- Martes, 22:10 p.m. -
Blake Jones
Entro en el restaurante después de acabarme el cigarro; me siento al lado de Noah y mi padre empieza a hablar con el hombre que tenia enfrente. Después de veinte minutos pedimos la cena, unos calamares y un entrecot bien hecho. La cena no tarda mucho en llegar, empiezo a cenar y miro a mi hermanastras que no dejaba de hablar por el móvil.
— Tiene unos hijos muy guapos, señor Jones. -dice el socio de mi padre.
— Blake es mi hijo, Noah es mi hijastra. -responde mi padre bebiendo de su copa de vino blanco.
— Disculpe. -dice el socio riendo.Sonrio tras el comentario y vuelvo a girar la mirada hacía Noah, todavía no le habian traido la cena y estaba con la mirada perdida, varios minutos después traen su cena. Miro atentamente el restaurante que me resultaba familiar, ya que venía de pequeño. Saco el móvil y veo un mensaje de Chelsea a lo que le respondo con un simple "vale"; apenas tenía ganas de hablar con ella.
~ 02:00 a.m.
Subo a mi habitación, dejo la chaqueta sobre mi cama, me quito la corbata y desabrocho mi camisa. Entonces la puerta se abre viendo así a mi hermanastra.
— ¿Que quieres? -digo sin apenas mirarla.
— Tu padre me ha dicho que te de esto. -dice entrando en la habitación.
— En nigún momento he dicho que puedas entrar. -suspiro-. Y gracias. -añado después de coger la bolsa donde tenía que meter el traje.Ella se despide y yo acabo quitándome la ropa hasta quedarme desnudo, entro en el baño y me doy una ducha rápida. Al salir me pongo el pantalón del pijama y abro la ventana de la habitación, me siento en el suelo y enciendo uno de mis cigarros, lo pongo en mi boca, miro el techo y expulso el humo tras quitarme el cigarro. Cojo mi móvil y entro en whatsapp; miro el chat de Chelsea y le dejo un mensaje de buenas noches. Tras acabarme el cigarrillo, me meto en la cama y no tardo en quedarme dormido.
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Me despierto con el sonido del móvil, era Chealse.
— ¿Donde estas? tenemos que hablar -dice con tono serio.
— Estoy en casa. No creo que vaya hoy a clase, ayer salí y no he dormido. -suspiro.
— ¿Prefieres salir a estar conmigo? -dice en tono seco.
— Tenia una cena con mi padre, no tengo porque darte explicaciones. -bufo.
— Si que tienes que dármelas, soy tu novia. -dice gritando.
— ¿Yo te pregunto con quien vas o que coño haces cuando no se nada de ti durante dos días? No, ¿verdad? -grito-. Pues déjame vivir joder. -añado antes de colgar.Tiro el móvil sobre la cama y me levanto de la cama, me pongo una camiseta corta y voy a la cocina, donde por mi sorpresa esta Noah.
— Llegas tarde a clase. -digo sonriendo.
— Iré a segunda hora. -se encoge de hombros.
— Yo no creo que vaya, si alguien pregunta no sabes nada de mí. -digo echando leche en un vaso.
— Vale. -responde dándole un mordisco a su magdalena.Bebo de mi vaso y tras acabar lo echo a lavar, voy al sofá y me siento a ver una película, ya que no tenia ganas de ir a clase ni de ver a Chelsea.
— Blake, me gustaría saber una cosa. -dice seria.
— Dispara. -la miro.
— ¿Porque sois así con Sue? -dice fría-.
— ¿Así, como? -digo confuso.
— ¿Porque la tenéis que insultar todos los días o simplemente reiros de ella? No se que es lo que véis de gracioso, Blake; pero haciéndolo no soy mas "guays" si no que demostrais vuestra inmadurez. -suspira-. Se nota que tu y Chelsea sois tal para cual porque a ninguno os aguanta ni el espíritu santo. Espero que algún dia madures, si eso es posible y veas más allá de unas tetas y un buen culo; que los insultos hacen daño y que las personas aunque no lo demuestren, sufren. -dice cogiendo su mochila.
— Yo, lo siento. No sabía que pasaba eso. -digo frunciendo el ceño
— Los insultos hacen daño, hay gente que se han suicidado por personas como tú. -suspira-. Pero tú como vas a saberlo, si a ti nunca te lo han hecho. -añade antes de salir de casa.~ 13:45 p.m.
Mi móvil suena y veo que es Chelsea, lo descuelgo y respondo.
— Amor, ¿como estas? -dice suspirando.
— ¿Bien? -frunzo el ceño-. ¿Que quieres? -añado serio.
— Necesito verte hoy, tengo ganas de.. -dice en tono nervioso.
— Hoy estoy ocupado; si eso otro día. -respondo serio.
— Venga, te necesito. -dice en tono sensual.
— Chelsea no puedo, otro día. -digo sin ganas.
— Porfavor. -suspira.
— Que no, ahora déjame estoy ocupado. -resoplo.Dejo el móvil sobre la mesa que hay delante del sofá y cierro los ojos, sinceramente quería a Chelsea muchísimo pero algunos días era insoportable, muchas veces pensaba en dejarla.
Me sobresalto al escuchar la puerta cerrarse de un portazo y alguien entra en casa llorando, sube las escaleras y lo último que escucho es la puerta de una habitación cerrarse. Subo y escucho los llantos que provienen de la habitación de Noah.
— ¿Puedo entrar? -digo abriendo la puerta.
— No. -responde sollozando.
— ¿Que ha pasado? -entro en la habitación y me siento a su lado.
— No te he dicho que no entres. -responde seria.Acaricio su espalda y ella no tarda en levantarse, se tapa la cara con las manos y supira.
— ¿Que ha pasado? -vuelvo a decir acariciando su cabeza.
— Nada. -responde sollozando.Doy un leve suspiro y miro sus increíbles ojos azules.
— Sue, esta en el hospital. -dice sollozando.
— ¿Como? ¿Que ha pasado? -pregunto sorprendido.
— No lo sé, ahora, vete. -dice levantándose de la cama y saliendo de la habitación.Miro la puerta de su armario dónde habían varias fotos con Sue, parecian inseparables. Salgo de la habitación y vuelvo a la mía, le mando un mensaje a Chelsea y me tumbo sobre la cama.
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Besos prohibidos.©
RomanceDesde pequeños nos han mostrado que los prototipos perfectos son chicas delgadas con curvas y buen trasero, en caso de no ser así ya eres el bicho raro, ya eres el hazme reír de todo el mundo, ya eres simplemente "La gorda". Sue, una adolescente de...