Capitulo II

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- ¡Levanta de una vez!- el profundo sueño del exorcista fue interrumpido por la sonora voz de aquel ángel, voz que ignoró completamente, se encontraba adolorido y somnoliento, lo único que quería en aquel momento era descansar, el alado al notar como era completamente ignorado por aquel ser inferior decidió agarrar bruscamente la colcha en la que el joven estaba envuelto para lanzarla a un lado,
- ¡Que te levantes!, es la última vez que te lo digo, la próxima vez no será una sola voz.- esa fue la advertencia necesaria para que Alex se incorporará frotando sus ojos para adaptarse a la claridad que entraba por los grandes ventanales, además no quería tentar la paciencia de aquel ente de ojos rojos, se notaba que no era tan sociable como su compañero púrpura,
- ¿Como esta tu tobillo?- la voz suave del demonio hacia presencia a la vez que su alta y fina figura, se encontraba saliendo de una especie de bodega con una barra de pan y un poco de agua, se dirigía hacia el a un paso tranquilo,
- Creo que mejor...- todavía no confiaba en aquellas entidades, y menos en la empluda, tampoco es que quisiera entablar una conversación con alguna de ellas,
- Eso es bueno, te he traído algo para comer- el demonio dejó enfrente suya la barra de pan y la cantimplora que usó para limpiarle las heridas la noche anterior, no comería nada de lo que le dieran, el demonio al ver el rechazo hacia la comida solo se puso en pié para dirigirse hacia su compañero azabache que miraba la escena de mala manera, en ese momento Alex pudo observar la diferencia de altura entre ambos, luego observó como el demonio se inclinaba para susurrar algo en el oído del ángel, sea lo que sea que le haya dicho no pareció ser de mucho agrado al alado, pero igualmente le dedicó un gesto de aprobación para luego estirar sus enormes alas y salir a toda velocidad por un ventanal falto del típico cristal colorido, creando una fuerte corriente de aire en el acto, una corriente igual a la que le impacto la noche anterior, sin duda el causante de sus heridas fue él sin ninguna duda,
- Si no quieres comer pan no te preocupes, le he dicho a Nick a que cazara algo para que sea más de tu agrado- así que aquella angelical entidad se llamaba Nick, penso que era un nombre que iba acorde con la personalidad del ángel, el demonio le sonreía calidamente, el pelinegro solo le dirigió la mirada para darle a entender que entendía lo que dijo, y la verdad estaba un tanto agradecido, no habría forma de que se comiera aquel pan, estaba duro como una piedra y un poco mohoso por la parte de abajo, le revolvía el estómago con tan sólo pensar el tiempo que tenía aquella comida si es que se le podía seguir llamando así.
Mientras esperaban al regreso del ángel, el demonio agarró de la mano herida con cuidado para cambiar las vendas por unas más limpias, la herida ya no sangraba tanto como el día anterior pero igualmente no se veía muy bien, una vez que terminó de cambiar las vendas se dirigió a esperar sentando en uno de los muchos asientos , mientras que el pelinegro tomaba unos sorbos del agua de la cantimplora que le había entregado el demonio anteriormente.
No fueron pasadas varias horas hasta que la presencia del ser alado entraba en el lugar, aterrizó enfrente del humano para luego tirarle el cuerpo sin vida de una libre de un tamaño considerable junto a un pequeño saco lleno de unas especies de hierbas y frutos que se había encontrado,
- Come me costó mucho atraparlo, y te lo vas a comer.- el exorcista miraba al ángel con incredulidad, las frutos se los comería sin problema alguno, pero, ¿no creería que se hiba a comer una liebre cruda, verdad?,
- Creo que hay que cocinarla un poco para que sea al menos comestible- un suspiro de molestia salió de la boca del ángel por el comentario de su compañero, pero pensó por un momento en que tenía razón, debía de recordar de que era un humano, la mirada del ángel se clavó en la liebre, liebre que comenzó a arder de la nada, el pelinegro dio un pequeño salto a el repentino fuego que embolia el cuerpo de aquel animal, pasaron unos segundos para que las llamas desaparecieran, en el lugar reinaba un fuerte olor a pelo quemado, puesto que, las llamas habían consumido completamente el pelaje de aquel animal dejando a la vista la churrascada piel de la liebre,
- ¿Ahora si puedes comer? O también quieres que la mastique por ti.- definitivamente no quería confrontar a aquel ente, y mucho menos después de que haya incendiado el cuerpo del animal con tan sólo la mirada, y no sabía cómo era ese ángel capaz de hacer algo así en menos de un segundo, sin rechistar agarró a aquel animal por lo que quedaba de sus orejas y darle una buena dentelladas en la zona del lomo, no sin antes haber esperado un poco, se esperaba que el interior de la liebre estuviera crudo debido al poco tiempo que estuvo envuelta en llamas, pero fue todo lo contrario, el interior estaba perfectamente hecho y tierno, mientras que la piel del exterior crujía con cada mordisco que le asentaba, definitivamente era la mejor carne que se había llevado a la boca desde hace mucho tiempo, solo paró de comer cuando comenzaba a notar que su estómago se encontraba lo suficientemente lleno, no dejó mucho más de un cuarto de carne que tenía aquella enorme liebre, para luego comer unos frutos rojos diversos, como moras y arándanos, haciendo unas muecas extrañas de vez en cuando debido a la acidez de algunos arándanos, cuando esto pasaba la sonora risa del ángel daba a notar como se burlaba de él al no ser un buen tolerante a la acidez, sacó una especie de flor extraña del pequeño saco para llevársela a la boca, pero la flor se le fue arrebatada rápidamente por el ángel,
- ¡Eso no se come idiota!, ¿Que te quieres intoxicar?, es una planta medicinal para los cortes- el de ojos carmesies le propinó un pequeño golpe en la cabeza debido a su glotoneria y estupidez, el pelinegro solo pudo quejarse de la acción para luego notar como tomaba su mano vendada bruscamente sin cuidado alguno haciendo que una punzada de dolor recorriera su cuerpo, reflejándose en su rostro, cosa que el demonio notó moviéndose rápidamente hacia donde se encontraban los pelinegros para supervisar que las acciones de su compañero no fueran demasiado bruscas para el humano, pero se encontró con todo lo contrario, los oscuros dedos de aquel ángel retiraban el vendaje cuidadosamente para luego colocar con suavidad las hojas machacadas junto a un poco de agua que había calentado con el calor que amenaba su cuerpo, creando así una especie de pasta de un color verde, intentaba ejercer la menor presión posible pero la suficiente como para que la mezcla llegara al interior de los cortes más profundos, el dolorido humano se retorcía levemente enfrente de el al notar el contacto de la mezcla en sus cortes, una vez que el ángel terminó, volvió a vendar la mano pero ejerciendo un poco más de presión que el demonio para asegurarse de que se manteniera esterilizada, el dolor en su mano iba disminuyendo poco a poco.
Una vez que el ángel dio por finalizado se puso en pie y volvió a la esquina donde descansaba habitualmente, Alex le agradeció al alado por haberle ayudado a apaciguar el dolor recibiendo una mirada un poco más agradable a lo normal.

Fallen || Karlnapity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora