Capitulo XII

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El sonido metálico proveniente de las pisadas y los choques de las distintas partes de las armaduras de un pequeño grupo de templarios resonaban entre los pasillos del inmenso palacio acompañados por la seria y amenazante voz del gobernador, este daba las órdenes y el orden a aquel escandaloso momento, los templarios iban y venían de un lado a otro cargados o bien con partes de armaduras, o, con armas para los demás, uno de aquellos templarios entregó una armadura especialmente diseñada a medida para el gobernador del lugar, el quien encabezará esta vez el largo camino que les quedaba por recorrer, aquel castaño abrió la caja de madera en donde se encontraba aquella hermosa y resistente armadura, las extremidades de estas estaban bañadas en estaño decorada con pequeños trozos de cobre que simplemente eran para darle un aspecto más elegante a aquellos acabados, mientras que el resto de la armadura era de un brillante y pulido hierro pesado para asegurar la protección del rey, en las zonas del pecho, espinilleras y finales de los brazos estaban decoradas con un detallado diseño estampado bañado en una especie de mineral brillante que hacía resaltar la figura y presencia de quien era el gobernador, comenzó a colocar cuidadosamente cada parte de aquella pesada armadura, una vez que estaba preparado, solo le hizo falta un sonoro pisotón en el suelo para que todos aquellos templarios formaran un pasillo frente a el que le guiaba hasta la salida del palacio, a medida que se acercaba a la salida una fila de hombres armados y con armaduras brillantes le seguían, a la salida le esperaba su hermano menor junto a su caballo estrella Carl, se acercó hasta ellos y retiro las riendas del animal de su hermano para luego montar al equino dando la orden de que cada hombre que le acompañará en aquella misión escogiera un caballo, no se podían permitir el lujo de no llegar a tiempo, solo tenían una oportunidad, al ver que sus hombres ya tenían un caballo al cual cabalgar decidió emprender el viaje no sin antes ser llamado de un tirón en su brazo por parte de su rubio hermano,
- Déjame ir contigo Will, puedo ser útil, prometo que no me pasará nada esta vez- aquel joven miraba a los vacíos ojos del mayor quienes lo miraban incrédulo dándole a entender que le prohibía unirse a ellos, antes de que el de ojos azules le diera tiempo a intentar convencer a su hermano mayor este ya habia empezado a galopar a gran velocidad seguido del grupo de templarios alejándose lo más rápido posible de las quejas o peticiones del menor, sabía que esta vez iba a ser una batalla difícil y larga, a menos que llegarán a tiempo y no enfrentaban de cara a cara al principal problema, si eso ocurriera sabía que todos los que estaban involucrados en esta misión, incluido él, no volverían a ver otro amanecer, así que no había tiempo que perder.
Llego a una habitación estratégica que tenía y paro impacientemente hasta que vio a un cuervo de gran tamaño, sabía que era su señal y comenzó a seguir a aquel ave que los guiaria a su destino por la ruta más rápida posible sin problema alguno.

Salieron en esa misión a altas horas de la media noche, no faltaba mucho para que los primeros rayos del alba hicieran su aparición, y esto aquel gobernador lo sabía, llevaban ya bastante tiempo cabalgando siguiendo a aquel oscura ave, pero a medida de que la seguían sabía que se acercaba a su objetivo, puesto que, cada vez más se podía apreciar una inmensa montaña haciendo que este sonriera y mandara a acelerar el paso señalando hacia aquel montón de piedras que formaban aquella montaña mientras gritaba aquella orden y movía las riendas de su caballo para que esté se moviera más rápido, si querían tener tiempo de sobra debían de llegar antes de que el sol saliera.
Al llegar a una zona más cubierta aquella ave desapareció entre las copas de los inmensos y frondosos árboles del lugar, dando a entender de qué su objetivo no estaba muy lejos, bajo de su caballo haciendo que su grupo hiciera lo mismo, caminaron habiéndose paso entre la maleza de aquel pacífico bosque cortando alguna que otra rama para que los caballos pudieran pasar sin ningún problema, llegaron hasta un lago rodeado de árboles, decidieron que aquel era un lugar perfecto para dejar a los caballos, y eso hicieron, dejaron a los caballos pastando y bebiendo agua de aquel lago para luego seguir caminando cautelosamente hasta encontrar la boca de una cueva, el castaño oscuro miró hacia el cielo observando la luna y el tono un poco rojizo que asomaba por el orizonte, habian llegado justo a tiempo, dio la orden de guardar silencio para agazaparse y acercarse a la cueva que tanto tiempo había buscado observando en su cercanía una cabellera negra y una figura de un tono púrpura al fondo de aquella cueva, estaban en la posición perfecta, solo debía de esperar el momento indicado para mandar a sus hombres al interior de aquel frío lugar para hacer lo que por tantos días y meses había estado planeando, en el momento de que aquella fina figura morada volvió a hundirse en una especie de mueble para buscar algo dio la señal de interrumpir en aquella cueva, los seis templarios que le acompañaban entraron con las armas desenbainadas al interior sorprendiendo al joven que tenía una especie de prótesis dorada que usaba con ojo, pero antes de que este pudiera dar la voz de alarma a su compañero fue atrapado y callado por dos de los templarios, estos le tapaban la boca fuertemente con una de sus manos dificultando el paso del aire a sus pulmones haciendo que se moviera en busca de oxígeno, por sus suerte pudo al menos liberar su nariz, pero, sus brazos eran apresados en la espalda bruscamente lo que le generaba pequeñas punzadas de dolor en su espalda, al ver esa escena el de ojos color avellana decidió entrar en el interior de la cueva dedicándole una mirada de superioridad al joven que estaba siendo apresado, su atención fue desviada hacia otra parte de la cueva en donde se escuchó como uno de los templarios era golpeado fuertemente contra el suelo, esto hizo que un sonido metálico con un quejido de dolor por parte del hombre retumbara por las paredes rocosas del lugar, aquel demonio tenía fuerza sin duda, otro sonido de metal salió al dar un golpe seco con su cola a al armadura de uno de sus hombres que intentaba separarlo de su compañero, una marca de un corte que cruzaba de hombro a hombro la parte superior de la armadura de aquel soldado se vio en el momento que este cayó hacia atrás debido al golpe, al parecer aquel diablillo podía cortar con la punta de su cola, esto no le hizo ninguna gracia al cabecilla de la patrulla, creía que solo tendrá que cuidar no encontrarse en un enfrentamiento cara a cara con el ser emplumado, pero al parecer, aquel demonio era bastante molesto también,
- Yo qie tu no haría eso, a menos de que quieras ver la cabeza de ese horrible chico rodar por el suelo- con el chasquido de los dedos de aquel castaño hizo que uno de los templarios que retenido al pelinegro agarrara su cabelleray tirara de ella hacia atrás para exponer la morena piel de su cuello al filo de una afilada espeda que relucia a la luz del fuego haciendo que los ojos del joven se cerrarán con fuerza, en el momento en el que aquel demonio vio en la situación en la que se encontraba entendió que estaba acorralado, no podría hacer nada contra ellos mientras que tengan a su amado amenazado de vida o muerte, no se podía permitir perderlo, así que solo dejó que el templario que estaba aturdido en el suelo se pusiera en pie mientras él se mantenía inmóvil,
- Así me gusta, obediente a mis órdenes- el tono que usaba el castaño hacían que quisiera estar sordo en ese momento para no escuchar el veneno que acompañaban a sus palabras, una mirada amenazante era recibida mutuamente entre ambos jóvenes altos, el castaño solo sonreía de una manera inquietante mientras que el demonio se tensaba por cada segundo que pasaba y aquel pelinegro no estaba a salvo junto a él, el templarios que recibió la cortada en la armadura anteriormente por parte de aquel ente púrpura se acercaba sigilosamente por la espalda de quien había sido su atacante momentos anteriores, el pelinegro solo se podía retorcer lastimandose a si mismo en un intento en vano de avisar a su querido de aquella emboscada, palabras intangibles y sonidos extraños salían de la boca de aquel joven,pero estos eran callados por la manos que le tapaba la boca haciendo que atrapará finalmente a aquel demonio, este solo se revolvía patalear y propinado fuertes golpes logrando deformar la armadura de quien le intentaba contener a toda costa, estos golpes cesaron al notar como unas gotas de agua bendita caían sobre su rostro haciendo que un fuerte quejido saliera de entre los afilados dientes de aquel demonio, el pelinegro pudo ver como aquel castaño había rociado ese líquido que debilitada a aquella entidad la cual perdió fuerzas con el primer contacto, el cual le generó severas quemaduras en gran parte de su rostro, las manos y piernas de aquel castaño grisáceo fueron atadas haciendo que este se mantuviera de rodillas sin poder moverlas, de un momento a otro los alaridos de dolor comenzaron a salir de aquel indefenso ente a medida de que aquel gobernado dejaba caer una botella de agua bendita sobre la cabeza de aquel demonio, el pelinegro solo observaba como su amantes era torturado por aquel hombre, el demonio se retorcía de dolor en el suelo mientras se quedaba sin fuerzas como para gritar, una gran dosis de aquel líquido hacia su cuerpo fallará y se entumeciera haciendo de él un lanco fácil, la mano que apresaba las palabras del joven moreno fue retirada dejando que este pudiera tomar varias bocanadas de aire,
- ¡Dejalo en paz pedazo de cabrón!, ¡¿eres tan débil que tienes que ir por la espalda y rodearte de caballeros para sentirte superior?!- la mirada avellana del mayor en estatura se clavó en aquel pelinegro que dedicaba esas palabrasa a su persona con todo el odio en su alma, se acercó a aquel pelinegro con un paso tranquilo dejando a un dolorido y debilitado demonio atrás mientras que este sufría de varios espasmos debido al dolor infernal que este estaba sufriendo, aquel joven de ojos oscuros como el carbón notó como el aire de su cuerpo salía y su ganas de vomitar aumentaban debido a que aquel castaño le había propinado un fuerte golpe seco en su estómago, el rey tenía fuerza en los brazos a pesar de estar leyendo la mayor parte del tiempo, quien lo podría decir,
- No me creo superior, soy superior a ti, soy superior a todos, mi palabra es al ley.- dichas esas palabras otro golpe fue recibido por el pelinegro, pero esta vez fue un derechazo que acabó en la mejilla cicatrizada del joven, pero este no salió ileso de sus acciones, recibió un fuerte cabezazo por parte de aquel pelinegro, este soltó un quejido para luego dirigirse lentanmente al ente que estaba tirando en el suelo de aquella cueva, desembainó su espada y de un golpe certero cortó la cola de este haciendo que otro alarido terrible saliera del demonio haciendo que unas lágrimas cayeran por las mejillas de este debido al dolor,
- ¡NO, NO, PARA, DETENTE!- los gritos desesperados del pelinegro eran escuchados por aquel castaño pero a la vez ignorados por el mismo, agarró el débil cuerpo del demonio y lo tiro frente a las rodillas de aquel joven, este al ver como la cabeza de aquel este chocará contra el suelo hizo que uno de sus cuernos se partiera a la mitad hizo que su ansiedad y preocupación aumentarán, este intento dejarse caer al lado de su compañero pero fue rápidamente detenido por aquel castaño que observaba la escena con satisfacción al ver la desesperación en la mirada del pelinegro y el dolor en la del demonio, agarró del cuerno que aún mantenía de una pieza aquel demonio para ponerlo cara a cara con aquel joven quien dejaba escapar lágrimas que mojaban el suelo rocoso de la cueva,
- ¿Un último adiós?- Al escuchar aquellas palabras y divisar el afilado de la espada del gobernador unas súplicas desesperadas que salían a gritos por la boca del pelinegro mientras unos ríos de lágrimas se habrían paso por su ojo para acabar recogiendo su mejilla, se retorcía desesperadamente en busca de algo de compasión por parte del castaño, pobre de el que ingenuamente creía que eso existía en el interior de aquel ser humano, la mirada dorada del demonio lo miraba por sus últimos momentos utilizando sus pocas fuerza para dedicarle una débil y sincera sonrisa,
- Dile a Nick que ambos sois y siempre seréis la luz que alegre mis días en este mundo lleno de crueldad..- al terminar aquella frase el sonido de unas cuerdas partiéndose dejaron las manos libres del aquel ente para que gastará sus últimos momentos limpiando las lágrimas que salían descontroladamente por el ojo de aquel pelinegro mientras que el mismo aplastada su rostro contra las frias manos de su amado, aquel pelinegro notó como aquellas manos caían lentamente a la para que un hilo carmesí salía de entre los finos labios de aquel demonio antes de que este cayera desplamado en su pecho para luego ver cómo aquel castaño sacaba la oja de metal bañada en un cálido líquido carmesí de la espalda de aquel ente haciendo que un llanto desconsolado saliera de sus adentros,
- Karl...¡levanta!....vamos- este zarandajas el cuerpo sin vida de su amado como podía en busca de una respuesta para evitar la dura realidad que pronto comenzaba a aceptar , el cuerpo de aquel ente fue tirado hacia atrás por el de ojos avellanas quien se mantenía con una mirada vacía, son sentimientos humanos, hizo un corte en el pecho de aquel pelinegro para luego cortar las riendas de sus extremidades dejando que el moribundo chico pudiera abrazar el inerte cuerpo de una de las personas que más amo cariciando el pelo del mismo mientras lo apretaba contra su pecho, pasó unos minutos bajo la mirada del castaño hasta que aquel chico dejó su último beso en el rostro púrpura pata luego unirse a él en el descanso eterno, el gobernador miró por última vez a ambos chicos soltando un suspiro de satisfacción ante sus acciones, no tenía ningún tipo de remordimiento, había logrado su cometido, se giro en busca de sus compañeros encontrándose con un ente de alas blancas como el cuarzo aplastando de una forma grotesca al último de sus compañeros que quedaba en pie, los ojos carmesies de aquel alado se fijaron en el para luego avanzar hacia el a toda velocidad agarrandolo por uno de sus brazos para partirlo fácilmente mientras que lo levantaba pese a la gran diferencia de altura entre ambos, unos golpes eran recibido por parte del azabache el cual ni se inmutaba consumido por la rabia y la ira, solo quería acabar con aquel quien les había causado tantos problemas,
- Alto, no pueod permitirte que lo mates- un escalofrío recorrió el cuerpo del ángel al escuchar una voz extrañamente conocida, al girar su cabeza y clavar la mirada en un cambiaformas rubio oscuro de ojos verdes hizo que un "click" sonará dentro de su cabeza, ahora comprendía como pudieron saber donde se encontraban, las horas y el tiempo en el que salía a cazar, a quien retener para controlar, no lo podía creer, todo fue por culpa de aquel rubio oscuro, él fue quien ayudo a él desgraciado del gobernador a encontrarlos, una ira y ardor en el pecho de aquel ángel crecía por momentos, lanzó contra la pared de las paredes rocosas al castaño oscuro dejando a este inconsciente en el instante, la mirada carmesí de aquel alado brillaba por el odio que se generaba en el interior de su ser al saber como había sido traicionado por una de las personas en la cuales confiaba, aquel cambiaformas al ver como este se aproximaba hacia el de una manera amenazante hizo que sus sentidos de supervivencia le hicieran convertirse en una liebre para salir corriendo de aquel lugar, pero no le sería tan fácil, aunque que aquel se ocultara bajo sea ramas de los árboles de aquel bosque era seguido por el cielo por el alado, este sabía perfectamente hacia donde se dirigía, la persecución duro varios quilometros hasta llegar al claro en donde se encontraba la acogedora cabaña de madera, pero antes de que aquel cambia formas logrará llegar a ella fue atrapado por las fuerte manos de aquel alado, este lo logró agarrar del cuello estrangulandolo lentamente haciendo que volviera a su forma humana mientras caía de espaldas en el césped de aquel claro, notaba como las manos del alado le quemaban la piel del cuello lentamente, sabía que quería crearle el mayor dolor y sufrimiento que pudiera, la falta de oxígeno estaba haciendo que el de ojos verdes comenzará a marearse, pero este notó como la presión que estaba siendo ejercida en su cuello desaparecía, al aclara la vista logró ver los preocupados ojos de distinto color de George, su querido George,
- ¡Clay!, ¿¡Nick qué te pasa!?- la manos del brujo pasaban cuidadosamente por las quemaduras que había dejado el alado en el cuello de aquel joven,
- Oh dios..¿Que te ha pasado?,¿por qué estás manchado de sangre?- el brujo recostó cuidadosamente a su querido compañero para ir a revisar el estado de salud de su amigo, este parecía estar bien pero no comprendía el odio que este desprendía,
- Él a pasado.- su voz era intimidante y saca, señaló al dolido cambiaformas que se encontraba aún recuperando el aliento, este recibió una mirada de miedo y duda por parte del castaño, no creí creer que eso lo hubiera hecho su amigo, retrodio varios pasos hacia atrás en busca de calma mental por un momento alejándose de ambos,
- George, tengo mis motivos, porfavor, tienes que creerme- al escuchar la voz de aquel ojiverde el alado fue amenazante haciendo a él nuevamente pero fue detenido por su amigo de ojos bicolor,
- George aparta, déjame terminar lo que empezó. - utilizó un tono amenazante por primera vez sobre su amigo, esto hizo que el mencionado tuviera que cerrar sus ojos para no perder la compostura delante de su encolerado amigo,
- ¿Enserio George?, es un traicionero- el tono de voz de Nick subía por segundos al igual que la tensión entre los tres chicos, aquel castaño que no importará lo enfadado o consumido por la ira que estuviera su amigo que no sería capaz de hacerle daño, y llevaba razón en eso, aquel azabache no podría dañar a su amigo, a quien tanto quería, el único que le quedaba,
- George, que eliges, a tu amigo o a un asesino- la spalabras del alado se clababan como dagas en el corazón de aquel castaño, se imaginaba lo que había ocurrido, pero creía en las palabras del oji verde, aunque para ser sinceros en ese momento se encontraba al borde de derrumbarse debido al estrés de ese momento,
- Nick no me hagas eligir.. porfavor..- el azabache miraba incrédulo a su amigo, ¿como podía tan siquiera tener que pensar decidir?, solo se mantenía de pie sin avanzar ni un paso al igual que aquel brujo no retrocedía ni un milímetro,
- ¿Por que?,¿ lo elegirías a él verdad?- el silencio y la mirada baja de su amigo confirmaban las sospechas de su compañero haciendo que notará como un cacho de su corazón se desprendía de su interior, no podía creer que su amigo eligiera a aquel monstruo antes que él, con un nudo en el estómago susurro "Ya veo.." pata luego dar la espalda a aquellos chicos y se dirigiera a agarrar vuelo, pero su brazo fue agarrado por su amigo que con lágrimas en sus ojos le pedía que no le dejara, que lo podrían solucionar, pero no para ya era demasiado tarde, con un movimiento brusco se libero del agarre del castaño para luego arrancar un broche de oro que tiro con desprecio al suelo, esto había sido un regalo antiguo de parte del brujo quien se tiro entre lágrimas a recoger aquel broche para devolvérselo pero al alzar la mirada aquel alado ya se había ido, este solo pudo correr hasta el cambia formas dejándose caer en los brazos de este dejando salir el dolor interno que este tenía al perder a una gran amistad.

Había llegado de lanzar el cuerpo inconsciente del gobernador a un río cercano para deshacerse de ese ser que ni tan siquiera se podía llamar humano, su mirado se fue a parar a los cuerpos inertes de sus amados, este se hacer lentamente jasta ellos dejándose caer al lado de estos, agarró las manos de ambos para darles un beso esperando reacción o que el cariño fuera devuelto, pero al mirar a los ojos sin vida de ambos y notar la frialdad de sus cuerpos hizo que un dolor recorriera todo su pecho haciendo que unas pequeñas lágrimas comenzaran a salir de sus oscuros ojos, abrazo a ambos cuerpos en un intento desesperado en devolverles el calor esperando que estos volvieran a la vida con esto,
- Vamos, no podéis dejarme todavía, nos queda mucho por vivir los tres juntos...- aumentaba su temperatura corporal esperando a que reaccionaron, mientras más los abrazaba o hablaba más difícil le era retener las lágrimas que terminó por dejar ir al dejar de abrazarlos y aceptar que se habían ido,
- No me dejéis..estaré solo si no estáis conmigo...sois lo único que tengo...- en ese punto aquel alado no podía sentir otra cosa que no fuera dolor y angustia al saber que a partir de ahora estaría solo, que ellos no volverían para dedicarle aquellas dulces caricias y besos, tenía planeado proponerles ser una relación estable, quería eso en su futuro, estar junto a ellos sin preocupaciones, tener a alguien en sus momentos de tristeza o a alguien para ayudarle a resolver los problemas de la vida, pero ahora solo se tendría a si mismo, y tendría que saber a convivir con ello, cargando con el peso de que no pudo protegerlos , de que los dejó morir sufriendo mientras que el solo no estaba allí, había perdido ya la cuenta del tiempo que había pasando sollozando y pidiendo perdón por no haber estados con ellos, el debía de haber sido el que estuviera muerto, no ellos, ellos no se merecían esto...

Nick se encontraba en aquel campo de flores en el que decidieron dar el primer paso en su relación, pero aquel lugar se convirtió en donde se encontraban enterrados los cuerpos de sus amantes, aún tiene aquel amargo recuerdo de como hacía un agujero en medio de aquel campo para enterrar a sus querido juntos, quería asegurarse que no estuvieran solos como él, que se tuvieran el uno al otro incluso después de la muerte, acariciaba cuidadosamente un broche de plata que portaba aquel demonio a todos lados mientras que el recuerdo de como los enterraba pasaba a ser el recuerdo de las caricias y abrazos de Alex y de los suaves y dulces besos de Karl, a medida de que lo imaginas los sentía a su lado, sabía que lo observaban pero en el momento que abandone aquel lugar sabe que habrán alcanzado la paz que tanto habían buscado, por fin podrá demostrar su amor sin tener miedo o tener que esconderse, eso hacia que la soledad a al que se comenzaba a enfrentar aquel alado fuera más llevadera, dejó un saco de frutos rojos junto a una liebre cocinada como ofrenda a sus amados para luego abandonar aquel lugar y pusiera rumbo a abandonar aquellas tierras dejando atrás todos los recuerdos y momentos que pasó junto a ellos dejando caer una lágrima que fue secada por su propia mano antes de alzar el vuelo y decir un adiós definitivo a las personas que le hicieron sentir vivo.

El amor es un arma de doble filo que se puede presentar en muchos tipos y formas, es hermoso mientras dura pero doloroso en el momento en el que se va, y eso es una lección que aquel alado aprendió, sabía que jamás podría amar a nadie, dio todo su amor a dos chicos que se lo devolvían día a día pero que se marcharon para no volver.

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• Este es el final de esta historia, seguiré trabajando en historias parecidas a esta, además de que esto no hubiera sido posible sin vuestro apoyo, os estoy muy agradecido ♡♡

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