Cinco.

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- Martes, 22:10 p.m. -

Blake Jones

Entro en el restaurante después de acabarme el cigarro; me siento al lado de Noah y mi padre empieza a hablar con el hombre que tenia enfrente. Después de veinte minutos pedimos la cena, unos calamares y un entrecot bien hecho. La cena no tarda mucho en llegar, empiezo a cenar y miro a mi hermanastras que no dejaba de hablar por el móvil.

— Tiene unos hijos muy guapos, señor Jones. -dice el socio de mi padre.
— Blake es mi hijo,  Noah es mi hijastra. -responde mi padre bebiendo de su copa de vino blanco.
— Disculpe. -dice el socio riendo.

Sonrio tras el comentario y vuelvo a girar la mirada hacía Noah, todavía no le habian traido la cena y estaba con la mirada perdida, varios minutos después traen su cena. Miro atentamente el restaurante que me resultaba familiar, ya que venía de pequeño. Saco el móvil y veo un mensaje de Chelsea a lo que le respondo con un simple "vale"; apenas tenía ganas de hablar con ella.

~ 02:00 a.m.

Subo a mi habitación, dejo la chaqueta sobre mi cama, me quito la corbata y desabrocho mi camisa. Entonces la puerta se abre viendo así a mi hermanastra.

— ¿Que quieres? -digo sin apenas mirarla.
— Tu padre me ha dicho que te de esto. -dice entrando en la habitación.
— En nigún momento he dicho que puedas entrar. -suspiro-. Y gracias. -añado después de coger la bolsa donde tenía que meter el traje.

Ella se despide y yo acabo quitándome la ropa hasta quedarme desnudo, entro en el baño y me doy una ducha rápida. Al salir me pongo el pantalón del pijama y abro la ventana de la habitación, me siento en el suelo y enciendo uno de mis cigarros, lo pongo en mi boca, miro el techo y expulso el humo tras quitarme el cigarro. Cojo mi móvil y entro en whatsapp; miro el chat de Chelsea y le dejo un mensaje de buenas noches. Tras acabarme el cigarrillo, me meto en la cama y no tardo en quedarme dormido.

°•°•°•°•°•°•°

Me despierto con el sonido del móvil, era Chealse.

— ¿Donde estas? tenemos que hablar -dice con tono serio.
— Estoy en casa. No creo que vaya hoy a clase, ayer salí y no he dormido. -suspiro.
— ¿Prefieres salir a estar conmigo? -dice en tono seco.
— Tenia una cena con mi padre, no tengo porque darte explicaciones. -bufo.
— Si que tienes que dármelas, soy tu novia. -dice gritando.
— ¿Yo te pregunto con quien vas o que coño haces cuando no se nada de ti durante dos días? No, ¿verdad? -grito-. Pues déjame vivir joder. -añado antes de colgar.

Tiro el móvil sobre la cama y me levanto de la cama, me pongo una camiseta corta y voy a la cocina, donde por mi sorpresa esta Noah.

— Llegas tarde a clase. -digo sonriendo.
— Iré a segunda hora. -se encoge de hombros.
— Yo no creo que vaya, si alguien pregunta no sabes nada de mí. -digo echando leche en un vaso.
— Vale. -responde dándole un mordisco a su magdalena.

Bebo de mi vaso y tras acabar lo echo a lavar, voy al sofá y me siento a ver una película, ya que no tenia ganas de ir a clase ni de ver a Chelsea.

— Blake, me gustaría saber una cosa. -dice seria.
— Dispara. -la miro.
— ¿Porque sois así con Sue? -dice fría-.
— ¿Así, como? -digo confuso.
— ¿Porque la tenéis que insultar todos los días o simplemente reiros de ella? No se que es lo que véis de gracioso, Blake; pero haciéndolo no soy mas "guays" si no que demostrais vuestra inmadurez. -suspira-. Se nota que tu y Chelsea sois tal para cual porque a ninguno os aguanta ni el espíritu santo. Espero que algún dia madures, si eso es posible y veas más allá de unas tetas y un buen culo; que los insultos hacen daño y que las personas aunque no lo demuestren, sufren. -dice cogiendo su mochila.
— Yo, lo siento. No sabía que pasaba eso. -digo frunciendo el ceño
— Los insultos hacen daño, hay gente que se han suicidado por personas como tú. -suspira-. Pero tú como vas a saberlo, si a ti nunca te lo han hecho. -añade antes de salir de casa.

~ 13:45 p.m.

Mi móvil suena y veo que es Chelsea, lo descuelgo y respondo.

— Amor, ¿como estas? -dice suspirando.
— ¿Bien? -frunzo el ceño-. ¿Que quieres? -añado serio.
— Necesito verte hoy, tengo ganas de.. -dice en tono nervioso.
— Hoy estoy ocupado; si eso otro día. -respondo serio.
— Venga, te necesito. -dice en tono sensual.
— Chelsea no puedo, otro día. -digo sin ganas.
— Porfavor. -suspira.
— Que no, ahora déjame estoy ocupado. -resoplo.

Dejo el móvil sobre la mesa que hay delante del sofá y cierro los ojos, sinceramente quería a Chelsea muchísimo pero algunos días era insoportable, muchas veces pensaba en dejarla.

Me sobresalto al escuchar la puerta cerrarse de un portazo y alguien entra en casa llorando, sube las escaleras y lo último que escucho es la puerta de una habitación cerrarse. Subo y escucho los llantos que provienen de la habitación de Noah.

— ¿Puedo entrar? -digo abriendo la puerta.
— No. -responde sollozando.
— ¿Que ha pasado? -entro en la habitación y me siento a su lado.
— No te he dicho que no entres. -responde seria.

Acaricio su espalda y ella no tarda en levantarse, se tapa la cara con las manos y supira.

— ¿Que ha pasado? -vuelvo a decir acariciando su cabeza.
— Nada. -responde sollozando.

Doy un leve suspiro y miro sus increíbles ojos azules.

— Sue, esta en el hospital. -dice sollozando.
— ¿Como? ¿Que ha pasado? -pregunto sorprendido.
— No lo sé, ahora, vete. -dice levantándose de la cama y saliendo de la habitación.

Miro la puerta de su armario dónde habían varias fotos con Sue, parecian inseparables. Salgo de la habitación y vuelvo a la mía, le mando un mensaje a Chelsea y me tumbo sobre la cama.

Besos prohibidos.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora