Recuerdo 09 - NO CONFÍES

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"No sé por qué el presidente mandó a Esmeralda lejos, pero sé que no lo haría a menos que no tuviera opción"

Tomé mi teléfono y revisé la hora.

La luz cegadora de la pantalla me mostró en letras negritas:

5:42 p.m.

—Tsk ¿Todavía se permitirán visitas en el hospital? —murmuré— ¡James! Acelera el auto, de prisa —le pedí a mi chofer desde el asiento trasero.

—Sí, señor Aiden.

"Debo preguntarle al abuelo por qué hizo esto hoy mismo, pero sobre todo debo averiguar dónde está Esmeralda cuanto antes. En cuanto lo sepa..."

—Iré a buscarte de inmediato.

El auto aceleró.

Al llegar al hospital mis pies corrieron presurosos a la zona aislada de nuestro hospital donde solo se trataban a miembros de nuestra familia, accionistas y asociados.

El cielo se oscurecía progresivamente con rapidez.

—Agh ¿Qué hora es?

Revisé mi teléfono mientras caminaba.

5:57 p.m

—Mierda.

Apresuré el paso tratando de no hacer tanto ruido en los silenciosos y sombríos pasillos del hospital.

"El abuelo ama a Esmeralda como si fuera su verdadera nieta, tal vez incluso la ame más que a nosotros. Y siempre dejó en claro que quería tenerla cerca siempre, entonces... ¿por qué ahora la manda lejos? No tiene sentido"

Un mal presentimiento en mi pecho comenzó a quitarme el aliento.

"Ella jamás le habría pedido irse sin importar lo mal que se sintiese, porque sabe lo mucho que a él le afectaría, más ahora que tuvo un colapso"

—Algo anda mal...

En ese momento ya sea porque estaba caminando lo más rápido posible o porque estaba completamente absorto en mis pensamientos, no noté que alguien se me acercaba por adelante.

Cuando dilucidé su silueta borrosa frente a mí ya era tarde.

Chocamos.

—¡Oh! Lo siento, no era mi...

El sujeto de bata blanca siguió adelante sin voltear ni hacerle caso a mis palabras.

—Intención...

"Que olor extraño"

Seguí mi camino apresurando más el paso.

Finalmente luego de pasar un control donde validaron mi identidad llegué frente a la habitación de mi abuelo.

Sus dos guardaespaldas estaban parados con las manos sostenidas en frente.

"Se ha tomado muy en serio la seguridad..."

—Quiero ver al presidente.

—Señor Aiden, lo sentimos, pero el presidente está descansando ahora, puede volver mañana por la mañana o dejarle un recado si lo prefiere, se lo haremos saber.

"Parece que hoy todos quieren negarse a mis ordenes ¿eh?"

Mi paciencia estaba llegando a su límite máximo, y el por sí mismo ya era muy bajo. La sola idea de no tenerla cerca de mí, de que no se haya despedido, de no saber por qué se fue, de no tener la más mínima idea de dónde se encontraba y de que ahora estos dos gigantes no me dejaban ver al único que podía darme respuestas, me estaba volviendo loco.

La Vida que nunca soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora