Capítulo 12

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Se sentía un prisionero en su propia casa, miraba las manecillas del reloj rotar sin detenerse, el tiempo pasaba y con ello su angustia crecía. Jamás pensó llegar al punto en el que su esposo quisiera controlarlo, solo bastaba ver de reojo a través de la ventana la cámara de seguridad que visualizaba todo el panorama, nadie podía entrar o salir, sin que Paxton se enterase. Las mandó a instalar durante la mañana.

Podía levantarse del pequeño nido en la alfombra, aquel refugio que construyó rodeado de cojines, prendado de la compañía que la pequeña chimenea le proveía en aquel día de vendaval. La tormenta rugía furiosa, como si supiese de sus dolencias, y rabiaba por el dolor mortal en su corazón. El cielo también simpatizaba con su tristeza.

Sollozó al recordar el cruel destino de su regalo, intentó por todos los medios que Paxton no lo destrozara, pues tras la partida a fuerzas de Mikael, él se había echado a llorar sobre el oso de felpa, buscando el consuelo que ningún otro abrazo podía proveerle. Lloró y afirmó odiar a su esposo, quien al perder la paciencia - ante lo que él llamó un berrinche de su marido - decidió deshacerse de cualquier recuerdo del enemigo.

Tomó el brazo de su Olive con una fuerza impropia de sus toques, lo jaló para dejarlo caer sobre uno de los sillones de la sala y tomó el afelpado peluche para echarlo a la calle. Oli se negó, el brazo le pulso, sintió un ardor desconocido quemando su piel dejando un herida pasajera, el miedo coordinó sus pasos, le hizo aferrarse desesperadamente a una de las patas de su obsequio.

"Paxton, no. Te lo suplico, no"

Pero el hombre ignoró las súplicas lastimeras y constantes lágrimas de su pequeño esposo, la cólera le movía como títere, ajeno de sus acciones jaló del inocente oso, hasta arrancar la extremidad del cuerpo del peluche, los algodones salieron inmediatamente después del sonido roto y doloroso con el que el corazón del omega volvió a resquebrajarse. Solo quedó en sus manos aquel pedazo de una de las extremidades de su precioso osito de felpa, que terminó en un bote de basura.

Desde aquel instante, se condenó a la mudez selectiva. No compartió palabras con su esposo, le ignoró cuando éste intentó disculparse por los hematomas con forma de dedos que dejó pintados a fuego en el delicado brazo de su amado. Olive se negó a servirle, se encerró en una burbuja para ignorarlo.

Se alimentó, pero no porque el hambre le llamase al apretujar sus tripas, solo lo hizo, consciente de que no podía lastimar a su bebé. Se duchó para limpiar las impurezas, pese a saber que los últimos rastros del aroma de Mikael se perderían, y luego, simplemente prendió la chimenea para contemplar la danza del fuego, el chispeo bailaba con cada acordé de luz al que le seguía un ruido ensordecedor.

Quería ir, cruzar la puerta y buscar a Mikael, sin embargo, el temor de causarle problemas, le retenía contra el piso. Anhelaba un abrazo, y susurros de aliento en su oído, embriagarse en la sensación de su aroma a bosque, a libertad, a deseo. Se encorvó cuando el nudo que apresaba su garganta, se desató. Tenía una soga atado a su cuello, y poco a poco apretaba su tráquea, por mucho que sus labios estuviesen de par en par, el aire no le llegaba, se ahogaba en su propia lastima.

Siquiera sentía haber hecho algo incorrecto para verse castigado como si fuese un criminal. Jamás besó o intimó con Mikael, no le falló carnalmente a su matrimonio. No amaba a Fitz, era muy pronto para ponerle una etiqueta tan pesada a sus sentimientos, solo aceptaba que existía una atracción innegable entre ellos y no era del ámbito sexual, sino más bien espiritual. Creyó que podría tener un balance, mantener su matrimonio y formar una bonita amistad sincera con Mikael... Ahora entendía que había sido avaricioso y lo perdió todo. Fin del juego.

Paxton le había demostrado un lado que pensó jamás tendría que ver, un esposo celoso, posesivo y violento. Metió en problemas a Mikael al ponerlo bajo la amenaza de cárcel, solo por tener la valentía de hablarle. Los alfas eran complicados, empezaba a tener un rechazo por ellos.

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