1. Desierto

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6:13 a

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6:13 a.m.

Hoy será el mejor día de mi vida, El día de mi boda.

Anoche fue mi despedida de soltera y hoy amanecí con resaca. No quiero levantarme aún y tener ojeras, pero tengo demasiada sed, entonces me obligo a salir de la cama a beber agua.

La sorpresa viene cuando abro los ojos y noto que no estoy en mi cama, peor que eso; ni siquiera estoy en una casa.

Me levanto asuatada, estoy en medio de la nada. Esto es un maldito desierto, literalmente.

"Calma, Camile". me repito. Estoy entrando en pánico ¿cómo me pido que me calme? La histeria revienta como bomba de tiempo.

—¡Aaaaah! —grité en dirección al sol.

Mi corazón late acelerado, me pregunto que hice para amanecer aquí. No tengo recuerdos de anoche, estoy sola, sin idea de donde ni cómo salir de esta.

El sol apenas empieza a salir, por eso no he muerto de insolación, pero casi muero de hipotermia por pasar la noche tirada en la arena. Justo ahora estoy muriendo de sed. Si no empiezo a buscar el camino de regreso, algo de todo eso logrará matarme.

Casi no tengo saliva para refrescar mi garganta, la resaca no ayuda mi condición . Me arrepiento de haber bebido tanto. Lo peor es que no recuerdo haberlo hecho, pero no tengo duda que el alcohol me hizo terminar aquí.

¿Qué hago? Para saber a donde ir, primero debo saber de donde vengo. Busco pistas que me digan algo.

Reviso mis bolsillos, cargo puesto un pantalon con varios bolsillos, y una chaqueta encima de mi blusa. Saco todo lo que encuentro, solo llevo mis llaves, dinero en efectivo y un boleto para el tren.

No veo ningún tren o estación cerca de aquí. Solo me frustro de nuevo, este día no está saliendo como lo pensaba.

Empiezo a caminar sin saber a donde me dirijo, si me quedo aquí, hoy en lugar de estar en mi boda, estaré en mi funeral. Salvo que nadie me encontrará para hecerse cargo de mí, por lo tanto yaseré en la arena por la eternidad.

Solo veo grandes dunas que no me dejan ver lo que hay más allá. Lo primero que debo hacer es fijar el norte para no perderme.

El reino de Adalas limita con el desierto al sur, para poder regresar el instinto me dice que vaya al norte.

Y si camino sin determe puedo llegar a tiempo hasta para casarme, pienso en eso para darme ánimos para no rendirme.

Mi boda está programada para las dieciséis horas en el palacio del reino, puedo lograrlo si me lo propongo.

Era un martes en la noche en el reino Adalas en que salia con mis amigos, martes de tacos, mi noche favorita de la semana

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Era un martes en la noche en el reino Adalas en que salia con mis amigos, martes de tacos, mi noche favorita de la semana.

El bar estaba lleno como todas las noches, las luces tenues, y la gente aglomerándose en la barra esperando a ser atendidos. Mientras esperaba por la orden de tacos para mí y mis amigos, katie y Joe, fuimos a bailar.

La música estaba fuerte, y no quise esperar más. Bailé con el ritmo, me deje llevar cual olas de mar y entre las vistas me encontré con la de mi caballero misterioso.

Mantuve contacto visual con él, mientras seguía bailando, después se acercó más a mí.

—¿Quieres bailar conmigo? —preguntó de forma cordial.

Tenía un porte de caballero que me gustó desde el primer momento, era totalmente mi tipo. Tenía el cabello castaño claro y ojos azules. Llevaba una camisa blanca con los primeros botones abiertos, hombros anchos, y brazos fuertes.

—Sí, claro —acepté con una sonrisa amplia—. Amo esta canción.

—Es mi favorita —dijo, eso le daba un punto a su favor.

Bailamos juntos, era ágil con la música, me guiaba confiando en los pasos, me sonreía de vez en vez, me hacía perder la concentración su esplendida carisma.

Él era maravilloso y tan atractivo, supe entonces que lo quería para mí.

La música paro. Tomamos un respiro. Era buen momento para charlar.

—Soy Camile —me presenté.

—Lindo nombre —agarró mi mano y la acercó a sus labios para besarla—. Yo soy Niko.

—Ese sí es un lindo nombre —dije, embobada viendo mi mano que recién había tocado con sus labios.

Intento hacerle preguntas para conocerlo mejor, me responde muchas y me devuelve otras , pero también dejó muchas sin responder, no respondió en que forma volver a contactarlo, ni un número, dirección, nada, si tenia suerte solo esperariamos a que el destino nos volviera a juntar en alguna ocasión.

Acepté que fuera así. Él era del reino, había posibilidades de que pudiera volver a verlo.

Se hicieron las doce y la calabaza se convirtió en carroza. Él dijo que tenía que irse.

Al día siguiente esperaba poder verlo allí, pero eso no pasó. Él no llegó, no me desanimé y seguí yendo al mismo bar con la esperanza de encontrarlo y decirle que las coincidencias nos había vuelto a juntar.

Quería encontrarme con mi caballero misterioso en cualquier momento del día. No tenía idea de como iba a lograr verlo de nuevo, ni siquiera sabía de cuál parte del reino era o alguna pista suya. Solo me quedaba el recuerdo de la noche en que lo conocí.

Bienvenidos a El día de mi boda
Esta historia tiene dos líneas de tiempo la primera está en presente y la segunda es el pasado y estará en cursiva.

Espero que les guste.

El día de mi bodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora