Fallen || Karlnapity

Capitulo VIII

Los sonidos de la naturaleza inundaban la mañana en aquel frondoso bosque lleno de vida, el demonio y el joven humano esperaban a que el alado terminará de devorar su pata de liebre que había cazado en la madrugada cuando el sol comenzaba a salir, Karl pasaba sus manos por el oscuro y un tanto enredado cabello del joven que se encontraba mirando como aquel ángel arrancaba bruscamente un cacho de carne de la pata con solo una fuerte mordida como si fuera la cosa más inocente en toda la faz de la tierra, el demonio bajó sus manos del cabello de aquel chico hasta sus mejillas para luego hacer que este inclinaba su cabeza hacia atrás para llenar la frente de pequeños besos,
- Ya terminé, vamos- el ángel interrumpía el momento al levantarse de su pequeño rincón, como el había llamado a una de las esquinas de las cueva para luego limpiarse la boca con su antebrazo, para luego ayudar a ponerse en pie a ambos chicos que se encontraban sentados en la cama,el ángel dio un gran salto saliendo de la cueva planeando un poco para luego estirar sus bellas y grandes alas,para luego ser sorprendido por un beso en la mejilla por parte del pelinegro que había bajado con un poco de ayuda del demonio que se encontraba encabezando el paseo dejando un poco atrás a ambos pelinegros, el alado al ver esto se quejo de la velocidad a la que iba aquel demonio agarrando la mano del humano de un arrebato para luego correr para alcanzar al demonio mientras soltaban unas risas tontas que se escapaban de los labios de el trío.

