desenfreno

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Casa de Okane

- Los dejo solos chicos, cualquier cosa que necesiten estaré en el jardín.

- Señor, si quiere puede quedarse no hay problema - luka le dedicó una sonrisa.

- Eres muy amable, pero imagino que necesitan ponerse al día más tarde me uno a ustedes.

- Okane observa a luka en silencio.

 - No me lo imaginaba así. - cruzaba sus brazos viéndolo ir -

- ¿A qué te refieres?, ¿qué imaginabas? - Okane llevo su mano a su nuca rascándola.

- Lo imaginaba mayor, no sé si decir de abuelo, pero generalmente la gente que adopta son personas solitarias, dejadas en su aspecto y él tiene facha, es atractivo- tocaba sus mejillas que le ardían.

- Okane se empieza a reír y se acerca agarrándose de la remera de Luka. 

 - Interesante lo ves ¿atractivo?, ¿te calentaste con mi tutor?, déjame hacer una pequeña aclaración para que se te despeje, el panorama no es tan así,él se hizo cargo de mí casi a la fuerza, pero es otra historia esa, respóndeme lo otro que me parece más divertido que hablar de mi historia, ándale.

- Eh solo estoy admitiendo lo que se ve a simple vista - relamiéndose la boca.

- Me pone que seas tan juguetón - susurraba en su oído.

- Aunque te aburra el tema si soy tu novio es lo natural que me cuentes sobre tu pasado ¿o no?

 - Pues si, pero ya tendremos tiempo para eso, cabrón no seas agua, fiestas o es que me quieres distraer por qué te pone nervioso estar a solas conmigo, si te vieras en un espejo, te ves muy cagado.

- Si claro no digas boludeces - Luka estaba tan nervioso que se le cae al piso la bolsa con los medicamentos, su intento de disimularlo no lo ayudaba si lo estaba.

                                                   Alerta, has quedado expuesto-reía 

- No te preocupes, te ayudo con eso - se puso de rodillas frente a la cintura de luka para agarrar la bolsa, iba a agarrarla cuando se le ocurrió algo mejor, desabrocharle el pantalón a luka.

- Hey... para nos van a ver - advirtió mirando hacia los costados.

- Eso es lo divertido adrenalina, niño rico - intenta bajárselo.

- Luka estira su brazo agarrándolo haciendo que se ponga de pie.

- Okane no aguanto mucho más, no iba a darle tregua bajo ningún concepto, y empezó a besarlo, posando sus labios encima de los suyos.
La intensidad subía y en nada las manos recorrían el cuerpo del otro, estaban gozando ese momento hasta que, escuchan que alguien se aclara la voz, el reloj ha sonado y se separan desalineados.

- Qué pena con usted señorito Oscar, el señor Pablo me manda a traer esto.

 - Con la mirada baja acercaba a una mesita que había en medio, una bandeja con tostados y licuados.

Luka Colucci okane dos engreídos destinados a amarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora