- Y dime Taehyung, ¿cuántos años tienes? - Preguntó curioso.
- Tengo diecisiete - Respondió mirando al suelo.
- Oh, pero si todavía eres un niño - Ríe un poco.
- No soy un niño - Taehyung respondió frunciendo el ceño algo molesto, a lo que el contrario soltó una pequeña risa por la acción del menor.
- Te vez adorable.
- Cómo digas - Dijo rodeando los ojos molesto - Y tú, ¿cuántos años tienes?
- Yo tengo veintiuno.
- Oh, yo pensaba que eras más joven.
- ¿En serio? - Taehyung asintió ante la pregunta del omega - Uh, entonces sí tenían razón los chicos.
Murmuró para sí mismo, a lo que Taehyung le iba a preguntar algo, pero antes de poder hablar, el sonido de su teléfono lo interrumpió, así que de mala gana le tocó contestar aquella llamada, ya que sabía el por qué y quién lo llamaba.
- ¿Qué sucede? - Preguntó tratando de parecer educado, pero con el ceño fruncido - Está bien, voy para allá, llego en unos minutos.
Cortó la llamada y guardo su teléfono en su bolsillo.
- Me tengo que ir, me surgió algo - Dijo agarrando su skate - Hasta luego Jungkook.
Jungkook iba a hablar, pero antes de hacerlo el alfa ya se había ido. Le iba a preguntar su número, pero no pudo hacerlo.
- ¡Jungkook!
- ¿Eh? - Reaccionó ante la mención de su nombre, y al darse la vuelta pudo ver a sus amigos corriendo hacia él.
- ¡¿Por qué carajos saliste así de la casa?! - Preguntó Hoseok un poco enojado.
- Quería tiempo para mí.
- Está bien - Dijo Namjoon - Pero para la próxima avísanos que solo quieres tiempo a solas, así no te seguimos.
- Acaso, ¿yo les pedí que me siguieran?
Ambos chicos no respondieron ante la pregunta del omega.
- Me voy, no me sigan - Advirtió para darse la vuelta y caminar en dirección al auto. Encendió el auto y se fue de ahí dejando a ambos chicos solos.
No tenía por qué quedarse ahí, además tenía otro asunto por hacer. Quería confirmar algo, y sí era como pensaba, todo saldría bien. Así que le llamó a alguien de confianza, y a los segundos ya le habían contestado.
- Lee, necesito que investigues a alguien - Dijo Jungkook en la llamada - Su nombre es Kim Taehyung y tiene diecisiete años.
Corto la llamada, ya que tenía otra por contestar.
- Jeon, atacaron la bodega tres de Seúl - Se escucha por el altavoz - Tienes que venir rápido.
Oh, mierda.
- Voy para allá - Dijo y cortó la llamada.
En el último mes, ya habían atacado cuatro de las bodegas que estaban por todo el país, y todavía no encontraba a la persona responsable de la traición. La única vez que casi atrapan a uno de los responsables de los ataques, este se suicidó tirándose al río Han.
Estuvo un rato pensando sobre este tema hasta que todos esos pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su teléfono, así que decidió ponerlo en altavoz.
- Encontré a un chico con el nombre y edad que mencionaste.
- ¿Y?
- Kim Taehyung, diecisiete años, alfa, vive con sus padres, va a la escuela en la cual sufre bullying de parte de un chico llamado San, y de los amigos de este.
- ¿Cuál es el nombre de sus padres?
- Kim Se-ji y Kim Woo-sang.
- Bien, eso fue todo Lee - Dijo, para luego cortar la llamada.
Había confirmado lo que creía, justo cuando iba llegando a la bodega. Estacionó su auto y se bajó de este, para empezar a caminar para donde estaba su amigo y compañero de trabajo.
- Min - Saludó - ¿Qué fue lo que sucedió?
- Un grupo de veinte personas atacaron la bodega mientras estaba el cambio de guardias, y las cámaras no los grabaron porque al parecer sabían perfectamente sus puntos ciegos - Respondió Yoongi empezando a caminar hacia dentro de la bodega junto a Jungkook.
- ¿Qué pasó con la mercancía? - Preguntó.
- No se robaron nada, solo que quemaron una parte de la bodega donde se encontraba parte de la mercancía.
- No podemos dejar que esto siga así Min - Dijo dejando de caminar.
- Estoy de acuerdo.
- Hoy, a las nueve, te necesito en mi despacho para conversar sobre este asunto - Volteó a ver a todos lados tratando de encontrar algo, aunque lo único que veía era lo dañado que había quedado el lugar.
- Estaré ahí.
- Bien, yo me retiro - Le dio una última mirada a Yoongi y salió del lugar con este detrás de él.
Tenía varios años en ese negocio, y muchos lo subestimaban solo por ser un omega. A él no le importaba, solo les hacía ver que se equivocaban, y lo hacía tanto con acciones como con palabras.