Al otro día se dispuso a llevarme en moto. Fui abrazada a él todo el camino, como un koala a una rama. Había sido una tarde fantástica, pero se tenía que terminar, tarde o temprano. Papá por fin había vuelto a casa, él era quien había marcado ese final.
Estuve pensando en todo ese momento del camino en cómo contarle a papá todo. Debía saber la verdad, debía saber lo que realmente sucedía. Tambien en mi cabeza rondaban pensamientos de cuánto lo extrañaba, cuántas veces en el fondo le mentí, cuántas veces lo necesité en estos días de ausencia, cuánto no le he dicho de lo que sentía o hacía.
Ambos nos bajamos y él volvió a su cara seria y sus modismos raros de duda con la boca, como si le bajase la ficha recien ahora de todo lo que se abrió a mí en estos días. Yo le copié la postura, alcé la barbilla intentando demostrar confianza, llevé mis manos a mis bolsillos y le hice una sonrisa tierna de hoyuelos. No pude evitar imaginarme lo tonta que parecí, así que tire toda seriedad a la bolsa, y me reí para evitar el momento.
-La he pasado bien. - Declaré.
-Intuía que sí. Una persona no se queda un día entero en un lugar que no se siente a gusto.
-Tampoco un Xander aguanta una persona tanto tiempo.
-Acertaste. - Dijo disparándome con una pistola falsa hecha de sus manos. - Quería que lo dijeras tú.
Entre risas demostraba lo que internamente sentía: No quería irme de allí, de ese mundo de tanta paz y placer en el que me metí ayer. Probablemente haya sido uno de los mejores días de mi vida. De repente toda esa emoción se tuvo que cortar. Del otro lado de la puerta papá escuchó mis risas y se abrió la puerta sin esperar a rechinar.
Mis ojos se dirigieron tranquilamente hacia él, pero su mirada me enseñaba poca emoción. - Eh, papá - Dije al girarme completamente a él. Sus ojeras eran oscuras y su pelo estaba totalmente despeinado, pude verle una costra en la boca que habrá sido producto de deshidratarse.
-Largate. - Sentenció. Quien parecía estar encorvado y a la defensiva. Despues de aquello intenté indagar en sus expresiones. Encontré cansancio, sus ojeras eran oscuras como una humareda. Su cara parecía hacerse verdiblanca y alargada. Su mirada apenas se sostenía mientras parpadeaba con máxima lentitud. Quedé palida ante tal trato a Xander.
"Habrá tenido mucho estrés estos días"
Había algo que no me cuadraba. Nunca había visto a papá tan abarrotado. Esa pinta de camisa desprendida en tres botones. El cinturón a medio prender y con una respiración profunda.
No pude evitarlo, pero mi pecho se llenó de temor y verguenza por su trato, el momento pintaba a incómodo y todo estaba en completo silencio cual domingo depresivo. Solo un pequeño ruido de una torcaza resonaba en aquél momento.
Luego de recuperarme del shock, rompí el silencio como pude.
-Nos vemos después, Xander - Sentencié. Con cara de decepción, él logró entender que algo raro sucedida, así que sin decir nada más, se fue tan confundido como yo de ese encuentro una vez se despidió asintiendo con la cabeza. Papá y yo le vimos agarrar la moto e irse con el mayor de los silencios. Mientras se rascaba la nuca por el camino. Antes de irse me miró una vez más a los ojos, yo hice seña de tranquilidad, asegurándole que todo saldría bien.
-¿Qué carajo te pasó ahí fuera? - Llevé mis manos a mis sienes para intentar aguantarme las ganas de alzar aún más la voz. Pero pareció no querer respuesta.
Él cerró la puerta detrás de mí. Avancé por el pasillo entonces hasta el living. Lugar donde hablábamos siempre de mis problemas personales. Allí, en ese sillón rojo me había hablado de todo; la muerte de mi perro, la primera verdad sobre mamá, mis problemas escolares... Todo. Ese sillón rojo pasó por todo tipo de cosas.
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Estrella Vespertina
General FictionLa ciudad de Velet no ha cambiado nada desde entonces. Desde esa trágica noche en el hotel más grande del país "La floriana". Aquella donde una masacre y muchos cabos sueltos sin resolver se rememoran al día de hoy. Se extraña ese aire tranquilo qu...