~ 22:05 p.m.
Blake Jones
Me doy la vuelta y veo a Ashley con un paraguas azul cielo.
— Que casualidad. -dice sonriendo.
— La verdad es que si. -me rio.
— ¿Vas a casa, no? -me mira.
— Si, pero con la lluvia no se cuando llegaré. -digo riendo.
— Te acompaño. -sonrie.
— No hace falta, de verdad. -me llevo la mano a la nuca y sonrio avergonzado.
— No es molestia, además tengo que ir para allá. -sonrie.
— Esta bien.Cojo el paraguas ya que era más alto que ella y si no tenía que ir agachado para que no me sacará un ojo con la varilla del paraguas.
Nos pasamos el camino hablando, según me ha dicho había dejado a Chelsea de lado y eso es algo que no me extrañaba ya que era demasiado manipuladora y lo digo yo, que he estado con ella más de un año. Al llegar al cruce de casa, ella se despide con dos besos y acto seguido me pongo la capucha para ir hasta la puerta de casa.
Abro la puerta y las luces están apagadas, enciendo la luz del salón y cierro la puerta. Voy a mi habitación y decido cambiarme de ropa debido a que la que llevaba estaba mojada, me pongo un pantalón corto y una camiseta de tirantes y voy a la cocina para prepararme la cena.
Saco las salchichas de la sartén y las pongo en el plato junto al huevo frito, no era un cocinero estrella pero estaba comestible. La puerta de la entrada se abre y veo a Noah entrar con un paraguas.
— Hola. -saluda yendo hacía el baño.
— ¿Quieres que te haga algo de cenar? -digo cuando ésta sale.
— No te preocupes, ahora me lo haré. -sonríe.
— Esta bien. -digo tras beber agua.Sigo cenando y miro hacia las escaleras cuando la escucho bajar, va con un pantalón corto de pijama y una camiseta de manga corta de un oso acompañada por un moño alborotado, sonríe al entrar en la cocina y me pongo tenso cuando pasa por mi lado, no entendia porque me pasaba eso.
~ 22:30 p.m.
Noah Miller
Termino de hacer mi cena y me siento enfrente de mi hermanastro, el cuál ya había terminado de cenar.
— ¿Cuando vas a hacer tu parte del trabajo? -digo echando agua en mi vaso.
— Todavía hay tiempo. -responde él apartando la mirada.
— Mm..¿te pasa algo? -digo cortando las salchichas.
— No nada. -dice recogiendo sus cosas-. Cuando acabes de cenar, dímelo.Lleva el plato y lo demás al fregadero y se va al sofá, me quedo mirandolo por unos instantes y niego al recordar mis sentimientos, pues mi mejor amiga le amaba y no iba a perder una amistad por esta tontería.
Él vuelve a la cocina y se pone a lavar el plato, cuando acabo recojo las cosas y las llevo al fregadero, él me coge el plato y roza su mano con la mía haciendo así que el plato cayera al suelo rompiendose en pedazos, él se aparta rápidamente y yo me agacho para recoger los pedazos rotos.
— Lo siento... -susurro nerviosa.
— No te preocupes. -dice mientras se pone a mi altura-. Ten cuidado o podrás cortarte.
— Si si. -digo mientras recojo los pedazos.Tras tirar los cristales miro mi mano donde tengo un pequeño corte, seguramente de los últimos pedazos de cristal. Me levanto del suelo y tapo el corte con mi otra mano, Blake acaba de fregar y yo intento irme cuando me para.
— ¿Te has cortado, verdad? -dice mirándome.
— No es nada. -susurro.
— Déjame verlo. -se acerca a mi.Me coge del brazo y aparta mi mano dejando el corte a la vista, hace una mueca y me lleva hasta el baño, donde saca el botiquín y empieza a curarme el corte.
— Te he dicho que no es nada. -susurro.
— Tienes un pequeño trozo de cristal incrustado, intentaré sacarlo. -dice cogiendo unas pinzas.Yo asiento asustada y acto seguido saca el pequeño cristal de la herida, aguanto el dolor al sacarlo y lo miro cuando acaba, él esta demasiado cerca y puedo notar su respiración a centímetros. Deja el cristal encima de un papel y echa betadine en la herida, sopla para que se seque más rápido y sonrie al mírarme.
— Ya esta. -dice apartándose.
— Gracias. -susurro nerviosa.
— ¿Todo bien? -frunce el ceño.
— Si, debería irme a dormir ya. -digo apartando la mirada.
— Esta bien; buenas noches. -susurra.Me doy la vuelta para irme cuando me coge del brazo girandome hacía él, quedando como al principio cara a cara, trago saliva y lo miro a los ojos, era un capullo, un capullo de los grandes y a pesar de odiarlo desde el principio conmigo era completamente diferente a lo que mostraba fuera de casa. Nuevamente podía sentir su respiración a centímetros de mi, su sonrisa era completamente distinta y no dejaba de morder su labio.
Trago saliva y poco a poco se acerca a mi, junta su nariz con la mía y acto seguido junta nuestros labios, no se porque pero le sigo el beso, como si alguien se hubiera apoderado de mi, nuestra respiración es agitada y nuestros labios van al compás, se separa por falta de aire y sonríe al mirarme, me sentía completamente sucia al haber besado al chico de mi amiga, me sentía la peor persona del mundo. Le doy una fuerte bofetada y salgo del baño corriendo, necesitaba descansar y recapacitar lo que había hecho.
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Besos prohibidos.©
RomanceDesde pequeños nos han mostrado que los prototipos perfectos son chicas delgadas con curvas y buen trasero, en caso de no ser así ya eres el bicho raro, ya eres el hazme reír de todo el mundo, ya eres simplemente "La gorda". Sue, una adolescente de...