Caminaron unos cuatro minutos hasta poder llegar a aquel lago, el demonio rebosaba de emoción dando pequeños botes por la orilla con cuidado de no caer al agua, después comenzó a despojarse de su ropa dejándola en lo alto de una roca bastante grande que descansaba en la orilla y comenzar a meterse en el lago delicadamente, luego le siguió el ángel quien lanzaba la ropa despreocupadamente por encima de su hombro entrando ruidosamente en el agua salpicando a aquel demonio quien reía ante el repentino comportamiento infantil que está había adaptado en un instante, luego el alado se dio la vuelta al notar la falta del pelinegro, lo vio parado en la orilla con una mirada un poco perdida, se acercó hacia él para hacerle un gesto de que se adentrará en el lago junto a ellos, tardó un poco más que sus compañeros en quitarse la ropa para dejarla en el suelo cerca de la orilla y comenzar a introducirse en el lago cuidadosamente siendo recibido por los brazos del ángel, este agarró sus brazos tirando de su cuerpo hacia el suyo chocando sus frentes sin querer haciendo que salieran unos quejidos de dolor por parte de ambos, el humano comenzó a notar como unas manos comenzaban a desplazarse lentamente por la zona de su espalda para luego notar como los inconfundibles suaves labios de aquel demonio tocaban la piel de sus escápulas y la zona baja del cuello, solo giro su cabeza para ser recibido por los labios de aquel demonio juntandose con los suyos, el cuerpo del ángel seguía en el mismo sitio que antes, solo que esta vez se encontraba con sus alas un tanto abiertas, haciendo que captaran la atención del pelinegro separando sus labios con los de aquel demonio que le apretaba la cintura con su cola, posó sus manos en la cintura de aquel ente para poder sentirlo más cerca a él, cuando la distancia entre ambos pelinegros era lo suficientemente corta para el agrado del de ojos oscuro aprovechó la cercanía para hundir su rostro en el mismo centro de aquel ángel, este permitió que aquel humano comenzará a pasar sus manos por la zona en la cual salían sus blancas alas, este notaba como eran apretadas sin ejercer demasiada fuerza en ellas como para lastimarlas, el tacto del plumaje era tan suave como si estuvieras acariciando la piel de un bebé, era un tacto adictivo para aquel pelinegro,pero que rápidamente fueron retiradas debido al notar como unos dientes afilados se clababan en su hombro,
- No tan fuerte que me haces daño, tienes que tener en cuenta que tus dientes son puntiagudos cariño- cuando ese apodo que había utilizado por el pelinegro pasó por los oídos de aquel demonio hicieron que un brillante rosa salmón comenzará a decorar el rostro púrpura del castaño grisáceo,
- Perdona, se me olvidó completamente por un momento- el ente púrpura acariciaba la zona marcada de un tono rojizo por la mordida que le había dado anteriormente como forma de disculpa, disculpa que fue aceptada sin ningún problema por parte de aquel pelinegro, su ojos oscuros se posó en la mirada carmesí del ángel que lo miraba de una manera un tanto extraña se podría decir, no extraña en el mal sentido, lo único que esa mirada dedicada a su persona era nueva para él, luego pudo observar como el rostro de aquel pelinegro se acercaba al suyo para dejar un pequeño beso en su labio inferior sin llegar a ser un beso como tal, eso pilló con la guardia baja a Alex puesto a que esa había sido la interacción más cercana de un beso que había tenido con el ángel, a diferencia que los del demonio, sabía perfectamente su sabor y lo suaves que estos eran, pero los labios de aquel ángel eran para él un territorio inexplorado aún, cosa que le hacían perder un poco sus nervios y la mirada provocadora que tenía aquel ángel no ayudaba en nada, solo pudo salpicar el rostro de quien tenía su mirada fija en el para que luego esté contraatacara levantando una cantidad considerable con sus alas creando así una especie de guerra acuática entre los tres, ambos pelinegros estaban tan concentrados en conseguir que la mayor cantidad de agua posible contra el cuerpo del contrario, Karl utilizó esto para ser capaz de pasar por delante de aquellos chicos buceando un poco sin llegar a meter la cabeza completamente bajo el agua pasando desapercibido como si de un pez que nadaba por allí se tratase, hasta lograr llegar a las piernas del alado, agarró los tobillos de este firmemente con su cola y con un hábil movimiento de esta fue capaz de derribar al emplumado haciendo que este chocará con su espalda baja un poco con el fondo de aquel lago, los contrarios comenzaron a atacar a Nick con el agua cristalina que rodeaba sus cuerpos,
- ¡Dos contra uno es injusto!- aquel ente pelinegro se quejaba como podía intentando cubrir sus cara con ambas manos para evitar que cayera agua en su boca mientras hablaba,
- ¡Tu tienes dos alas que hacen lo mismo que dos personas, ahora estamos en paz!- el demonio contraatacaba su argumento con uno un tanto más cierto, el de ojos carmesies decidió utilizar sus alas solo para molestar a los contrarios, o eso pretendía al principio, se puso en pie rápidamente para luego placar a los contrarios para que cayeran al agua como él hizo anteriormente, el pelinegro logró reaccionar a tiempo logrando así mantener el equilibrio un poco para que solo su parte hasta el pecho fuera embuelta por el agua, por otra parte el demonio no tuvo tiempo de reaccionar haciendo que se hundiera en el fondo del lago, unas risas frenéticas por parte de los pelinegros comenzaron a salir al ver como el cabello de aquel demonio había perdido todo su volumen y esponjosidad, sus ojos estaban ocultos tras el mojado cabello haciéndole ver aún más gracioso para sus compañeros y para él, pasaron varias horas jugando y correteando por el lago como si fueran tres niños pequeños que corrían por una plaza, de vez en cuando habían alguna que otra caída al correr en el agua pero nunca llegaba a lastimar a ninguno de los tres jóvenes, cuando se cansaron de esto decidieron descansar un poco en la orilla del lago, menos cierto alado que se recostaba en la misma orilla con sus brazos apoyados en el césped, el ángel dirigió su mirada al cielo para poder deducir cuantas horas de luz quedaban dependiendo de la posición en la cual se encontraba el sol,
- Ya está comenzando a anochecer lo mejor sería volver a la cueva- salió del lago para dirigirse a recoger su ropa que se encontraba doblada a la izquierda del demonio y el humano, estos ya se habían vestido hace un rato y recogieron la ropa del alado que estaba regada por todo el césped, aquel pelinegro que se encontraba empapado solo necesitó incrementar altamente su temperatura corporal haciendo que el agua que descansaba en su piel terminará por evaporarse para luego volver a regularla hasta alcanzar su temperatura normal, una vez que se encontraba seco comenzó ponerse su ropa correspondiente para que esta vez sea él quien encabezará la vuelta a la cueva.