El paseo matutino de Mika y Danhy estaba a punto de ser cancelado por los planes que habían hecho sus padres: un fin de semana alejados de la ciudad y dos horas y media de viaje para ir donde Tessa, la hermana de Julie en Galway.
—Iremos todos, incluidos Cassie y Oliver. Norah y Alex se están alistando y salen en veinte minutos— informó Julie mientras sacaba algunas cosas del refrigerador y las acomodaba en un cooler.
—¿Tiene algún motivo especial esta reunión familiar tan lejos?, digo, ellos son cinco y los que vivimos acá somos más, sería más conveniente que ellos vinieran.
—Vamos Mika, son familia. Se cumplen siete años desde que murió tu abuela, queríamos tener un fin de semana agradable, hace tiempo que no estamos los cuatro hermanos juntos.
Y sin seguir rechistando, Mika subió a su habitación y tomó su bolso lila para echar algunas prendas para el fin de semana: una sudadera, ropa interior, un top, un par de pantalones cortos y dos pañuelos además del que ya llevaba, por las dudas. Aunque sólo eran un peso más debido a que cuando estaba con su familia no los usaba.
No era que le desagradara estar con su familia, para nada, sólo que ver tantos primos dudosos y tíos con historias que había escuchado una o dos veces no era como le gustaba pasar su primer día oficial de vacaciones.
A pesar de tener un auto relativamente grande para cuatro personas, Mika y Danhy siempre procuraban sentarse lo más juntos posible. Un segundo antes de que Rainer pusiera en marcha el auto Danhy sugirió llevar la patineta de su hermana para que Jeff, su primo, pudiera enseñarle y aprovechando de tomar sus vitaminas las cuáles había olvidado, la chica fue rápidamente a su habitación y la sacó de la parte más alta del armario.
—¿Puedo escuchar música contigo?
—Claro, ¿has traído tus audífonos?
—Si, los tengo por acá— comentó el pequeño buscando con la mirada a su alrededor mientras Mika sacaba un adaptador y lo conectaba a su teléfono.
Llevaban una hora y media de viaje, eran las diez y cincuenta y el estómago de Mika no daba más del hambre que tenía. Ese siempre era un problema, ya que si no tenía demasiado apetito, había que rogarle porque probará bocados de su comida.
Pararon en una estación de servicio atestada de gente haciendo filas y mientras Rainer acompañaba a Danhy al baño, Julie pedía dos cafés, un zumo de naranja y algún tipo de bizcochos envasados que habían llamado la atención de la hambrienta chica.
Una llamada interrumpió el último bocado de la cubierta de chocolate de Mika, limpió sus dedos con el montón de servilletas que les habían dado con su orden y presionó el dedo contra la pantalla, rogando porque no cortaran antes de que ella contestara.
—Hola, perdón si te desperté.
—Niall— dijo bajito, después de carraspear un poco—, no me despertaste.
—¿Cómo estás?, el otro día te mandé un mensaje pero lo respondió Sophie, bueno, quería saber cómo estabas después de lo del martes.
Martes... No lograba recordarlo. Si, se había desmayado en su casa, pero extrañamente no había preguntado por eso loa dos días siguientes, en los cuáles si se habían visto.
—Ah, eso, estoy bien, gracias por preguntar—dudó—. Espera, ¿cuándo hablaste con Sophie?
—Creo que fue ayer, no lo recuerdo bien —hubo un pequeño silencio no premeditado en medio de la charla, dentro del cual Niall no sabía como seguir—, Mika, uh, quería saber si vas a hacer algo hoy por la tarde, no sé, tal vez podríamos ir a algún lado.
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La chica de los mil pañuelos.《Niall Horan》|corrigiendo|
FanficLa Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere...nada es prefecto. El Cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece. -Cuentos con alma. E...