𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟏; 𝕮𝖚𝖕𝖎𝖉𝖔 𝖏𝖔𝖉𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔

124 10 0
                                    


Capítulo 1; cupido jodiendo



Probablemente mi mal presentimiento cuando estaba despierta se devía a él sueño que estaba teniendo en este momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Probablemente mi mal presentimiento cuando estaba despierta se devía a él sueño que estaba teniendo en este momento.

La cosa iba así.

Estaba atada, otra vez, en una silla, en la misma sala, aquella rosada con cuadros de mi en diferentes versiones a través de la historia, todas luchando con el mismo hombre.

El cual ya tenía donde ubicarme, era Cupido.

Un tipo jodidamente chiflado que se había enfocado solamente en Psique, una mortal que había existido hace mucho tiempo, y por los celos de la versión romana de Afrodita, mi madre por cierto, Venus, tenía que cargármelo en todas las vidas hasta que le ganara al dios, algo que no había logrado.

Y que iba a lograr en esta vida porque se acababa ya y punto.

La mordaza de mi boca no me permitía soltar algún sonido.

De repente una fina daga recorría mi cuello, alguien a mi espalda la estaba manejando.

—Te extrañaba, ¿sabías, princesa? —una voz ronca, rasposa, como de recién levantado de un hombre me habló al odio.

Un escalofrío me recorrido el cuerpo, y no por el tono de aquel tipo, por la locura que soltaba cada una de sus palabras.

Pff, antes de decirte que yo también, me corto las venas imbécil.

Fruncí el ceño.

Cortó la mordaza.

—¿Dejaras de esconderte como el idiota que eres Eros? —gruñí, intentando forcejear.

—Ah, no, no, no —se apoyó en la pared frente a mí, mirándome con un aire de superioridad. —Eros es mi versión barata, y la más débil de mí, si me dejas opinar, Cupido, en cambio, es el primor que te quiere como la reina que eres.

—Seré una reina, pero no una maldita perra, porque eso es lo que tu quieres, una puta esclava que haga lo que sea por tí ¡supéralo, hombre, no te quiero!

Un fuerte golpe llegó a mi cara.

Me había empezado a doler, mientras ardía levemente mi mejilla.

Me tomó del pelo, observando aquel azul eléctrico que me había decidido hacer después de una locura de último minuto.
Y de repente pude verlo más claro que nunca.

Tenía una piel lisa, sin poros, granos o cualquier otra cosa, morocho bronceado, ojos azules, que por momentos parecían verdes olvias, y pelo castaño, ciertamente cualquiera caería enamorado del dios.

—¿Superarte? —murmuró —Eres demasiado como para soltarte tan fácil, además, ¿crees que no me eh enterado? —con la otra mano empezó a direccionar su daga a mi camisa, desde arriba, mientras empezaba a romperla con lentitud y seguía hablando —Te estás quedando en la casa de una maldita cría de Ares, un chico —recalcó con asco y un claro enojo — Te juro que como te toque un puto pelo, Ares y todas sus desgracias serán una presa muy fácil para mí.

𝕰𝖑 𝕸𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝖒𝖔𝖓𝖘𝖙𝖗𝖚𝖔𝖘 | 𝕻𝖏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora