La Vida que nunca soñé

Recuerdo 13 - ¿Sacrificios?

«Día 4 desde la muerte de Noel Persa»

«3 días restantes para la lectura del testamento»

Siento que pasó una eternidad desde la última vez que te vi y aún no tengo noticias de ti. Hice todo lo que pude para encontrarte, pero el abuelo se aseguró de cubrir tu rastro por completo.

No tengo a alguien con suficiente influencia y contactos para que pueda ayudarme o darme una pista de tu paradero, excepto...

—¿Señor Persa? ¿Me está oyendo?

No reaccioné a las palabras de mi asistente, motivo por el cual algunos de los trabajadores que transcurrían en el concurrido pasillo de la empresa, que supervisaba, comenzaron a murmurar muy discretamente.

Empecé a recriminarme el porqué había accedido a hacer acto de presencia en una empresa subsidiaria de nuestra corporación, por "recomendación" de mi abogado.

—Te lo dije, él fue el más afectado con la muerte del presidente.

—Claro, después de todo él fue el que lo encontró en ese estado.

—Una lastima, cada día está más ausente. Es como si hubiera perdido la razón.

—Siempre fue tan suspicaz y vivaz que verlo así de meditabundo es penoso.

—Bueno, está claro quien será el sucesor ¿verdad? Ahora Samir Persa es la mejor opción.

—¿De qué hablas? Siempre lo fue.

Sus comentarios iban y venían provocando en mí una extraña sensación de confusión ya que al contrario de lo que hubiera sentido antes, no me importaba mucho lo que dijeran de mí, es más, me atreví a pensar que podría oírlos durante horas hablar en mis narices, pero aún así no sentiría suficiente molestia para reaccionar.

—¿Señor... Aiden? ¿Se encuentra bien? —preguntó mi preocupado y tímido asistente ante mis pocas señales de vida— ¿Quiere que le repita los datos sobre la reunión?

No me quedaban más opciones, si quería encontrar a Esmeralda debía hablar con ese idiota.

—No es necesario, James —respondí listo para irme del lugar.

—Pero Señor, esta información es importante para la reunión de hoy —argumentó agitado— y si no la tiene clara entonces...

Suspiré agotado por la situación.

Que rápido dejaron de confiar en mis capacidades —pensé sin darle mucha importancia.

—Dije que no era necesario repetirlo, James, te estaba oyendo. Tenemos que presentar un nuevo proyecto a los irlandeses, y asegurarles que estaremos de su lado para la campaña de otoño, aunque me recomiendas no tomar una postura definitiva, porque una compañía Holandesa acaba de hacernos una mejor oferta que debemos evaluar para antes de la reunión de hoy a las dieciséis horas.

Los murmullos cesaron.

—¿Me faltó algo?

—No... no, señor, tiene todo claro. Discúlpeme.

—Está bien, ahora debo salir —dije mirando mi reloj en la muñeca— cancela mis citas de la mañana y dile a Gustavo que...

De pronto el sonido de unos tacos aproximándose me revolvieron el estómago.

Conocía esa forma de caminar, y ese perfume. La persona que se acercaba era...

—Señor director... lo eché de menos ¿Cómo ha estado?