Capítulo IV

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Aquella mañana era como otra cualquiera, y como era de costumbre fue a dar un paseo cerca de aquella iglesia tan antigua que conservaba el pequeño reino, pero esta vez decidí salir un poco antes, justo antes de que los rayos del alba hicieran de su presencia, supuso que retirar una hora de su sueño para ver el amanecer desde uno de los puntos más altos no hacía ningún mal a nadie, caminó por el camino de piedras hasta llegar a contemplar aquella iglesia cuyo exterior era consumido por la vegetación, se paró unos instantes para observar lo que antes era una de las iglesias más importantes en sus tiempos, le traía unos muy buenos recuerdos de cuando la visitaba con su madre, pero tan rápido como aquellos recuerdos florecian en su mente se esfumaron al ver como de una de las ventanas de aquella estructura salía una criatura que jamás había visto en su larga vida, su presencia se esfumó de un segundo a otro al subir a toda velocidad al cielo en dirección al bosque, sabía que esto debía de ser informado al gobernador de aquel reino para que acabará con aquella amenaza, volvió siguiendo el camino que había recorrido anteriormente mientras corría entre las callejuelas empujando de vez en cuando a algún que otro comerciante del lugar, no le importaba en absoluto, además, no es que fuera a mucha velocidad debido a su edad, al llegar al castillo las puertas les fueron abiertas por los guardianes que vigilaban la entrada del mismo,
- Adelante señor Phil- saludaron a aquel hombre mayor para que luego esté se dirigiera a la sala del trono esperando encontrarse al gobernador sentando como de costumbre, pero este se encontraba en el balcón admirando su pequeño y querido reino,
- Buenas padre,¿ a qué se debe tu visita?- el rey del lugar se dirigió hasta aquel hombre rubio de baja estatura para darle un pequeño abrazo de bienvenida,
- Buenas hijo mío, verás, ¿recuerdas la iglesia abandonada en lo alto de la colina?- el castaño de pelo un tanto ondulado asintió con la cabeza separando el abrazo con si padre para poder oírlo mejor,
- He visto una criatura alada, y no, no es un ángel, era demasiado robusto para ser uno, y quién sabe si hay más de esos en el interior de la iglesia- el castaño se habría reído en la cara de cualquiera que le hubiera contado aquella disparatada, pero recordó que se lo estaba diciendo su padre, aquel rubio no tenía edad como para hacer novatadas, además de que el tono de su voz alterada y su agitación eran norables, así que no dudaba de aquellas palabras del anterior gobernador,
- Mandaré a una patrulla para que inspeccionen el lugar a medio día, si hay algo en aquella iglesia no dudes que acabarán con ello- intentaba calmar la alteración de su padre con aquellas palabras que salían de su boca con total seguridad,
- Will, que lleven a algún sacerdote y agua bendita, nunca se sabe lo que pueda haber allí, hay rumores de que se hicieron rituales en aquel lugar, lo más seguro de que sea lo que sea que ví fuera un demonio- colocaba bas manos sobre los hombros de su hijo, no debían de correr ningún tipo de riesgo,
- Tranquilo, me aseguraré de ello, además, Tommy irá encabezando la patrulla- que su hijo menor fuera a aquel lugar para enfrentar a algo que desconocían completamente no le agradaba del todo, pero confiaba en que el gobernador sabía perfectamente como manejar aquella situación, cosa que le calmaba un poco, se despidió de su hijo para luego salir del palacio y volver a su humilde casa junto a su adorada mujer, sabía perfectamente que las puertas del palacio estaban abiertas para él, pero preferiría llevar una vida más humilde junto a la persona que más amaba en el mundo.

- Recuerda Tommy, a mediodía, ni antes ni después, ya he organizado todo, el sacerdote vendrá dentro de unas horas para bendecirte, así que haz todo lo que te diga en ese momento- el castaño quería asegurar la protección de su hermano menor, era lo único que le quedaba aparte de sus queridos padres, no quería perderlo por algo que se podría haber evitado, no como a él,
- Sí, sí, lo que tu digas,pero no hace falta tanta protección, ya no soy un niño, además, el sacerdote podrá encargarse fácilmente de lo que sea que vió padre- el chico rubio se veía seguro de si mismo, cosa que no sorprendió al castaño, siempre era así, y la verdad que le agradaba bastante, esa actitud animaba los días tan aburridos en aquel palacio, solo rodó la mirada para volver a su pequeño rincón luego de haberle dado un pequeño golpe en la frente a aquel rubio antes de irse en forma de despedida.

Fallen || Karlnapity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora