Niall se levantó temprano, recogió sus cosas y se dispuso a ir a la casa de su novia para recogerla y volver a almorzar, tal como habían dicho Greg y Denise la noche anterior. Su madre aún no salía de la ducha cuando abandonó la casa, por lo que dejó una nota pegada al refrigerador asegurando que volverían a la una y media en punto.
Al llegar a la casa de su novia abrió la puerta el pequeño, acompañado de un cabestrillo y ya no un yeso verde como usaba hasta por lo menos dos días antes.
—Mika está en su habitación y mis padres en la cocina, quizás quieras hablar con ellos. —Comentó con seguridad y lo guió hasta la habitación iluminada y con música.
—Niall, que sopresa—dijo Rauner con una sonrisa antes de beber un poco del té de su taza—. Supongo que vienes a ver a Mika, está en su habitación. ¿Quieres algo mientras baja?
Aceptó considerando el hecho de que no tomó desayuno en su casa y le hicieron un espacio en la mesa blanca justo frente al ventanal y de inmediato comenzó a ser bombardeado con comida y varios quieres servirte...
Una sonrisa tonta se asomó en los labios de Niall cuando vio a Mika entrar en la cocina con su cabello recogido en una trenza, al igual que aquella vez del jardín; por el lado de la chica, también una mueca de felicidad y sorpresa se dejó ver en su rostro.
—No creí que fueras a venir antes de irte—musitó la chica al sentarse al lado de su novio—, quizás estarías ocupado.
—Claro que no, siempre tendré tiempo para una visita rápida o tal vez un almuerzo en mi casa a la una treinta.
—¿Qué dices?, ¿hoy mismo?
—Si, si es que no tienes nada que hacer.
—No es eso, es que mi padre pidió una semana de vacaciones para que estuviéramos juntos.
—Nada de eso pequeña, ve tranquila, que estaré aquí cuando llegues.
...
El ambiente en la casa de los Horan era distinto al vivido durante esas semanas, estaba más tranquilo y se sentía esa armonía que faltaba a veces, lo que lo estaba convirtiendo en la ocasión perfecta.
—¿Irás de vacaciones a algún lugar Mika?, el verano recién comienza—comenzó preguntando Maura cuando estuvieron todos sentados en la mesa.
—No lo creo, pero puede ser que vaya a Galway por algunas semanas, todo está sujeto a cambios.
Mika a pesar de conocer a las cinco personas que ocupaban esa mesa, se sentía un poco incómoda, seguramente por la forma en que de pronto se creaban silencios y Maura quedaba mirándola como queriendo saber qué era lo que pensaba. O recordando aquel día en que se había enterado de que ella estaba enferma de la forma menos indicada.
—¿Te pasa algo? casi no has tocado tu plato—susurró Niall cuando su madre se levantó a buscar más zumo a la cocina.
—Está delicioso, pero la verdad es que no tengo hambre, creo que comí suficiente.
Todos se levantaron de la mesa casi cuarenta minutos después, asegurando tener cosas que hacer y dejando a los chicos solos en la sala.
—¿Crees que puedas tocar una canción para mí? — preguntó ella cuando reposó su cabeza sobre el hombro de él.
Sonrió ante la ternura que le producía escucharla algo adormilada y aceptó la petición de la chica mientras le tomaba la mano y la conducía hasta su habitación.
No conocía aquel espacio de su casa y si lo hacía, no lograba recordarlo. Era lo suficiente para él, sumado a una ventana donde podía sentarse y ver hacia el oriente. Poseía una gran coleccion de afiches de autos y de jugadores de football, además de un escritorio despejado con varios post it pegados en la cubierta.

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La chica de los mil pañuelos.《Niall Horan》|corrigiendo|
FanfictionLa Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere...nada es prefecto. El Cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece. -Cuentos con alma. E...