida por él le dejó el día libre - soltó un suspiro - Aunque ahora su ayuda hace falta mucho.
Sunoo sonrió dulcemente. Riki era el ser más puro que pudo haber conocido. Siempre se preocupaba por su madre, por su familia antes que él mismo, también era muy inteligente, atento y un sin fin de cosas que hoy en día no se ve en muchas personas. Riki era increíble.
Lástima que los "estándares de belleza" no le permitan a los demás ver cuan hermoso era Riki.
Porque para él, Riki ya era guapo.
- ¿Tu mamá necesita otro mesero más? - se sentó junto a él.
Riki no dijo nada cuando Sunoo se sentó muy cerca suyo, ya se había acostumbrado a la cercanía del rubio así que ahora ya no se sentía nervioso ni sentía su corazón acelerarse como antes. Claro sólo si el rubio no hacía algo tierno, de otro modo, tendría un infarto en cualquier momento.
Tampoco se quejó cuando Sunoo posó su mano sobre la palma de la suya. Su preocupación era mucha así que aquel tacto en lugar de ponerlo nervioso lo hizo relajarse.
La diferencia entre sus manos era notoria.
- Sí algo así - respondió.
- ¿Como un reemplazo?
Riki asintió. Sunoo miro el suelo leves segundos después dibujó una sonrisa en sus labios. La idea perfecta.
- Bien, dile a tu mamá que ya encontraste al reemplazo perfecto - se levantó de donde estaba y lo miro.
- ¿Qué?
Sunoo rió un poco ante la carita confundida de Riki. Tan tierno.
- Yo iré a cubrir a ese chico ¿Esta bien? De todos modos no tendré clases en la academia hasta mañana ¿Es perfecto no? - sonrió orgulloso ante su idea.
- Eh pero yo no podría dejar que lo hicieras tú-
Un dedo fue posado en sus labios haciéndolo callar de inmediato. Su pulso aumentó al tener a Sunoo tan, pero tan cerca.
- Está bien Nini, somos amigos ¿No? Además sólo será por ésta noche ¿Cierto? - Riki asintió. Tomó sus manos - Déjame ayudarte Nini ¿Sí?
¿Cómo negarse a esa carita y esos ojitos?
- De acuerdo...- respondió.
Sunoo satisfecho tomó su bolso, se despidió y como rutina diaria se subió al auto negro. Su sonrisa no se borró en el transcurso del camino hasta su hogar, podría estar con Riki más tiempo.
El plan perfecto.
(♡)
Riki tragó un poco al mirar como Sunoo salía del baño, mientras terminaba de ajustarse el uniforme de mesero.
- ¿Y cómo me veo? - dió una vuelta.
- Uh..te ves bien - respondió con sinceridad.
Sunoo se sonrojo pero aún así no evitó sonreír tan grande. Luego de eso rió un poco, el pelinegro que estaba sentado en la cama de su habitación sólo lo miro confundido.
- Ay Nini, así no se ata una corbata - tomó el pedazo de tela - Descuida he visto cientos de veces a mi madre hacerlo cuando papá sale apresurado y no se lo ata bien.
Deshizo todo lo que los esfuerzos de Riki había costado. Miro como Sunoo hábilmente con sus delgadas y blancas manos ataba la corbata como todo un experto, admiró el rostro un poco más antes de que éste terminara su trabajo.
- Y ¡Listo!
Riki se miró en el espejo. Abrió la boca, después de todo sus sospechas eran ciertas, estaba al revés.
- ¡Niños! ¡Por favor bajen, es hora! - gritó la madre del pelinegro desde la planta baja.
- ¡Ya vamos mamá! - respondió Riki.
Esa noche hubo más personas que de costumbre, quizá era idea suya pero, la sola presencia de Sunoo hacía que el restaurante tuviera una atmósfera distinta.
Quizá sea por la actitud amigable y dulce de Sunoo al dirigirse a los comensales, pero, el rubio brillaba como nunca. Su sonrisa era la más hermosa obra de arte que él pudo apreciar en vida.
Su ángel es una obra maestra.
(☆)
ESTÁS LEYENDO
no juzgues a un libro por su portada ✧ sunki
RomanceEl único que me amo antes de cambiar, fuiste tú, mi ángel. Eres el único que no me juzgó cuando no era nadie, el único que me quiso tal como era, el único que estuvo ahí para mí. El único que se atrevió a conocerme, leer cada parte de mí hasta el f...