Treinta y uno.

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- 2 semanas después -

- Viernes, 08:20 a.m. -

Sue Collins

Salgo de casa cuando recibo el mensaje de Ashley y la abrazo para después ir hacía el instituto, al llegar vemos a Noah junto a Owen, nos acercamos y ella se disculpa para entrar en el instituto, hacía días que no hablaba con ella y era algo extraño entre nosotras ya que nos lo contábamos todo.

— Voy a buscarla. -dice Ashley tras darme un beso en la mejilla.

Me quedo con Owen y lo beso sin importarme los comentarios de los demás, lo quería como a nadie y eso era algo mágico.

— Te quiero tanto mi niña. -susurra dulce.
— Yo más. -sonrio-. No sabes cuanto. -digo cerrando los ojos y abrazándolo.

El timbre suena y lo cojo de la mano para entrar en el instituto. Las miradas de varios compañeros se dirigen hacia nosotros pero los ignoro y sonrio porque al fín, después de tanto tiempo mi vida iba mejorando poco a poco.

Entro en clase y veo a Noah abrazando a Ashley, me acerco a ellas y ambas me miran con lágrimas en los ojos.

— ¿Estáis bien? -digo mirandolas.
— Siento el distanciamiento entre nosotras. -dice Noah levantándose-. Te quiero. -me abraza.
— Yo más. -le doy un beso en la frente.
— ¿Luego quedamos en mi casa para ver una película? -propone Noah tras separarse.
— Perfecto. -decimos al unísono.

La clase empieza y me siento en mi sitio. La puerta se abre y entra Chelsea junto a su novio, ambos me miran y tras echarme una mala mirada se sientan en su sitio.

La clase transcurre normal, la profesora nos había mandado ejercicios tras explicar la teoría. La profesora nos ha puesto por equipos de cuatro y para mi suerte voy con mis amigos.

— No entiendo este ejercicio. -susurra Noah.
— Yo tampoco. -suspiro.
— Yo si, os lo explico. -susurra Ashley.

Tras la explicación de Ashley el ejercicio me parecia más fácil, miro a la profesora que llama a Owen y éste se levanta para ir hacía ella.

Cuando suena el timbre dando por finalizada la clase guardo las cosas y saco las cosas de la siguiente materia.

— La profesora creo que no esta. -susurra Owen.
— Pues mejor. -me rio.

El director entra a la clase y todos se sientan,  desvía la mirada hacía mi y deja varias hojas sobre la mesa.

— Vengo a deciros dos cosas; la primera es que la señorita Ruíz no esta y me quedaré yo aquí de guardia, mientras podréis estudiar o hacer ejercicios. -dice sonriendo-. Y lo segundo es que dentro de dos semanas vamos a hacer una excursión a la nieve. -anuncia a lo que todo gritan de emoción-. Por lo tanto procedere a repartiros las comunicaciones para vuestros padres.

Miro a Noah que sonríe cuando lee la autorización para la nieve y yo suspiro.

— ¿Vais a ir? -pregunta Noah emocionada.
— No creo. -respondo suspirando.
— Yo tampoco. -respondo Ashley con la cabeza cabizabaja.
— ¿Qué te pasa? -susurro.
— Esta tarde os lo cuento. -sonrie falsamente.

Recojo las cosas cuando suena el timbre y me levanto para salir al recreo.

~ 11:45 p.m.

Blake Jones

Guardo el móvil en mi bolsillo y salgo de mi antigua casa para ir a la cafetería a desayunar, apenas tenía comida en la nevera.

Conduzco hasta la cafetería y aparco tras leer un mensaje de un desconocido, en el cuál dice que quería verme en el antiguo parque de atracciones.

Pido un café y unas tostadas y espero a que esté todo. Cuando el camarero vuelve le doy las gracias y procedo a desayunar.

Miro hacía la ventana y veo pasar a varias parejas riendo y besándose, apreto mis puños y suspiro al recordar a Noah.

— ¿Si? -digo tras descolgar el móvil.
— ¿Como estás? -dice mi padre desde el otro lado.
— Bastante bien todo. -suspiro-. ¿Y vosotros?
— Pues aquí de reunión en reunión y los fines de semana pues nos pedimos un descanso, tanto trabajo agota. -responde cansado.
— La verdad es que si.
— ¿Como está Noah? -pregunta curioso.
— Pues bien, como siempre. -susurro-. Echa de menos a su madre, pero lo normal. -digo no muy seguro.
— Bueno, pues ya hablamos en otro momento, cuídate y hasta dentro de un mes. -dice colgando la llamada.

Dejo el móvil y acabo de desayunar, dejo el dinero en la bandeja de la cuenta y salgo de allí tras despedirme del camarero. Subo al coche y conduzco hasta el antiguo parque de atracciones y veo a un rostro negro al lado del tiovivo, me acerco a él y un golpe hace que caiga al suelo, siento un gran dolor en la cabeza y a la vez mis ojos se cierran de golpe.

Besos prohibidos.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora