Momentos de reflexión

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Créditos de la portada del capítulo a Bananaberry539

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Ya era algo tarde cuando Lincoln y Lucy subieron del autobús y reanudaron el regreso a su hogar. Durante el camino la pequeña había mantenido su habitual semblante inexpresivo, contándole vagamente algunas cosas que fue descubriendo cuando interactuó con los chicos de la casa hogar, mientras que preocupado, Lincoln anticipaba la emoción con que el resto de sus hermanas los emboscarían para bombardearlos con toda clase de preguntas, temiendo que Lucy dijese algo que les causara alguna mala impresión acerca de los chicos que vivían con Lesly. Aclarando su garganta se volvió hacia su hermanita.

-Lucy, quería pedirte que...

-No diré nada que haga quedar a mal a los hermanos de Lesly por las situaciones que atravesaron.

El muchacho asintió, pero no era lo único que le preocupaba desde que ella le confesó una particularidad que hasta entonces Lincoln ignoraba sobre sus capacidades al leerle la suerte a las personas, siendo algo más que la suerte lo que podía averiguar al realizar dicha acción.

-He... sí, eso está bien. Pero específicamente...

-Tampoco les contaré nada acerca de lo que descubrí sobre sus pasados. Respetaré la intimidad de sus vidas.

Lincoln asintió esperando que su hermana en efecto no le dijese a nadie más lo que le había contado durante el trayecto sobre los chicos. El muchacho no estaba seguro sobre qué era lo que más le perturbaba, si la habilidad de su hermana al pensar ahora en ella como un ser más extraordinario del que imaginó se trataba, o los acontecimientos que esos pobres chicos experimentaron, al menos los que Lucy le contó, pues sentía que ella se había guardado algunos más para sí misma. Aunque curioso al respecto, Lincoln no se atrevía a pedirle que le compartiera todos, aun así, la situación le parecía bastante fantástica.

-¿En serio así es cómo descubriste todo eso? ¿De verdad no fue algo que la señorita Hepburn o los chicos te contaron sobre ellos mismos?

Su hermana lo miró con acusación.

-¿De verdad crees que me hubiesen hecho esa serie de confesiones así de fácil a tan sólo poco de conocerme?

Muy a su pesar, Lincoln tuvo que admitir que bajo esa perspectiva resultaba más fácil creer en aquél prodigioso don. Miró hacia la ventana pensativo.

-Debió de ser muy duro para todos ellos el haber perdido a sus familias o nunca haberlas conocido, como le sucedió a tu amigo Brian.

Lucy asintió apesadumbrada. A su parecer, el no conocer a sus padres y ser abandonado en las calles fue el menor de los problemas que ese chico sufrió. Eso era parte de lo que no se atrevió a contarle a su hermano.

-Sí, tienes razón.

-O esa niña, Margue. ¿Por qué su padre tuvo que abandonarla después de que perdieran a su madre?

No es que el tipo quisiera dejarla por la pérdida de su esposa, más bien fue lo que lo obligaron a hacer por lo que le hizo a ella, siendo lo mejor para la pequeña. Lucy quería dejar de lado el tema pues comenzaba a tensarla.

-*Suspiro*. Sólo... sólo te puedo decir que debemos de ser más agradecidos por contar con dos padres que nos dan todo su cariño, aun con todas sus imperfecciones... o que a pesar de las nuestras principalmente, nos aman de forma incondicional a cada una de nosotras, así como a ti también.

El autobús llegó a la parada que se localizaba a sólo cinco cuadras de la avenida Franklin. La pareja de hermanos descendió. En su cabeza Lincoln continuaba dándole vueltas a los asuntos de aquellos niños. Le habían resultado bastante agradables, si acaso a momentos algo cabizbajos, pero dada su situación podía entenderlo. Sentía pena por ellos, pero en realidad no tenía nada en sus manos que pudiese hacer para ayudarlos de alguna manera. Ya no estaba tan seguro de que hubiese sido una buena idea el haber ido a la casa hogar sólo por su afán de ver a Lesly, por lo que en la próxima oportunidad se comprometió a que también lo haría para entablar una mejor amistad con ellos. Sencillamente por mucho que lo intentara, le era imposible siquiera imaginar estar en sus zapatos; sin su madre, su padre, o imaginar que sus hermanas en realidad no lo eran, siendo únicamente compañeras de piso que viven con él. Por el momento le quedaba el consuelo que a la mayoría Lucy les había pronosticado futuros buenos y prósperos... al menos a la mayoría, pero no era en ese chico Carl en quien pensaba.

Déjame ser tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora