XXIII

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JENO

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JENO

Fue un día que nunca olvidaría.

El recuerdo del día en que fue golpeado en el baño del instituto seguía atormentándolo. Sintió la sangre en su boca con cada golpe que había recibido, cada palabra que le habían gritado se había incrustado en su mente como una herida abierta. Sin embargo, el dolor físico palidecía en comparación con el remordimiento que sentía en su corazón, todo le daba vueltas.

Sabía lo que había hecho, lo que Renjun y él habían hecho, y todo estaba volviendo para atormentarlo.

Día tras día, Jeno llevaba consigo una carga invisible. Sabía que sus acciones habían causado un sufrimiento inmenso a Jaemin, un sufrimiento que él mismo había infligido. Cada vez que lo veía por los pasillos, con su mirada triste y evitando el contacto, sentía un puñal de culpa clavándose en su pecho. Se odiaba por lo que había hecho, por haber lastimado a alguien que realmente le importaba y amaba.

Los días se convirtieron en semanas, y Jeno se encontró atrapado en una lucha constante entre el anhelo de redimirse y el miedo a perder a Jaemin para siempre si le contaba la verdad, todas sus opciones eran malas, a decir verdad. Cada vez que lo veía en el pasillo o en el campus, sentía una mezcla de culpa, esperanza y ansiedad al serle indiferente. Culpa por todo lo que le había hecho pasar, esperanza de que Jaemin pudiera encontrar en su corazón la capacidad de perdonarle, pero también ansiedad por el temor de que fuera demasiado tarde.

Temía que Haechan se lo contara todo sin tener la oportunidad de poderlo hacer por sí mismo, pero claro que lo haría ese chico, pues era el mejor amigo de Jaemin, y más importante aún, el que descubrió todo de una manera no tan favorable, aunque no podría serle favorable de ninguna manera. Rogaba en su interior cada día por que no lo hubiese hecho, guardaba una leve luz de esperanza.

Un día de aquellos, ya próximos a la graduación se los encontró en el centro comercial, al verlos se comenzó a poner bastante nervioso, Jaemin se acercó a él a paso lento y le habló preocupado al ver su cara golpeada. Por momentos olvidaba que le habían desfigurado la cara en el piso de los sanitarios. Sin embargo, esa duda que mostraba Jaemin era una gran demostración de que su amigo, en realidad no le había contado nada o ignoraba el hecho de que la razón por la que su rostro se encontraba en ese estado era culpa de la persona a su lado que intentaba llevárselo de allí a toda costa, que claramente tampoco le había contado sobre su pequeño altercado.

Sus ojos lo veían a él, preocupado, las palabras no salían y no tenía cara para verlo, tragaba saliva y se lamía los labios, quería mirarlo, ver su hermoso rostro, aceptar esa mano y darle las gracias, abrazarlo a pesar de saber que no se lo merecía. No merecía míralo, no merecía nada de él. Y aun así recibió palabras de preocupación de su parte.

Dulce Trofeo | Nomin | NorenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora