El señor de las tinieblas conoció la mirada de un ángel. Tan libre y puro, que sus manos temblaron cuando el papel se deslizó por su dermis. Como el pecador tocando la inocencia, su piel no resistió y acabó rasgándose. La sangre brotó en un pequeño hilo, manchando la imagen.
— ¿Mikael? — La pregunta salió con tono bromista del hombre de ojos rasgados, quien seguía el movimiento de la gota carmesí enterrándose en el puño de la camisa de vestir del susodicho — ¿Estás escuchando? — Conocía la respuesta por la mirada ausente de su jefe, pues llevaba hace un rato inmerso en la fotografía en su mano.
— No, la verdad me perdí desde que abriste la boca — soltó con el disgustó marcando su rostro, sus cejas se habían fruncido levemente por las manchas de su atrofiada sangre ensuciando el papel.
— ¿Qué mierda tienes? — Lucy se inclinó hacia su lado, arrebatándole aquella preciosa pertenencia. La fémina visualizó el retrato y la confusión llegó a sus facciones — ¿Quién es éste? Creí que estabas viendo un menú para elegir la cena... No una estúpida foto —
— Lo siento — el hombre de lentes alzó la voz, tras admirar de reojo el objeto de la distracción en la mesa — Problemas menores, eso es — revisó los documentos dispuestos sobre la redonda mesa y recogió los papeles que creyó propios.
Mikael apoyó su mejilla sobre la palma de su mano, la sonrisa dispuesta en sus labios ocultaba la rabia escondida en su pecho por verse privado de su pequeña posesión — ¿Quién es este lindo chico de aquí? —
— No es nada, puedo arreglarlo por mi cuenta — expuso Jade haciendo un leve ademán con su mano, restándole importancia al asunto, quería darlo por zanjado, porque no veía la necesidad de inmiscuir a nadie más en meras tonterías.
— Pregunté, quién es, Jade — su tono aunque dulcificado, se pintaba con leves muestras de descontento por verse ignorado en un cuestionamiento directo — No pregunté si puedes o no puedes arreglarlo, pedí un nombre — sus ojos se achinaron levemente por el engrandecimiento de la mueca en la que estaban hechos sus labios.
— ¿Por qué tanto interés, te gusta? — Will bromeó, divertido con la situación tan irreal de su jefe mostrando atención a una foto, como si fuese la pieza de obra más codiciada por los coleccionistas. Tan ensimismado en su capricho.
Jade resopló indignado por tanto ataque de un descuido de revolver la información legal de los ilegales negocios, con datos de gente irrelevante quienes recibiría una pequeña visita — Olive Lane, esposo de un policía que está con ganas de jodernos, como dije — reacomodó sus lentes en el puente de su nariz — nadie sin importancia —
La fémina de larga melena rojiza, echó una estruendosa carcajada que retumbó contra las paredes, segundos estridentes de su chillido de risa, la euforia le recorría hasta doblegarla contra la mesa — ¿Tienes... problemas con... un policía? — Las palabras se le atropellaron en la garganta por la falta de aire, era su precioso momento de fanfarronear por la molestia demostrada por el impasible Jade.
— Dije que es un tema ya zanjado — remarcó, tenía la esperanza de poder proseguir con el informe que Mikael, él mismo quien se había dormido en medio de su exposición, le había pedido hace un par de días atrás. Jade quería marcharse de una vez a sus aposentos.
Esposo de un policía. Peligro. Mika había escuchado perfectamente a Jade; uno de sus tres "ejecutivos". Realmente no le preocupaba que el tema estuviese relacionado con un hombre de la ley. Los que se encargaban de llevar justicia, o estaban comprados o con un pie en la tumba, no había punto medio.
— ¿Y cuándo lo vas a zanjar? — Se burló la preciosa dama entre carcajadas entrecortadas. Sus cabellos se habían desparramado en una hermosa cascada, dándoles una apariencia mucho más rebelde y provocativa.
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Toxicity
RomanceMikael es solo un mafioso que se enamoró... del omega marcado y en cinta de un agente de la Oficina de Narcóticos |Tҽɱáƚιƈαʂ| °Omegaverse °M-preg °BoysLove