XII

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JAEMIN

Últimamente mis días pasaban de una forma tan extraña... pero de esa manera en que tanta felicidad causaba extrañeza. Todo era tan natural... tan ligero y tan simple.

Por la mañana nos levantábamos para ir al instituto y preparábamos las cosas con Hanie mucho más temprano de lo que solíamos hacer en un día cualquiera, ya que mamá y papá no estaban allí para hacerlo por nosotros, así que tuvimos que tomar la posición de niños maduros que se pueden cuidar solos en su ausencia, que para sorpresa de ambos, lo hacíamos bastante bien. Mamá aún así nos llamaba todas las mañanas para despertarnos y quedaba asombrada al escuchar que ya llevábamos despiertos más de media hora antes de su llamada.

Desayunábamos algo ligero y que fuera fácil de hacer mientras esperábamos que sonara el timbre de la puerta que indicaba que Jeno había llegado para buscarnos en su automóvil. 

Usualmente dentro del vehículo teníamos unos pequeños momentos...jugábamos con nuestras manos y acariciábamos nuestros dedos,  Jeno siempre encontraba la manera de hacer que sus dedos se entrelazaran con los míos, y la verdad me encantaba que lo hiciera, aun que teníamos que ser cuidadosos de que Hanie no se enterara de lo que estaba pasando entre nosotros estos días.

Ya en el instituto pasaba el día con mis amigos, aunque a veces habían distracciones...

- ¡Jaemin, te toca ir a buscar las poleras de equipos para el fútbol!

- Pero profesora...

- Vaya señor Na o dejaré de hacer que no lo vi sentado atrás de las gradas escondido para no correr en mi clase la semana pasada.

- Y por eso es mi profesora favorita... Voy a buscarlas.

No odiaba los deportes, pero no me gustaba hacerlo en realidad... si me pedían participar lo hacía solo por la nota, pero si fuera por gusto no lo haría.

Caminé por el gimnasio hasta llegar a unas puertas de madera que estaban fuera de las canchas, llegando a los camerinos cerca del pasillo en donde se guardaban todas las cosas de gimnasia, tenía miedo de que al abrir la puerta, todo lo que estuviese guardado dentro saliera disparado y quedara atrapado bajo una avalancha de equipos de gimnasia, pero apenas abrí la puerta alguien más entró conmigo. Sentí unas manos rozar mi cintura y la puerta se cerró tras de mí. Jeno me aprisionó con sus brazos tras cerrar la puerta y me besó.

- ¿Qué haces aquí? nos podrían ver - dije mientras lo abrazaba por el cuello.

- Por eso cerré la puerta Jaeminie... Además no me diste mi beso de buenos días hoy.

Lo besé, un beso fugaz y rápido en los labios.

- Buenos días...

- Buenos días.

Me volvió a besar después de saludarnos por segunda vez en el día, lo rodeé con mis brazos, sentía sus dedos meterse en mis cabellos que de a poco iba bajando una de sus manos por mi espalda hasta llegar al borde de mi playera para lentamente introducirlas a través de ella haciéndome erizar la piel de todo el cuerpo. 

Nos separamos un solo segundo para recuperar nuestra respiración, pero no podía detenerme... ese segundo parecía una eternidad, mordí su labio inferior y eso provocó que Jeno soltara un gemido ronco que me hizo sentir cosquillas en todo el cuerpo, ¿era posible desear tanto a alguien?

Dulce Trofeo | Nomin | NorenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora