cap. 11

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Riki se miraba en el espejo de cuerpo completo, su cara iba tomando forma ovalada, sus mejillas ya no eran tan llenas, ahora podía alcanzar a ver un poco más su manzana de Adán e incluso su estómago disminuyó notablemente.

Nada mal para haber pasado 5 meses.

Miro la hora en su teléfono, se bajó la sudadera gris para buscar sus tenis y amarrarse los cordones en tiempo récord. Tomó su mochila de siempre que llevaba su botellón de agua y salió de su habitación con celular en mano.

Bajo las escaleras rápido, sonrió al notar la facilidad que ahora tenía para hacerlo que no dudo en saltar estando en las últimas tres.

Al parecer el ejercicio ya hacía efecto en él y su cuerpo. Tenía más energía y resistencia que antes, incluso tenía más ánimos de ir a la escuela. Sin duda no se iba a echar para atrás.

- ¡Me voy! - avisó antes de cerrar la puerta.

Subió a su bicicleta y se dirigió hasta el gimnasio improvisado de su hyung JungKook. Aún con la pulsera verde con negro en su muñeca.

No pudo evitar recordar las palabras del pelirrojo. Hace dos días en la escuela Jungwon le había dicho que comenzó a entrenar sus brazos, por lo que ahora la ventaja se la llevaba él. En cuanto a Riki, sólo a utilizado la caminadora, hizo una mueca pero si JungKook no le decía aún que era hora de cambiar, no había porqué adelantarse.

Confiaba en el mayor, después de todo era su entrenador.

- Entonces ¿estás diciendo que ahora le seré infiel a la caminadora por éstos? - apuntó las pesas.

JungKook soltó una carcajada y palmeó la espalda de Riki el cual sonrió al ver que su "chiste" le causó gracia.

- En efecto mi querido Riki - le dió la razón - Pero tranquilo, sólo levantarás las que yo te diga y como lo diga ¿Okey?

- Sí.

Riki levantaba las pesas poco a poco, no lo iba a negar, era mucho más complicado que correr eso era obvio. No se echó para atrás cuando sintió sus brazos temblar, no cuando la pulsera, su amuleto, adornaba su muñeca dándole así muchas más fuerzas para seguir hasta el final.

Con una mirada llena de seriedad y determinación alzó aún más las pesas. JungKook sólo sonrió ante eso, verdaderamente Riki llegaría lejos.

Muy lejos.

(♡)

- Bueno eso es todo, nos vemos mañana Riki - se despidió el mayor.

- Hasta luego hyung y gracias por todo - se despidió con la mano saliendo de ahí.

Acostumbrarse a éste tipo de rutinas le había facilitado muchas cosas, su energía e incluso reflejos habían elevado un poco más. Y no sólo eso sino su altura.

La última vez que lo midieron sólo alcanzaba el 1.68 pero después de un tiempo, lo volvieron a medir y casi se muere cuando le dijeron que ahora llegaba casi al 1.73 había crecido 5 centímetros en los últimos 5 meses. Un centímetro por cada mes.

Eso era genial.

- Estoy en casa - cerró la puerta tras suyo.

Subió a su habitación corriendo, se quitó la ropa y se metió a la ducha.

Unos minutos después salió con una toalla alrededor del cuello, se dejó caer de espaldas en su cama. Miró el techo luego su vista viajo al portaretrato que había en su mesa de noche. Se levantó quedando sentado en la orilla y tomó el objeto.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, con sus dedos delineó la silueta de la persona a lado suyo.

Sunoo.

Hizo una mueca y suspiro frustrado, aún se maldecía por haber sido tan estúpido y olvidar su anterior móvil en la banqueta de aquel parque, cuando se dió cuenta entró en pánico, regresando corriendo por el aparato pero para su mala suerte éste ya no estaba. Ese día fue brutalmente burlado por Jungwon y fue el día en donde insulto hasta más no poder.

Perdió lo único con lo que podría seguir en contacto con Sunoo, díganle tonto o idiota pero, pese a sus intentos no lograba acordarse del número completo de celular del rubio.

"Pensar en Sunoo siempre te vuelve idiota" fueron las palabras del pelirrojo.

Inconscientemente su corazón latió un poco fuerte, un pensamiento fue borrado de inmediato así que dejó en su lugar de nueva cuenta la fotografía. Se tiró a la cama otra vez.

No, no puedes pensar así de tu amigo.

Incluso Jungwon le decía que Sunoo podría estar enamorado de él. Sonrió divertido ante esa idea.

Como si esas cosas pasaran.

Eso era imposible. ¿Alguien tan lindo como Sunoo estaría enamorado de alguien como él? Ni en broma.

No podía enamorarse de su ángel.

Si lo hace sería el fin.

Nada volvería a ser como antes.

Le aterraba de sólo pensarlo.

Y no quería eso, así que...

- No puedo...- murmuró y apagó la lámpara cerrando los ojos.

Día 150. Listo.

(☆)

no juzgues a un libro por su portada ✧ sunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora