LII

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FINAL

19 de junio de 2023

Pablo y yo acabábamos de llegar a las montañas en dónde nos quedaríamos por tres días. Ya que él tendría que ir a jugar un partido y yo tendría la velada tres y empezar a preparar mi segundo tour y algunas colaboraciones.

一 Un año con la mejor persona del mundo. Quitándome a mí, obvio. 一 dijo Pablo tumbándose en la cama.

一 Cuanta humildad.

El lugar era precioso. Estábamos aislados, pero nos manteníamos en la seguridad. Había unas vistas preciosas, y eso que aún no era de noche. Un poco más abajo de la montaña en la que estábamos había un lago y más tarde iríamos a dar un paseo en canoa. También había una zona más de campo, donde había para alquilar caballos, aunque eso sonaba un poco mal.

Pablo y yo habíamos quedado en un acuerdo. Podríamos sacarnos fotos, pero estas quedarían única y exclusivamente para nosotros. Además de que no podíamos estar pendientes de las redes sociales.

Estas vacaciones íbamos a experimentar. Íbamos a intentar hacer cosas que ambos nos gustaran y nos hicieran ilusión. Obviamente, lo primero que dijo Pablo fue jugar algo de fútbol. Ya me lo había propuesto muchas veces antes, y siempre le había dicho que no. Porque que me guste ver el fútbol, no significa que sepa jugarlo y me daba mucha vergüenza que descubriera lo mal que se me daba.

一 Aitana, seguro que no se te da mal. ¿Y si sí? Qué más da. A mí también se me da mal cantar y tú lo haces de puta madre. Nos compensamos el uno al otro. Por eso somos perfectos juntos.

一 Vale, pues vas a ver lo mala que soy.

Le di una patada con mucha fuerza al balón.

Pero esta no se movió del sitio.

Le acababa de dar un patadón al aire.

Y Pablo se estaba riendo como si la vida se le fuera en ello, mientras se rebozaba como un perro por el suelo.

一 No me hace gracia. 一 le digo, cruzándome de brazos.

一 A mi sí. Y mucha. 一 y continúa riéndose. Yo intenté que no se me escapara una sonrisa al escucharlo reír.

Su risa era lo más bonito que había escuchado nunca.

一 Bueno, te voy a ayudar a ser toda una futbolista. Lo primero es darle a la pelota. 一 comentó volviendo a reír, yo le di un golpe en el hombro y él lo exageró.

一 Deja de reírte de mí.

一 Vale, vale. Perdóname, mi amor.

一 No te perdono.

一 ¿No? 一 preguntó él poniendo puchero y empezando a acercarse a mí.

一 No. No te perdono. Te portaste muy mal.

一 En ese caso... Para situaciones desesperadas, se requieren medidas desesperadas. 一 y se me lanzó. Empezó a hacerme cosquillas y a darme besos por todos los lugares posibles.

Yo empecé a reír como una loca.

一 ¿Ya estoy perdonado?

一 Puede.

Estuvimos una hora jugando al fútbol, me enseñó algún truco, pero seguía siendo muy mala. Luego le dije que yo le iba a enseñar a bailar. Y eso fue lo que hicimos. Otra horita de baile, en la que nos montamos una coreografía para las nacionales.

Después de comer, fuimos al lago y estuvimos en las canoas. Con decir que casi nos ahogamos. Pablo estaba convencido de que si uno se inclinaba hacia un lado de la canoa y otro hacia el otro lado; esta no se giraría. Pero no tuvo en cuenta que el pesa más y con que teníamos que hacerlo al mismo tiempo. Así que terminamos debajo del barco.

Proyecto Incierto | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora