Decisiones.

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Niall no le dirigió la palabra a Liam durante toda la mañana, cuando debería haber sido al revés, siendo que su amigo era el que había iniciado la pelea un día antes. El chico rubio pensó bastante sobre esa pequeña discusión que habían tenido y así lo había decidido, si su "mejor amigo" no confiaba en él no valía la pena seguir siquiera hablándole. La peor parte del tema era que compartían absolutamente todas sus clases de los días martes, que hasta hace unas horas atrás, era su día favorito.

— ¿Qué les pasa a esos dos? —en la hora de almuerzo ya fue imposible disimular lo enojados que estaban entre ellos, por lo que Harry, de manera disimulada le preguntó a Oliver, quien sabía tanto o menos que él.

—Ayer los escuché discutiendo después de la clase de historia, era por una chica, no alcancé a enterarme quién era. Debe ser la chica, si puede hacer que estos dos idiotas discutan —Oliver se limitó a reír con Harry, mientras los otros dos mencionados tenían la mirada fija en sus bandejas.

— ¿Apostamos?, pienso que puede ser Ellie, sería la indicada. ¿Has visto la cara de Niall desde que terminaron?

— ¿Por Ellie?, no lo creo, despierta Harry; a Liam no le agradaba para nada. Y es obvio que tenga esa cara, no le puedes que esté tan feliz después de lo que pasó.

—No pueden ser tan inmaduros, déjenlos arreglar sus problemas solos, no necesitan de los súper amigos para hacer el papel de investigadores privados y relacionadores públicos —Sophie, quien se encontraba a su lado golpeó sus brazos e intentó regañarlos, a lo que ambos respondieron con una risa para no seguir hablando del tema.

—Seguimos acá, no sirven sus susurros, por cierto, deberían aprender a hacerlo —Liam y su voz ronca los sorprendió, quedándose en silencio durante el resto del almuerzo hasta que tocaron el timbre para la última tediosa clase con su compañero.

Niall estaba a punto de empezar a deslizarse en su tabla por el asfalto cuando vio al pequeño Danhy sentado en la entrada de su sector de la escuela, ya pasados veinte minutos desde que habían dado por acabado el día escolar. —Hola.

—Hola Niall —Danhy se miraba los pies desde la banca que le quedaba algo grande, los hermanos Beric nunca se caracterizaron por ser los más altos de pequeños, y eso a veces le molestaba mucho al menor, mientras que a la mayor le daba igual, ya que cuando cumplió quince creció y alcanzó a todos sus compañeros, todos decían que a Danhy le pasaría lo mismo.

— ¿A quién esperas?

—A mi prima, ya debe estar por llegar —se notaba su voz algo decaída y no levantaba la vista de las grietas del piso, por las cuales se empezaban a asomar brotes de maleza y un pequeño diente de león.

— ¿Tienes algo?, ¿quieres que espere contigo mientras llega tu prima?

—Mika no se encontraba bien esta mañana y mamá no me dejó hablar con ella —soltó casi todo el aire que contenía en sus pulmones y dejó el susurro hasta el último, lo que produjo que fuera casi inaudible

— ¿Qué tenía? —Niall se sentó a su lado y dejó su patineta bajo sus pies para escuchar al pequeño.

—No sé, llamó muy temprano a mamá y cuando fui no me dejó entrar, pero papá corrió también a su habitación, la escuché llorando —el relato de Danhy dejó muy pensativo a Niall, a pesar de que no era íntimo amigo de Mika, ni siquiera su amigo, siempre sentía curiosidad por ella y ahora, con o sin querer, su hermano le daba algunas pistas para saber quién era de verdad Mika Beric—. Cassie me trajo a la escuela por eso.

— ¿Le pasa siempre?

—No, ella solo va al hospital a ver a sus amigos, pero esta mañana fue muy temprano. Creo que debe ser por lo que le pregunté ayer por la mañana.

La chica de los mil pañuelos.《Niall Horan》|corrigiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora