Capítulo 5: Movidas del trabajo

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Pense que despertaría por mi alarma, pero un extraño presentimiento lo hizo antes.

Escuché pasos alrededor mío, papá se iba mucho antes que yo al trabajo así que no podía ser él. Abrí lentamente los ojos, una mirada borrosa me decía que había alguien. De mi posición fetal me incorporé asustada rápidamente de la cama, fijé mis ojos saltones a la silueta, hasta que luego de dos pestañeos pude enfocar y tranquilizarme.

O no, era extremadamente confuso ver a Lucila aquí. 

-¿Lucila? – Dije con voz ronca, como si la "yo" exaltada solo se hubiese visto cuando me asusté. -¿Qué haces... aquí? – Mi voz ronca se mezcló con una sensación de infumabilidad acrecentada por lo de anoche - Y... ¿Por qué estás vestida como si estuvieses por ir a una discoteca? – Dije juzgando con el ceño fruncido. Ella llevaba unas zapatillas mías en sus manos, con una postura un poco encorvada, aparentemente intentaba ir silenciosa para no despertarme. Ella buscó a todos lados una excusa, como avergonzada, dándose cuenta de que era extraño lo que estaba haciendo en mi casa.

De pronto, dirigió la mirada hacia mí - ¡Pues dices de mi ropa a estas horas y tu duermes con zapatos y el traje escolar!

Era cierto, tenía la ropa de la escuela aún, palpé la misma y pasé en responderle, la realidad era que cuando había llegado a casa solo me acosté a llorar hasta que me durmiese.

-Da igual eso ahora – Rodeé mis ojos y alcé una ceja, insistí en la pregunta. -¿Qué haces aquí?

Ella dejó caer mis zapatillas y se cruzó de brazos, el escote resaltaba aún más gracias a eso. ¡Era imposible no mirarle... así vestida! Top blanco, y falda de cuero verde oscuro, maquillada y peinada como si fuese una top model.

-¿¡ACASO ME VES CARA DE QUE PODRÍA ROBARTE!? – Dijo con una voz chillona, la cual hasta me hizo cerrar los ojos.

Irónicamente la unica persona que confío con mi vida que no le podría robar ni a su caniche algo era justamente Luci, así que solté un bufido de risa, mientras reprimía ese pensamiento -No... Simplemente te pregunté qué hacías aquí – Mi voz sonó como una compasiva madre explicándole a una niña chillona algo una segunda vez. Niña y Luci no eran conceptos muy alejados realmente.

- Pues tu padre me dijo que viniese a despertarte, vaga – Decía mientras yo me levantaba de la cama y me estiraba. Aunque me lo imaginaba, quería asegurarme que la frustración de verla aquí sería exactamente por ello.

¿Cómo puede ser que se dignase siquiera a hacerlo? Quiero decir... Es un buen gesto por parte de Luci pero... ¿No le pareció ni un poquito extraño?

Justo esas cosas pensé mientras le observaba de reojo una vez más su vestir de pies a cabeza. – Estas... Linda... -fruncí el ceño, suspicazmente, mientras pestañeaba constantemente, intentando que mis ojos enfocasen bien. - Demasiado incluso ¿A dónde vas? – Mientras tanto la cruzo y me dirijo al ropero que estaba detrás de su espalda.

-Oh, tengo la sesión de fotos de "Young Boys and Girls" ahorita – Se sentó ahora un poco más tranquila y con los ojos cerrados prosiguió – Ya sabes, la foto para la presentación del teatro.

Asentí – Ya, lo recuerdo. – Abrí el armario y divisé algo que me llamó muchísimo la atención.

Ella subió una pierna encima de la otra, y sacó su celular de su escote para poner la selfie en su celular y usarlo como espejo para acomodarse el pelo. Automaticamente, no pude evitar soltar una risa entre dientes y observar de reojo el ENORME ESPEJO QUE HABÍA EN MI HABITACIÓN ENTRE EL ARMARIO Y LA PARED CASI PEGADA A SU NARIZ.

-¿Qué es lo gracioso? – Dijo al escucharme, sin quitar su mirada del móvil.

-Nada, he recordado algo gracioso - Dije mofándome de ello ahora con mi mano tapándome la boca, y volviendo al armario.

Estrella VespertinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora