Capítulo 18

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La Otra Cara De La Moneda

Maxis Callagan o... ¿Emma?

-Así que... De esa manera nos beneficiaremos todos. (Escuché de parte de la niña) Me parece bien, tendré que ver al chico a ver si me gusta. ¿Qué opinas tú papá?

-Yo digo que acepto, me encantan los cigarrillos que esta chica me da. (Respondió el sujeto de sombrero) ¡He, larguirucho! ¿Tú qué opinas?

-Ese chico no sabe en lo que se está metiendo. (Respondió la figura alta) Yo digo que lo hagamos.

-Gracias, es un placer volver a hacer negocios con ustedes. (Dije)

Ellos tres desaparecieron entre las sombras, yo me quedé en esa habitación, esperando que apareciera, encendía un cigarrillo tras otro, hasta hacer que la habitación completa desbordara humo.

Esa noche, me había colocado un vestido negro, resaltaba muy bien mis atributos y me encantaba verme muy provocativa. Le estaba esperando, ya había encendido varios cigarrillos, para ocultar mi verdadero olor y fragancia. ¿Yo, fumar? No... Para nada, me desagradaba, sin embargo tenía que estar rodeada de humo de cigarrillo. Tomé uno de los cigarrillos sin encender de la caja encima de la mesita que estaba frente a mí y lo guardé en mi bolso de mano, negro también.

En la habitación jugué un poco con mi estructura, color de piel, de ojos y de pelo. No era difícil hablar con un acento francés, así no sería tan reconocible mi voz. La puerta empezó a sonar casi desesperadamente. De pronto la puerta se abrió y él cayó sentado.

-Monsieur... Siempre tan temeroso. Me gusta, me gusta muchísimo que sea de esa manera. Levanta y ven aquí. (Dije)

-¿Temeroso? (Preguntó dándose vuelta aparentemente confundido) Si es por lo de hace un momento... yo... Eso... ¿Acaso no la viste?

-¿Ver qué?

-¡La niña! La niña de hace un momento, ella estaba allí y ahora no está. Tenía la boca cocida, las paredes se obscurecieron y...

-Ah... Ella, le hablé muy bien de ti. Ella te quería conocer en persona así que ahí la tuviste, de seguro le dijiste algo que la hizo molestar. Cierra la puerta y enciende la luz, hablaremos de un negocio que de seguro te va a gustar mucho, mucho.

-¿Negocio? ¿Qué clase de negocio? (Preguntó)

- Monsieur Tyler... Tengo entendido que conoce a Chris Adams.

-¡Chris Adams! Si vienes de parte de él... (Se levantó con fuerza) No quiero saber nada de negocios.

-Monsieur le suplico que se siente nuevamente y escuche, no vengo de parte de él. Pero a él también lo conozco, conozco todo lo que han pasado, lo he observado de cerca y quiero que hagas algo.

-¿Qué obtengo yo? No pienso hacer esto gratis.

-¿Gratis? No, no, no... Por favor no lo interpretes de esa manera. Mis intenciones son que tú obtengas la venganza que tanto quieres. Quieres tomarlo con tus manos, estrangularlo, romperle cada una de sus extremidades y luego quemarlo mientras aún está vivo... ¿O me equivoco?

Se leía el odio en sus extremidades, cada expresión que hacía cada palabra que decía, tanto era el resentimiento que tenía hacia él.

-Hay algo más que tú quieres... ¿Qué es lo que deseas? (Dije acercándome hasta él dejando el cigarrillo en el cenicero) Hay algo más, lo veo... Lo sé, se te nota en la mirada, estás muy dolido, estás muy preocupado. Estás triste

A través de la obscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora