El campo

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Cuando Jeongin abrió los ojos, pudo ver un enorme campo.

Era un campo tan grande que parecía infinito.

Observó sus manos y las arrugas habían desaparecido al igual que en su rostro y todo su cuerpo. Sentía que había rejuvenecido en un abrir y cerrar de ojos.

Se quedó tan impresionado por el lugar que sus ojos comenzaron a brillar por el descubrimiento. No pensó que lo que alguna vez mencionó Hyunjin, había terminado por ser cierto.

Fue en ese momento, justo cuando pensó en él, que alguien tocó su hombro y volteó para ver de quién se trataba.

—Encantado de conocerte, mi nombre es Hyunjin.

Él, finalmente lo había encontrado.

—¿Qué lo trae por aquí? —preguntó con una sonrisa amigable. Jeongin lo miró confundido y su rostro volvió a ser el mismo inexpresivo—. ¡Fue una broma! Tanto tiempo y pensé que habías cambiado eso.

Para suerte de Hyunjin, él era el único que podía ver la expresión de felicidad de Jeongin.

—¿No dirás nada?

Se mantuvo en silencio.

Hyunjin estuvo a punto de decir algo más, hasta que lo escuchó hablar.

—Te extrañé, no sabes cuánto lo hice.

Sintió de repente que quería llorar, pero esta vez no era por el dolor, si no porque después de tanto esperar, ahora podían estar juntos.

Podían estar juntos, por siempre.

—¿Viviste bien?

—Sí, a veces pensaba en ti, pero no era para ponerme triste, fuiste mi fortaleza por mucho tiempo.

—Eso es suficiente, me harás sonrojar.

—Te ves lindo así.

Jeongin tomó su mano y comenzaron a caminar juntos, sin una dirección, solo querían hacerlo.

Fue cuando Jeongin recordó preguntarle algo.

—¿Construiste la casa?

Hyunjin volteó a mirarlo, no podía creer que recordaba eso.

—Sí, debe estar por...

Intentó señalar algún lugar, pero solo había árboles y se expandían hasta el cielo. Era casi como la eternidad.

—¡No puede ser! La perdí, pero te juro que sí lo hice.

—No lo hiciste.

—Sí, no lo hice —admitió—. Pero te dije que, si querías una, la harías tú mismo.

Jeongin asintió tranquilo.

—¿Dónde empezaré?

—No lo sé, pero no te preocupes. ¡Tenemos mucho tiempo para pensarlo!

En el rostro de Hyunjin se formó una amplia sonrisa.

—Tienes razón, lo tenemos.

Siguieron caminando de la mano, sin más miedo, sin sentir que faltaba uno.

Solo ellos dos.

Nada más que ellos dos.   

Enchanted | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora