Futuro incierto

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El curso de aquel sábado concluyó y Lincoln guardó el material de apoyo que usaba en las clases de dibujo.

—No olviden pasar a mi escritorio para tomar uno de los folletos que les traje antes de que se vayan —la instructora les recordó—. Son gratuitos y vienen algunos temas adicionales que les serán de utilidad con respecto a la realización de los esquemas en el cómic, así como algunos consejos para estructurar las tramas.

Lincoln fue de los primeros en acercarse y tomar uno de estos, cuando su atención pasó a uno de los carteles que durante la clase alguien de la universidad había pegado en la entrada, específicamente uno que promocionaba exámenes de la vista gratis patrocinados por el instituto, junto con los trípticos de una empresa que se dedicaba a la fabricación de anteojos.

—¿Estás interesado en una consulta, Lincoln?

El muchacho volteó hacia Rebecca, su instructora.

—No estoy seguro. Nunca me han hecho un examen de la vista, aunque a algunas de mis hermanas sí.

—Nunca está de más un chequeo por nuestra salud. Puedes pedir que te realicen una consulta si gustas. En este preciso momento aún siguen haciéndolas en el aula 8C.

Lincoln asintió de acuerdo, aunque no era precisamente su salud en la que pensaba. Por la tarde esperaba poder hablar con Lesly por teléfono para confirmarle que en efecto no podría ir mañana a visitarla, siendo aquella propaganda un recordatorio del hecho para él. De cualquier modo, pensó que no perdía nada con hacerse una revisión de rutina, sólo por curiosidad.

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En la casa Loud reinaba el caos habitual de fin de semana. Casi todas las chicas se encontraban por ahí. Lincoln recién llegaba del curso que tomaba como actividad extraescolar, aunque en esta ocasión lo hizo más tarde de lo acostumbrado.

—¿Dónde estabas, Lincoln? —Lola le reclamó al recibirlo—. Te estuve esperando para la fiesta de té que prometiste tener conmigo para compensar que mañana no me llevarás a conocer a tu princesa.

Sólo por la manera en que llamó a su amiga fue que Lincoln se contuvo de decirle que en realidad la culpable de eso era su madre como para que le estuviera reclamando a él.

—Lo siento, Lola. Me ocupé con algo después del curso.

En el hombro llevaba su mochila, pero en la mano contraria unos folletos que estuvo revisando durante el camino. Curiosa, Lola se los arrebató de forma inesperada para mirarlos.

—¡Oye!

—¿Qué es esto? ¿Tipos de graduaciones? ¡Yiuk! ¡Las partes de un ojo! ¿Por qué tienes todo esto?

—No es nada. Después del curso me hice un examen de la vista. Estaban ofreciéndolos gratis en la universidad.

Lisa que salía de la cocina llevando un termo con algo que seguramente no era comestible, se detuvo para ver a su hermano.

—Me siento ofendida. De pedírmelo, pude realizarte yo misma dicha revisión si has sentido inconvenientes oculares.

—¿Vas a necesitar anteojos? —Lola le preguntó intrigada a su hermano.

—No —Lincoln le respondió—. Me dijeron que mi vista está bien, por lo que no necesito usarlos.

Lisa alcanzó a leer parte de los trípticos que Lincoln ya le estaba quitando a Lola.

—Bien. Igualmente, si estás interesado en la medicina optometrista, tengo algunos volúmenes que podrían ser de tu interés.

Lincoln la miró pensativo.

Déjame ser tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora