Capitulo IX

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El gobernador del pequeño reino se encontraba junto a su querido padre en unos de los pintorescos y amplios balcones que tenía aquel elegante palacio, el rubio de mediana edad se encontraba recostado en la barandilla de cuarzo retocada con pequeñas partes las cuales estaba hechas de oro puro al contrario que su hijo el cual mantenía una postura erguida y elegante oro siempre, ambos observaban a cierto joven rubio a quien no hace mucho se le había sido otorgada su pierna de madera que había encargado su hermano mayor específicamente para él, aquel rubio intentaba mantener el equilibrio a la hora de dar varios pasos luego de haber estado un largo periodo de tiempo sin caminar ni mover su parte baja del torso, este estaba apunto de caer en el suelo al intentar correr, pero no sería su primera vez puesto que había sufrido de varias caídas indolora gracias al verde césped del cuidado jardín del palacio, pero fue agarrado antes de que volviera a caer tontamente por un alto joven, era uno de sus mejores amigos, no sé sabía bien el nombre de este así que sus amigos le pusieron ellos mismos un nombre basado en el nombre de la librería en donde aquel joven chico pasaba la mayoría de sus tardes trabajando recibiendo a clientes, levantó cuidadosamente al rubio con bastante facilidad para luego asegurarse de que este había restablecido su equilibrio, mientras la tercera persona que formaba el pequeño grupo de "mosqueteros" como le gustaba llamarlo al rubio reía frente a la torpeza de su amigo, este era de una estatura bastante más baja comparada con la de sus amigos, pero este era quien le daba el temperamento y el carácter fuerte a aquel grupo, la sensatez y equilibrio era proporcionado por el joven de mayor estatura siendo este un importante pilar para ambos jóvenes, mientras que la carisma y la diversión era otorgada por parte del rubio quien había conseguido andar varios metros para luego caer de espaldas contra el césped llenando el lugar por unas risas de los tres jóvenes, toda esa escena era observada por los mayores desde aquel balcón, el de mayor edad reía ante los intentos y caídas de su hijo menor mientras que aquel castaño mantenía una mirada seria y fija en aquel rubio, era un tanto inquietante hasta donde podía llegar la seriedad de aquel gobernador, pero esta vez su expresión era aún más seria, es como si en ese momento su rostro no pudiera dejar que alguna emoción fuera percibid por el entorno que lo rodeaba, y obviamente su padre estaba al tanto de aquel extraño comportamiento,
- Will, ¿te encuentras bien?- El rubio fue a colocar una de sus manos en el hombro de su hijo pero en cuanto que esta tuvo contacto con el hombro del castaño fue retirada bruscamente para que luego una mirada de odio le fuera proporcionada al mayor, esta se suavizó inmediatamente al ver que se trataba de su padre, es como si no estuviera en sí en aquel preciso momento, luego vio como su padre mantenía una de sus manos cubierta por la otra en muestra de dolor en la parte de la muñeca, esto alarmó al castaño el cual no había sido consciente de sus acciones,
- Oh por Dios, lo lamento mucho padre, estaba tan metido en mis pensamientos un no me percaté de que era usted- agarró la mano de su padre para comprobar el estado de esta, por sus suerte esta no había sido dañada fuertemente solo fue un pequeño golpe,
- No te preocupes, no fue nada, pero me tienes preocupado hijo mío- su padre hablaba sinceramente, le preocupaba el estado en el que estaba su hijo, este se encontraba ido, metido en sus pensamientos desde hace unos días,
- ¿preocupado por mí?, estoy perfectamente, solo he estado pensando, solo eso.- el castaño intentaba despreocupar a su padre, no quería que este pasara un mal rato debido por su culpa,
- ¿En que piensas?, debe de ser algo importante para estar pensándolo varios días seguidos Will- aquel rubio quería asegurarse de que no estuviera pensando en alguna de sus planes locos como solía hacer algunas veces, la mirada avellana del gobernador se clavaba en su hermano pequeño una vez que su padre terminó de decir aquella frase, suspiro pesadamente listo para responder a la duda de su querido padre,
- Se que Tommy ha perdido su pierna por mi culpa, no debería de haberle hecho ir a aquella iglesia- el castaño tiraba levemente de su cabello apoyando sus codos en la barandilla junto a donde se encontraba su padre, luego metió una de sus manos por el interior del cuello de su camisa pata dejar a la vista un colgante de cuerda que era decorado con una pluma de un tamaño considerable, sacó de su cuello aquel colgante para luego dárselo en mano a su padre, este analizó aquella hermosa y peculiar blanca pluma con tonos naranjas en la punta, nunca había visto una pluma tan grande ni de semejante belleza,
- La encontré en la iglesia la última vez que fui para inspeccionar el lugar más profundamente- aquella pluma que el mayor mantenía en sus manos brillaba con la luz de los rayos del sol bajo la mirada desconcertada del rubio,
- Sospecho de que posiblemente esta pluma sea de lo que atacó a Tommy aquella tarde, y créeme, que la encontraré- el castaño retiró el colgante que tenía la pluma de las manos de su padre para luego colocarselo alrededor de su cuello y ocultarlo bajo sus vestimentas, una duda fue saciada de la mente de su padre pero otra aún más mayor floreció en la cabeza de este,
- ¿Y que harás cuando lo encuentres?- la mirada avellana de aquel castaño se encontraba fija en los ojos azules de su padre, un silencio estremecedor se formaban entre ambos inquietado al mayor haciéndole dudar sobre la cordura de su hijo del medio, por suerte del rubio aquel momento no duró más de varios segundos al ser interrumpidos por los gritos de los jóvenes quienes celebraban que aquel joven rubio había logrado caminar sin caerse para luego comenzar a correr y dar vueltas por todo el jardín gritando como pequeños animales,
- ¡Will, padre míradme, lo he conseguido!- aquel exaltado chico corría mientras era perseguido por su amigo de menor estatura quien buscaba hacer que volviera a caer en el suelo siendo este ayudado por el más alto, los llamados solo podían celebrar junto al rubio, la seriedad de aquel castaño se había esfumado de un segundo para el otro para animar a us hermano menor ignorando completamente la conversación que habían tenido anteriormente, pero a su padre no se le iba a olvidar tan fácilmente, pero sabía que lo mejor sería no entrometerse en cualquier cosa que tuviera en mente aquel joven, no quería tener problemas con su hijo, así que lo dejaría hacer lo que quisiera, ya que este ya no era un niño que no sabe lo que hace o un adolescente inmaduro, ya era un hombre maduro,el único problema que este tenía era que se dejaba llevar por sus impulsos, solo sabía que le tendría vigilado desde cerca.

Fallen || Karlnapity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora