¿Por qué es tan rara?
¿Por qué se tapa los brazos?
¿Por qué nunca habla?
¿Por qué no deja que la toquen?
¿Por qué mueve mucho las manos?
¿Por qué oculta su cuerpo con ropa ancha?
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«No pasó a mayores, deja el drama»
«Estás llena de cicatrices e...
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20 de agosto 2022
Alexa
Si pudiera vivir dentro de todos los libros que leo, sería lo mejor para mi. Me desconecto por un buen rato de ese mundo tan cruel, y, aunque en los libros hay cosas que pasan en la vida real, me gustaría estar dentro de todas esas historias que me hacen olvidar todo lo malo. Leer para mi, es algo muy difícil de explicar, siento de todo cuando leo.
Escuchar música, mientras leo, es mi hobby favorito. Muchas personas dicen que no se concentran tanto cuando leen, pero yo escucho las playlist que le ponen algunas escritoras o escritores a los capítulos, así los entiendo mejor.
»Leer, para olvidar el dolor que siento todos los días» pensé.
Escuché la voz de mami Nina, así que me quito mis audífonos, dejo mi libro sobre la cama y me levanto con rapidez. Mis ojos fueron al suéter que cargaba hace rato, en las mangas hay sangre.
Joder, Alexa.
Lo recojo rápido, y lo tiro a la cesta de ropa sucia. Me fijo en que mi alfombra no esté manchada de sangre.
Dios, ¿por qué soy tan tonta?
Hay una pequeña mancha de sangre sobre la alfombra blanca, ¡es blanca de paso! ¡Mami Nina lo verá y me hará muchas preguntas!
Respira, Alexa.
Es complicado, ella puede decirle a mamá, y no quiero que mi mamá me llame para recordarme nuevamente que soy una carga a veces para ella por mis "actitudes depresivas". No puedo permitir que mami Nina vea esa mancha.
Solo se me ocurrió poner algunos libros que tengo por leer en esa mancha para que no se vea, le mentiré diciendo que estaba viendo cuál me gustaría empezar si pregunta. Si, eso es lo único que a mi, Alexa Sophia Wilfort Gómez, se me ocurre.
Mi puerta fue tocada.
—Alexa —me llama con esa voz tan dulce.
Suelto un largo suspiro, menos mal me había cambiado de ropa. Mis muñecas arden demasiado, pero ya no me importa. He soportado ese dolor durante mucho tiempo.
Más calmada, voy a la puerta y la abro. Los ojos cafés brillantes de mi abuela (mami Nina), se achinaron cuando me vió.
—¿Si? —mi voz se escucha un poco entrecortada.
Ella se me queda mirando por varios segundos, viendo tras de mi prácticamente.
—He comprado helado de chocolate, tu favorito —escuchar ello y su emoción al decirlo, me saca una pequeña sonrisa —. Ven y te cuento un chisme —la juzgué con la mirada, ella me mira ofendida —. ¿Qué? El chisme me busca siempre, Alexi —ruedo los ojos, divertida.
