Capítulo 4

6 1 0
                                    

El Incidente

Desperté y escuché que alguien llamaba a la puerta. Me alerté, no creí que pudiese ser Elena, no le dije dónde vivía. Busqué mi armamento y me acerqué a la puerta principal con cuidado. Volvieron a tocar tres veces más, miré la ventana detrás del televisor y efectivamente era ella. Tenía un licra negro al igual que una camiseta deportiva negra, pelo recogido en cola de caballo y una botella de agua en la mano derecha. Busqué la llave y le abrí la puerta.

-¿Aún no estás listo? (Me preguntó viéndome en jeans) ¿Y te haces llamar un aviador?

-No te burles... (Dije mientras cerraba la puerta y fui a mi habitación)

Se le notaba un poco molesta, en realidad me importaba poco si se molestaba o no. Tomé un respiro, dejé mi armamento en su respectiva gaveta, me coloqué un pantalón deportivo, una camiseta cualquiera y salí hasta la sala de estar.

-¿Vas a trotar sin zapatos? (Rió engreídamente)

Miré hacia el suelo y de verdad no me había fijado que estaba descalzo. Busqué mis zapatos y me los coloqué. Creo que había despertado mucho más amargado que de costumbre. Entré al baño, lavé mis dientes y me lavé la cara.

-¿Cómo demonios encontraste mí casa? (Pregunté un tanto obstinado) Se supone que no te dije cómo llegar.

-Tengo mis fuentes. (Dijo rió despreocupadamente)

Odié esa risa, me hizo pensar que quizás ese tal... Mr. Mitch la había enviado a espiarme más de cerca, tenía que ser ella una cómplice, no había otra manera de que supiera que vivía allí. Lo bueno era que ella no iba a poder correr. En un intento desesperado de encontrar la verdad, entré en mi habitación a buscar el armamento. Apenas abrí la gaveta, sonó el tono de un mensaje en mi teléfono. Tomé mi armamento y sonó nuevamente otro mensaje. Tomé mi teléfono y abrí la bandeja de los mensajes. El primero que había llegado

-¡Muy buenos días mi estimado! Quizás duré un tiempo sin poder mandarle una carta o al menos un mensaje a su correo. Disculpe por tardar tanto en conseguir su número de teléfono, pero creo que lo hice justo a tiempo. La chica no tiene nada que ver en esto... Tranquilícese, piense bien las cosas, no querrá lastimar o matar a alguien inocente ¿Verdad?
-ATT: Mr. Mitch-

Miré en dirección de la sala de estar a ver si ella tenía un teléfono o algo con lo que pudiese llegar a mandar algún mensaje. No creo que pudiese ocultar algo en ese licra, estaba demasiado pegado a ella como para tener algo más encima. Abrí el segundo mensaje.

-Ah... Sí. Le recomiendo por favor dejar su armamento de donde lo tomó. ¿De verdad está pensando en lastimarla? Tan sólo mírela, sin hermano, quizás sin familiares, el único propósito con el que fue a su casa la madrugada del día de hoy... Fue usted. ¿Desperdiciará esa oportunidad? Ella no me conoce. Y también creo que deberíamos dejarlo así ¿No lo cree? Sr. Adams Casi se me olvida... ¡Que tenga un Feliz día!
-ATT: Mr. Mitch-

Quizás por un momento quise estrellar mi teléfono en contra del suelo, pero sabía que no me compraría otro. ¿Cómo sabía de dónde había sacado mi arma? ¿Cómo lo hacía? Me llegué a preguntar si en realidad tenía cámaras en mi habitación. No tenía ventanas donde regularmente me la pasaba y además las horas a las que me acosaba no eran compatibles: "12:00 Del día, 2:30 AM y 4:10 AM" Perfecto, había perdido tiempo valioso por estar al pendiente de un maldito acosador, sí... De seguro que amaba ese tipo de cosas. Me decidí por no hacer nada hasta luego de una semana, si seguían los acosos inexplicables se lo diría a Elena, de hecho, la interrogaría de manera muy poco sofisticada.

Luego de ejercitarnos durante unas horas, volvimos directo a mi casa. Le invité a pasar, ella aceptó, se sentó en el sofá mientras yo fui a ver mi teléfono en mi habitación. Encontré otro mensaje de parte de Mr. Mitch:

A través de la obscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora