4. La terapia

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Capítulo 4

Me despierto, recuerdo que ayer me acosté a dormir con Jos, me volteo y su lugar está vacío, mi corazón se hunde y siento algo en el pecho, creí que estaría conmigo hasta que despertara, él me lo dijo.

Puse mi cabeza sobre su pecho y él me abrazó.

—Duerme tranquila, yo cuidaré de ti esta noche,— quitó un mechón de cabello que estaba sobre mi cara,— descansa, mañana estaré aquí para darte los buenos días Dani.— me dio un beso en la frente y luego me sonrió.

No sé por qué creí que se quedaría conmigo, soy tan tonta, ni siquiera sé a qué hora se fue, me siento usada.

Suspiro y me siento en la cama, llevo la mirada hacia mi buró para tomar mi teléfono cuando veo una nota encima de este.

"Preciosa, perdóname, no pude quedarme, lo siento, mi madre me llamó temprano y tuve que salir corriendo a mi casa, son motivos personales que no podían esperar.
No estoy ahí pero, buenos días."

No puedo evitar sonreír, a pesar de todo me dejó una nota explicando las cosas.

Dejo la nota sobre el buró y tomo mi teléfono, hay varios mensajes de Catalina, otros más de Josmar y... también de Johan.

Pienso en lo que dijo Josmar, si me quedo en silencio y no expreso lo que realmente siento, estoy siendo cobarde, porque estoy evadiendo todo, y reprimiendo mis sentimientos.

Lo que tuve anoche con Josmar fue, solo sexo, y ni siquiera sé por qué lo hice, me estoy volviendo un revoltijo de tantas cosas que no puedo entender ni yo misma.

Pienso en Johan y en que tengo que ser sincera con él, aunque sea solo para que lo sepa, no quiero seguir ocultándole cosas.

Realmente quiero decírselo, pero son tantas cosas, es miedo a que no salga como quiero o como espero.

Respiro profundo, mientras repito una y otra vez un par de cosas en mi mente.

Soy suficiente.

Soy la más linda para él.

Jamás se va a hartar de mí.

Repito eso una y otra vez en mi mente, hasta que de un momento a otro lo estoy diciendo en voz alta y no me había dado cuenta.

—¿Qué es esta clase de amarre Daniela?

—¿Eh? ¿Qué?— se suponía que estaba sola.

—Soy suficiente. Soy la más linda para él. Jamás se va a hartar de mí, estás haciendo un amarre o decretando. Cualquiera de las dos son muy buenas opciones.

—Estoy... estoy...— no sé cómo estoy, sé que me siento perdida, pero no sé cómo decirle a mi hermana lo que pasa. —Estoy confundida y perdida

—¿Por quién?, es obvio que es por alguien, alguien que te gusta y mucho, ¿sigue siendo Johan?— pregunta.

—Sí.

—Cuéntame, ¿qué está pasando?

Después de eso lloré, grité, pataleé, hice de todo para desahogarme mientras mi hermana me escuchaba atenta sentada en el sillón.

—Yo también estuve en tu situación hace un par de años, y es complicado, lo sé, pero si realmente te gusta y quieres esa relación simplemente dile que sientes, no es sencillo, pero al menos inténtalo.

—No puedo, siempre hay algo que me detiene, algo que me impide avanzar por más que quiera.

—Daniela,— pone su mano en mi hombro. —vive, no te estanques pensando en un... ¿Lo intento? Porque si no lo intentas jamás vas a tener la respuesta a la pregunta que tú misma te estás haciendo. Eres suficiente para él y para cualquiera que te sepa valorar tal cual eres, eres la más linda aquí y en dónde sea, quien no sepa apreciar tu belleza necesita lentes porque eres muy guapa, más que tu hermana. Y si se harta de ti... es que nunca te amó ni te quiso como algún día dijo, el que diga que te ama jamás se va a hartar de ver tu sonrisa y tus locuras, de verte feliz, aunque sea con una insignificante paleta de dulce... eso es el amor.

¿Cuál De Los Dos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora