XXXI

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Faltaban cinco días oficialmente, para el cumpleaños de la gran promesa del Barça: Pablo Martin Paez Gavira

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Faltaban cinco días oficialmente, para el cumpleaños de la gran promesa del Barça: Pablo Martin Paez Gavira. Aunque yo también lo podía llamar novio.

Había estado hablando con Ilias, su compañero de habitación en La Masia, para hacerle una sorpresa. Quedamos en decirle, que yo no iba a poder ir a verlo el día de su cumpleaños porque tenía que resolver unas cosillas para el concierto. Pero que iba a verlo mañana, para compensárselo. Él se puso un poco triste, pero me dijo que no pasaba nada. Según me comento Ilias, estuvo la mayor parte del día algo decaído, y me sentí mal por hacérselo pasar mal, pero la recompensa valdría la pena. Estaba muy nerviosa y ansiosa de que llegara el día.

Le dije a mi madre que esta tarde me acompañara a buscar algunas cosas para Pablo. Nos pasamos 4 horas de compras, al final también nos consentimos un poquito a nosotras. Mi padre se había quedado solo en casa con Milo, y al llegar vino a junto de mí y me dijo que Pablo había venido a casa y que le había dado pena, así que estaba en mi habitación, esperándome.

Dejé las bolsas en la despensa de la cocina, para que no pudiera ver lo que había dentro y fui corriendo a mi habitación. Cuando entré, me encontré con la imagen más tierna del mundo. Pablo se había quedado dormido en mi cama y estaba abrazando a Milo, que al notar que estaba frente a él, empezó a mover la cola para que fuera a darle mimos. Me tumbé lentamente sobre Pablo, quien al notar mi contacto se puso mirando el techo completamente y me abrazó por la cintura. Yo tenía mi mejilla apoyada en su pecho, y con una mano acariciaba a mi perro.

一 Eres muy guapa.一 me dice Pablo con los ojos aún cerrados y medio dormido. Su voz me produjo escalofríos, estaba tan grave que me llegó hasta a lugares que desconocía. Además, de que sentí la vibración del sonido a través de su pecho.

一 Perdón.一 continuó Pablo.

一 ¿Por qué?一 le pregunto yo, girando mi cabeza para poder verlo.

一 Por aparecer de imprevisto en tu casa. Parece que soy un egoísta, enserio perdón.

一 No tienes que pedir perdón por eso. Me encanta que aparezcas en mi casa. Eso no te hace egoísta. Además de que ya me hacía falta estar así. Contigo.一 dije yo para a continuación, dejar un corto beso en su mejilla. Mi intención era volver a poner mi oído en su pecho, pero él me lo impidió cuando movió rápidamente sus manos de mi cintura para acunar mi cara con ambas y fundir nuestros labios en un tierno beso. Nos mantuvimos así un buen rato, hasta que luego Pablo se aburrió de esa postura, y se giró quedando el encima de mí. Sus manos se posaron en mis piernas, acariciándolas suavemente. Hasta que vio que se estaba volviendo intensito y ambos nos separamos. Y menos mal que lo hicimos, porque segundos después de separarnos mi madre entró por la puerta para ofrecer bizcocho. Yo quise reírme por la situación, pero me controlé.

Proyecto Incierto | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora