Treinta y cuatro.

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~ 16:40 p.m.

Noah Miller

Me pongo unos vaqueros rotos y una camiseta corta negra junto a mis adidas negras, vuelvo al salón para arreglar el sofá y apagar el ordenador, el timbre suena varias veces y decido ir a abrir encontrándome a Jordan al otro lado.

— ¿Que haces aquí? -digo frunciendo el ceño.
— ¿Sabes algo de Blake? -pregunta serio.
— ¿ Porque debería saberlo? -lo miro.
— Fuiste la última persona en verlo. -suspira.
— No, no se dónde esta. -me cruzo de brazos.
— No responde a mis llamadas. -dice nervioso.
— Cálmate, quizás no quiera saber nada de ti. -me río.
— -me mira con el ceño fruncido-. Noah esto no es gracioso.
— Para mí si. -suspiro cansada-. ¿Necesitas algo más?
— No, nada. -dice antes de irse.
— Cuando sepas algo, dímelo.

Cierro la puerta y miro el móvil, tenía varios mensajes de Sue y Ashley diciendo que ya venían. Me siento sobre el sofá y decido hacerle una llamada a Blake, tras los tres pitiditos la llamada se corta, el timbre vuelve a sonar pero esta vez es Sue, sonríe y la abrazo para después hacerla pasar.

— ¿Te ocurre algo? -dice sentándose en el sofá.
— No, nada. -sonrio.
— Me he cruzado con Jordan, parecía enfadado. -dice mirándome-. ¿Ha pasado algo entre vosotros?
— -giro la mirada hacía ella-. Por dios, no. -me río.
— ¿Te gusta? -me mira pícara.
— Claro que no, somos totalmente diferentes. Él es un completo idiota y yo pues no sé. -me rio.
— Yo creo que a él le gustas. -dice sonriendo.
— Ni de coña, amiga. -respondo yendo a abrir la puerta.

Abro la puerta y Ashley me abraza para después entrar en casa. Da un suspiro y se sienta junto a Sue, entro en la cocina para preparar unas palomitas y miro hacía mi móvil tras llegarme una llamada de Blake.

~ 17:00 p.m.

Blake Jones

Él coje mi móvil y se pone de cuclillas ante mi, le miro con odio y el luce una sonrisa maliciosa.

— Llámala y citale mañana por la mañana en tu antigua casa. -dice ofreciéndome el móvil.
— ¿Para qué? -le miro serio.
— Hazlo. -dice suspirando.

Agarro el móvil de mala manera y marco sus nueve dígitos, no puedo dejar de temblar pues no se que podría hacerle este imbécil.

— Blake, ¿donde coño estas? Jordan a.. -le corto.
— Noah escucha, tengo muchas cosas que contarte, necesito verte mañana en mi antigua casa. Ahí es donde estoy viviendo ahora. -digo con lágrimas en los ojos.
— ¿Porque no respondias mis llamadas? -dice seria.
— No puedo hablar ahora, lo siento muchísimo. -digo mirando con odio a Leonard-. Espero que mañana no me falles.

Cuelgo el teléfono y Leonard me arrebata el móvil.

— Lo has hecho genial, Jones. -se rie.
— No intentes tocarla. -digo intentando soltarme de las esposas.
— Tú no podrás pararme. -se ríe-. Adiós Blake.

Sale de la habitación riéndose y aprieto mis puños por la impotencia, grito de dolor por lo que pueda suceder mañana y las lágrimas recorren mis mejillas hasta caer al suelo. Ojalá ella no hubiera entrado en mi vida, no se merece este caos, no se merece mi propio caos.

Besos prohibidos.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora