La mañana y noche de ese día

198 28 2
                                    

La mañana de ese día, Jeongin se quedó dormido al lado de Hyunjin.

Su mano se había quedado aferrada a la de Hyunjin. Fue solo que una había dejado de hacerlo hace varias horas.

Cuando levantó su cabeza para verlo, Hyunjin estaba allí.

Comenzó a extrañarlo, porque sabía que no iba a volver a despertar.

Que no iba a volver a escuchar su voz, sus bromas, su risa, que jamás volvería a verlo sonreír. Todo eso se había ido, para siempre.

Su pecho dolía, era tan doloroso que solo terminó por aceptarlo y se derrumbó.

Por mucho que no quiso alejarse de él, tuvo que hacerlo.

Tantas preguntas pasaron por su cabeza, tantas cosas que todavía quería preguntarle, que quería decirle, que quería hacer a su lado.

Nada se podría.

—Estaré bien Hyunjin, cumpliré mi promesa.

Jeongin salió del hospital después de apoyar a su madre y conocer finalmente al padre de Hyunjin. Nunca fue a visitarlo, ni una sola vez, pero no dijo nada al respecto.

Solo comunicó lo que Hyunjin pidió que hiciera en la mañana de ese día cuando viera a su padre.

Fue directo, así se lo pidió él.

También tenía que dejar un par de cosas en la casa de Hyunjin, pero su madre se ofreció a cuidar algunas de sus pertenencias y llevarlas ella misma. Se sintió agradecido por eso.

Terminó por darle la bufanda que había tejido para ella, con el diseño que Hyunjin le pidió.

Recordó ir a la universidad, así que hizo eso.

Había conocido a los amigos de Hyunjin las veces que fueron a visitarlo al hospital, tenía que decirles. Pero, no por la mañana, esperaría a que acabaran las clases para buscarlos.

Seungmin fue a quien encontró primero y con la sola expresión que vio en Jeongin, lo supo.

—¿Estuvo tranquilo? —preguntó.

—Sí, lo estuvo.

Estaban sentados en un pequeño espacio de la universidad, esperando a Felix.

—Hyunjin me dijo que te diera esto, no quería que lo tuvieras hasta que... pasara todo —dijo mientras abría su mochila y sacaba un par de hojas dobladas a la mitad—. Mencionó que era parte de un manuscrito, pero que solo podías leer tú esa parte.

Jeongin sostuvo la hoja y sus ojos brillaron un poco.

—Tuve que escabullirme a su casa para traerlo y vi que había más, me dijo que, si querías saber más, busques en su habitación.

—Gracias por dármelo.

—De nada. Cualquier cosa que necesites, puedes llamarme, te ayudaré.

La noche volvió a llegar.

Sinceramente, no estaba seguro de a dónde ir.

¿Volvería a su casa?

No, por el momento no.

No sentía que tuviera que ir a la casa de Hyunjin ahora, quería darle su espacio a su familia.

Caminó hasta el parque donde estuvo con Hyunjin por última vez y se sentó en el mismo lugar. Se acomodó un poco, estaba cansado.

Las hojas las tenía en su morral y sacó la primera para poder empezar a leerla.

Ese día, solo leyó una.

Las demás, las dejó para completar el manuscrito. 

Enchanted | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora