Capítulo 7

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El Hacker

A la mañana siguiente me llamó Robert, estábamos hablando de lo más tranquilo cuando se me ocurrió algo y le hice una sugerencia.

-¿Lo estás diciendo en serio Chris? (Escuché de parte de Robert) ¿En serio puedo?

-Claro que sí... Bueno, ¿Tienes fondos, verdad?

-Por supuesto ¿Qué clase de Hacker sería si no tuviera?

-Bien me llamas cuando llegues entonces.

-No hace falta Chris... (Rió) Yo sé exactamente dónde vives, ¿Lo olvidas?. (Dijo emocionado) ¡Esto será genial! Debo preparar el LCD, Marihuana y por supuesto... ¡METANFETAMIAS! ¡SÍ SEÑOR, ESTO SERÁ UN VIAJE DE PUTAS!

-Sólo avísame cuando pises el aeropuerto para recibirte en mi casa, drogo de primera. De ante mano te digo no estoy en mi casa.

-De acuerdo, apenas llegue te aviso.

Recién me despertaba, Maxis no estaba en la habitación, había pasado rato hablando con Robert y aún nada que llegaba. Habían veces que me desesperaba, no pensaba en salir de la habitación, sólo quería quedarme allí, vi mi teléfono y me di cuenta de que me había despertado un tanto tarde. 9:00 AM Me levanté de la cama, vi que se abrió la puerta y Maxis entro por ella junto con el desayuno, tenía puesta una camiseta marrón que... En realidad era mía, pero se la presté una vez para que llegase a su casa, también tenía un short de jean claro que le hacía ver muy provocativa. Nos sentamos en la cama uno al lado del otro.

-Espero te guste. (Sonrió tomando una tostada) ¿Con quién hablabas? Te escuché reír desde el piso de abajo.

-Me llamó Robert.

-¿Ah sí? ¿Qué te dijo? ¿Apareció algo de Mr. Mitch?

-Pues, que le dejó una nota. Por lo tanto, le dije que viniera a mi casa y se quedara durante algunos días. Espero que no te moleste.

-¿Enserio? (Dijo algo emocionada) Será genial compartir casa. Conoceré a uno de tus viejos amigos ¿No? Y a demás ¿Por qué debería de molestarme? Es tu casa.

-Claro, teníamos mucho tiempo sin vernos. Él también fue militar, de hecho me asistió como inteligencia militar en la operación de reconocimiento de aquel edificio.

-Oh... Vaya. Entonces supongo que escucharé varias de sus anécdotas militares juntos. Será emocionante.

-¿Cómo te pueden parecer emocionantes esas anécdotas?

-Son tus memorias Chris... Son importantes para ti y si es importante para ti ¿Entonces por qué no escucharte?

-Pero te las he dicho ya un millón de veces, ¿Acaso no te cansas de escucharlas?

-Las escucharía un millón de veces más y apreciaría cada momento las veces que me las repites.

-¿Estás segura que no estás enamorada de mí?

Ella rió, me acarició la cara, me sentí como un cachorrito cuando le tocan la cara y él quiere más caricias. De verdad sentí como si quisiese mover la cola que no tenía. Ella ríe y se tapa la boca con la otra mano, al terminar de reír me mira como si estuviese mirando a la cosa más hermosa del planeta, me da un beso y sigue con sus caricias a mi rostro. Estaba tan concentrado frotando mi cara contra su mano que casi no presté atención cuando

-Chris... (Dijo sosteniendo su mirada con la mía)

Le volteé a ver, su mirada tenía ese brillo que me encantaba observar, me encantaba mirarla a los ojos, me encantaba el poder acariciar su rostro así ella no quisiera, a decir verdad eso era un poco egoísta de mi parte, pero se dice que no hay nada mejor que ser egoísta. De seguro quien quiera que me escuchase diría que estoy loco, pero es así.

A través de la obscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora