Sunoo abrazó la almohada de su cama, sollozó dejando caer lágrimas de sus ojos avellanados. No quería irse tan lejos. No quería dejar su vida de aquí.
No quiere dejar a Riki.
- Hijo, cariño escucha - se sentó en la orilla de la cama mientras escuchaba los sollozos de su hijo - No será para siempre, volveremos antes de que te des cuenta y...
- ¡Pero yo no me quiero ir! - sollozó mirando a su madre - Mamá tú sabes que yo no puedo dejar a Riki, él es mi...mi...- bajo la mirada y sorbió su nariz - Mi amigo...
La mujer de largos cabellos rubios sujetos en un chongo alto miró a su hijo, acarició su mejilla con delicadeza. Sunoo la abrazo sollozando cual niño pequeño.
- Sé que te gusta cielo - cerró los ojos con una sonrisa dando suaves caricias a la espalda de su hijo - Y créeme, sé que Riki no se fijará en otra persona. Él también te quiere a ti cariño ¿Te preocupa que alguien más te lo quite no es así?
Sunoo dejó de sollozar, se separó de su madre con las mejillas rojas mientras ella le sonreía con dulzura.
- Él podría odiarme y olvidarme...yo no quiero que lo haga - sus ojos avellanados se volvieron a cristalizar - Yo lo amo...
Su madre sonrió y lo abrazo dejando un dulce beso en su frente secando las lágrimas con sus pulgares. Su niño, realmente estaba enamorado de Riki, ella más que nadie no tardó en darse cuenta de eso.
Confiaba plenamente en que las cosas irían para bien. Instinto de madre.
- Riki es un buen chico, él te querrá aún si le dices Sunoo - lo miro - Confía en mamá ¿Si bebé? Anda, sal ésta noche con él, explícale y créeme él sabrá que decirte. Ya no llores, todo estará bien.
Tras esas palabras Sunoo secó sus mejillas con su antebrazo, sonrió a su madre y asintió. Una última salida con Riki.
Dolía.
Pero, su sueño de ir a esa academia de baile. También le era importante.
Tal vez, en el futuro, Riki le perdone.
(♡)
Un pelinegro mecía sus pies mientras esperaba a su amigo. Lo había citado al parque, por suerte su casa estaba en frente así que no importó que fueran las 11:00 de la noche aceptó salir a caminar un poco con él.
Aunque la verdad fuera que, al recibir su llamada le había escuchado sollozar por un momento como si hubiera estado llorando.
Tal vez sólo era su imaginación, otra vez.
Alzó su mirada, sonrió al notar como Sunoo venía trayendo puesto el abrigo blanco que él le había dado por su cumpleaños la semana pasada. Se veía tan bien en él.
El blanco lo hacía lucir hermoso.
Sunoo lo miró luego bajo su mirada, eso confundió a Riki. Nunca había visto al rubio tan, apagado.
Un sentimiento de tristeza se instaló en su pecho, decidió ignorarlo. Sólo era su imaginación, estaba siendo muy exagerado.
Pero...
- Riki...- de inmediato lo miro - ¿Podemos caminar...un poco?
Los ojitos de Sunoo reflejaban tristeza pese a la linda sonrisa que le brindó. No dijo nada ante eso, sabía que, cuando el rubio estuviera listo le contaría lo que su sucedía. Confiaba en él.
Se la pasaron así, en silencio. Caminando a pasos lentos sin prisas como si en el fondo, ambos no quisiera seguir avanzando y detenerse junto al otro.
Sunoo fue el primero en hacerlo, Riki por su parte lo miró. Después notó como el piso era mojado por gotas, no de lluvia, de lágrimas.
Lágrimas que provenían de los hermosos ojos avellanados que tanto adoraba. Su pecho pincho cuando miro frente a él a un Sunoo llorando, tanto que, no se opuso cuando éste lo abrazo escondiendo su rostro en su pecho.
- Lo siento...y-yo..lo siento - balbuceó - Perdón Riki yo...lo siento...
Riki no entendía nada. ¿Porqué se estaba disculpando?
- Sunoo ¿Porqué...?
- Yo me iré a París éste fin de semana...- hizo una pausa y tomó aire - Por mucho tiempo.
Algo dentro de Riki se rompió. ¿Irse? ¿A París? ¿Del otro lado del mundo? ¿Porqué?
Las ganas de llorar se plasmaron en él, más sin embargo, no lo hizo. No lloró.
No podía ser egoísta, Sunoo estaba llorando ahí, en su pecho, con miedo a que quizá él se molestara podía deducir. Incluso se disculpó sin necesidad.
Mi ángel, nunca podría odiarte.
- Tranquilo Sunoo...lo entiendo - musitó suave logrando que el rubio alzara la mirada - ¿Somos amigos no?
Sunoo lo miro aún con lágrimas. Volvió a abrazarlo sintiendo ésta vez como Riki le correspondía. La calidez del pelinegro, viajaría con él y se quedaría en él como un recuerdo que no olvidaría.
Porque de verdad, Riki le gustaba mucho.
- Descuida, yo esperaré aquí por ti ¿Bien? - alzó su meñique - ¿Promesa?
Sunoo lo miró, limpió sus ojos y con una sonrisa alzó el suyo uniendolos.
- Promesa.
Un último abrazo se dieron. Y después, sería el fin. Riki cerró los ojos, tratando de inhalar todo el aroma dulce con la esperanza de siempre recordarla.
No obstante se detuvo un poco. El pensar de esa manera en su amigo, le asustaba. Simplemente no quería perder la dulce y sincera amistad que Sunoo le ha brindado.
Mi ángel, me harás tanta falta.
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no juzgues a un libro por su portada ✧ sunki
RomanceEl único que me amo antes de cambiar, fuiste tú, mi ángel. Eres el único que no me juzgó cuando no era nadie, el único que me quiso tal como era, el único que estuvo ahí para mí. El único que se atrevió a conocerme, leer cada parte de mí hasta el f...