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Creo que nunca habia llegado a trabajar tan entusiasmado, tenía puesta la misma pollera con la que le mande fotos ayer, llegué a mi escritorio y sonreí al ver un frasco de cogollos con un moñito rojo, también una bolsa de chupetines de sandía.
Me guarde los regalos en la mochila y me senté a trabajar, Lombardo salió de su oficina y sonrió al verme.

— D: Spallatti a mi oficina por favor —dijo serio—

Me levante y la mayoría de envidiosos me miraban sonriendo pensando que iban a cagarme a pedos, pobres ilusos. A penas puse un pie en la Oficina lo tenía pegado atras mio, abrazandome por la cintura y dándome besos en el cuello.

— E: esas flores me encantan —dije felíz—

Me dió vuelta y lo abracé haciendo puntitas, comenzamos a besarnos apasionadamente, sus manos bajaron a mis glúteos, apretando, pegandome nalgadas y subiendome la pollera.

— D: mira lo que sos —susurró con la voz ronca— ¿sabes cuanto tiempo espere para tenerte así?

Me sento encima de su escritorio tirando varias cosas en el proceso, estaba muy agitado y seguramente sonrojado.

— D: pienso cogerte pero no en mi escritorio, no la primera vez por lo menos —dijo acariciandome la carita— ¿te gustaría venir conmigo bebé?

¿Irme con un alto, tatuado, morocho, aparentemente dominante que me trata como si bebé? Yendo no, llegando.
Asenti con la cabeza y nos acomodamos la ropa, salimos de su oficina en silencio, Nicole me hacía señas y sonreía emocionada, la demás gente estaba callada prestando atención a su trabajo, supuestamente, agarré mis cosas y
Salimos del edificio, nos subimos a su auto, un Bugatti Divo negro, manejó un rato hasta que llegamos a un hotel hermoso en Palermo.

— **: Señor Lombardo bienvenido —saludo una mujer de recepción— la habitación esta lista tal como la pidió

Le agradeció a la chica y me guió hacía una suite de lujo, tenía jacuzzi, una barra de pole dance, una cama gigante con sabanas rojas aterciopeladas y todo estaba decorado con rosas. En la mesita de luz había una cajita con lo que parecia ser lubricante, preservativos y unas esposas de peluchito.

— D: tal vez es mucho, si te sentís incómodo o algo —dijo pero nisiquiera lo deje terminar, mi más anhelada fantasía se estaba cumpliendo—

— E: me encanta —sonreí emocionado, lo mire y sus ojos brillaban— espero que estés a la altura de la situación y me dejes con las patitas temblando.

— D: ahora vas a ver —dijo agarrandome posesivamente de la cadera— pendejo maleducado



𝙂𝙊𝙇𝘿 𝘼𝙉𝘿 𝙍𝙊𝙎𝙀𝙎 - ducko [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora