La vida de Riki había cambiado desde el día que decidió cambiar su imagen. Su cuerpo cambió lo sabía y se alegraba de que sus esfuerzos del día a día iban dando resultados muy buenos.
Sin embargo nunca contó con que dichos cambios también tuvieran sus "desventajas" como él les llamaba puesto que, su cuerpo cambió y su popularidad aumentó. ¿Irónico verdad?
Un año ha pasado desde que los cambios se hicieron notables. Ahora tenía 16 años y cursaba junto al pelirrojo la preparatoria donde por suerte ninguno de los chicos que les acosaban en secundaria se encontraba ahí.
La cosa es que, ahora se enfrentaba a un problema que consideraba más complicado que el ser golpeado o humillado.
Y ese problema era...
- R-Riki-ah.
Las confesiones.
Riki era un chico dulce, amable, respetuoso, caballeroso y decía sus puntos de vista tal como las creía sin titubear o ponerse nervioso. Una dualidad que a las chicas les encantaba.
Como un lobo y un conejo al mismo tiempo.
El pelinegro no creyó que su personalidad fuera tan importante, de hecho su madre siempre le había dicho desde muy pequeño "trata a los demás como quieres que te traten. Respeta aún si no se lo merecen, no seas igual a ellos" por eso siempre era así. Normal como él creía.
Aunque, tal vez sea su personalidad la que atraía a las chicas en primer lugar. Las rechazaba era obvio pero no era tan cruel en sus palabras, trataba de ser "suave" para no herirlas ya que él sabía bien que se sentía ser rechazado. Tratado como mierda, lo sabía, pero al parecer ellas no entendían porque dos días después de rechazarlas volvían mucho más determinadas que los días anteriores.
En cambio Jungwon, que de igual modo era popular como él las rechazaba de manera "cruel", según él, eso era debido a que cada chica que le confesaba sus sentimientos el pelirrojo éste les decía un claro NO con frialdad en su voz e indiferencia haciendo que naturalmente las chicas salieran llorando cual magdalenas.
Lo veía un poco, extremo. A su pensar.
- Riki-ah por favor...¡Salga conmigo! - pidió con un claro sonrojo la chica.
El pelinegro miró a su amigo pelirrojo mientras éste sacaba sus libros para la siguiente clase que empezaría, con la mirada pidió ayuda pero sólo recibió una sonrisa burlona y un "Nos vemos luego".
Y se fue.
Frunció su ceño. Maldito Jungwon.
- ¿R-Riki-ah?
Volvió su vista a la chica la cual volvió a sonrojarse en cuanto la miró. Fue entonces que se pregunto "¿Ésto implicaba cambiar mi imagen?" Soltando un suspiro cansino tomó un semblante serio pero no duro.
No podía, esa era la verdad.
- Haerin yo...lo siento pero no puedo salir contigo.
Había sido más duro en su voz de lo que creyó pero era eso o seguir hiriendo a la chica de cabellos rubios frente a él.
- Uh...yo...pero tú no tienes novia - murmuró ella.
Riki no era tonto, era obvio que eso se lo había dicho para ella misma más que nada. Así como también sabía que justo ahora podría llorar por sus palabras, pero no había opción.
Él no la quiere.
- De verdad lo siento mucho, pero es la verdad. No me gustas, no puedo salir contigo.
Se sintió un poco mal pero luego sintió como un peso se le quitaba encima. No iba a mentirle.
- E-Entiendo...yo...gracias por tu tiempo - hizo una reverencia.
Miro como la chica caminaba lento y cuando llegó a la mitad del pasillo se fue corriendo con las manos cubriendo su rostro. Lo sabía, estaba llorando.
Soltó un suspiro, se volteó y miro como Jungwon le levanta un pulgar a lo lejos. Hizo una mueca con sus labios, ah pero bien que lo deja solo ahí tirado.
Siguiendo con su camino aún sintiendo un poco de culpa en el interior.
No me gusta rechazar.
Se siente horrible y más sabiendo que él no era para nada atractivo, o al menos, para él.
Perdón...pero mi inseguridad hace de las suyas.
Y duele.
(♡)
- Eso fue estupendo. Te lo dije, ser directo ayuda en esa clase de cosas - sorbió el agua.
- Pero la hice llorar ¿Eso no es malo? - tragó el agua de un sorbo.
Jungwon miró a su amigo. Lanzó la botella sin contenido en el bote de basura y lo miro.
- Riki, las chicas son complicadas. De hecho todos los somos, si tú les dices que son lindas, tiernas y que tienen oportunidad de buscar a alguien que las quiera con eso ¿No crees que usando esas cualidades que tú marcas quieran seguir tras tuyo? - lo miro con obviedad.
Riki no dijo nada. Ah tal vez si era estúpido querer ser "suave".
- El rechazo duele ¿Okey? Es mejor que les duela pero que sepan la verdad a mentirles y sentirse infeliz. Tú lo sabes, yo lo sé. Así es la vida, no es color de rosa.
La mirada fría de Jungwon hablaba mucho. Riki sabía que el pelirrojo no era de muchas palabras pero cuando hablaba era para decir las cosas tal cual eran. Cómo ahora.
Miro a lo lejos, tenía razón.
El rechazo duele.
- Además, a ti te gusta alguien más. No lo niegues - lo miro - Sunoo es por el que más babeas.
Su corazón pálpito rápido. Desvío su mirada y negó.
- Te equivocas, Sunoo es mi amigo. Sólo eso.
- Esa ni tú te la crees Riki. Ya acéptalo, te gusta Sunoo más que a nadie - lo miro - Hasta un ciego se daría cuenta del brillo en tus ojos cada que hablas de él.
Riki se sonrojo levemente ante las palabras de su amigo. ¿Así se veía cuando hablaba de Sunoo?
Era imposible.
Él es sólo un amigo, uno importante.
- Mejor hablemos de otra cosa - cambió de tema.
Jungwon no dijo nada. La mirada de su amigo justo ahora era seria, profunda. Sólo significaba una cosa, realmente estaba confundido con el sentimiento de amistad y romance hacía el rubio.
Poniéndolo a pensar seguramente en lo que sería correcto.
No obstante, era Riki de quién hablaba. Y también sabía que, podía ser un idiota en cuanto a sentimientos.
Tan sólo esperaba que no cometiera alguna estupidez cuando se dé cuenta que en verdad no miraba a Sunoo como un "amigo".
- Como quieras.
La mente de Riki divago, cerró sus ojos y negó con la cabeza.
No puedo verte de esa manera, mi angelito.
(☆)
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no juzgues a un libro por su portada ✧ sunki
Любовные романыEl único que me amo antes de cambiar, fuiste tú, mi ángel. Eres el único que no me juzgó cuando no era nadie, el único que me quiso tal como era, el único que estuvo ahí para mí. El único que se atrevió a conocerme, leer cada parte de mí hasta el f...