Enrolló las medias cuidadosamente, apoyando el talón en el borde de la silla, teniendo cuidado de que sus uñas no dañaran el material mientras comenzaba a subirlas por su pie. Estiró la pierna y sonrió al notar que el contraste con la tela color humo alcanzaba a traslucir el rojo de la pedicura hecha esta mañana. Sujetó el borde de la media con el clip del portaligas y comenzó con el otro pie.
Amaba vestirse así, le hacía sentir sexy, aunque no tuviese una cita después de salir de la academia, sólo por el hecho de ser. Miró en el espejo, sus piernas musculosas por el baile y sonrió de orgullo, sabiendo que podía considerarse una persona exitosa, que después de todo lo vivido, logró tener su propio lugar donde expresar su arte y a la vez ser útil a la comunidad.
Jamás dejaría de agradecer el día en que su amiga Mai le hizo el mejor regalo, un viaje a Francia que nunca podría olvidar, donde descubrió su destino al conocer el Street Jazz y la manera revolucionaria de expresar la danza, su vida tomó un camino definido, que le daba la felicidad hasta hoy, un año después.
Porque era el aniversario de su segundo nacimiento, cuando decidió aceptarse tal cual era y formar su propia academia, conociendo a la gente más hermosa, que hacían cada día de su vida algo distinto y gratificante.
Esta noche, el escenario había sido suyo, con sus tacones y el hermoso traje de ajustado negro que Mai diseñó especialmente para la ocasión. Mostrando la coreografía de su tema favorito de Bruno Mars, Just the Way you are. Había recibido la ovación de todos en el lugar, sus ojos ardiendo por el deseo de llorar, de la emoción, recibiendo abrazos y felicitaciones que henchían su corazón.
Esperó a que la sala se vaciase para ir a la parte trasera, su hogar, aunque pocos sabían que vivía ahí, era muy difícil conseguir un techo decente en el SoHo y ser capaz de vestirse y comer a la vez, así que decidió ahorrar y convertir la bodega en su departamento. Disfrutó de una cómoda ducha, eligió su mejor ropa para salir a cenar, como cada noche, porque no tenía dónde cocinar, sabiendo que debía regresar a la soledad de su cama.
Deslizó el vestido por sus brazos, cayendo de manera ligera sobre su cuerpo, era negro y corto, casi un clásico, acomodó su melena negra, suavemente ondulada y pintó los labios de un rojo opaco, encrespando las pestañas. Suspiró, recordando esos tiempos en que se ocultaba en vestidos vistosos, maquillaje exagerado y, aun así, sintiendo su propia fealdad en los ojos de la gente que miraba su pasar.
Sacudió la cabeza, entendiendo que esta noche estuviese más emocional que otras veces y por un segundo pensó en quitarse todo, tomar unos pantalones deportivos y algún sweater, pero volvió a observar sus ojos en el espejo, se debía esto, sentirse inolvidable.
—Mai —gritó al móvil cuando este comenzó a vibrar sobre la cama.
—Lamento tanto no haber podido llegar —su pesar era sincero y suspiraron a la vez— veré el video en cuanto llegue al hotel.
—Ya lo subieron a Youtube.
—Dime que cuando llegue a New York podremos pasar un momento a solas y emocionarnos juntos.
—¿Cuándo llegarás? —respiró hondo y botó el aire lentamente.
—Mañana por la tarde y por favor, no quiero encontrar los restos de ti.
—Estaré bien, lo prometo —suspiró— se siente tan extraño pensar en lo que era antes y lo que soy ahora, te necesito aquí, que me recuerdes por qué todo esto es de verdad.
—Lo es —sintió su sonrisa, aunque no pudiese verla— quizás sería hora de programar un viaje, algo que te de energías otra vez, has trabajado duro todo este año y mereces un descanso.
—Tienes razón, debemos programarlo cuando llegues —se levantó, acercando los tacones plateados que siempre pensó usar con este vestido y se recordó que debía comer— voy a cenar ahora.
—Eso está muy bien, nos veremos mañana, es una promesa.
Metió el móvil en el bolso y rechazó la idea de una nueva mirada en el espejo, tomando las llaves de la encimera justo antes de abrir la puerta trasera y salir a la calle donde una farola le permitía ver la cerradura.
Giró la llave una vez antes de sentir las cosquillas en su nuca, como si alguien estuviese observando y tuvo que recordarse que él nunca volvería a molestar, que todo eso era una pesadilla por la que no tendría que preocuparse nunca más. De todos modos, al meter la llave en su bolso, tomó el gas pimienta con firmeza.
—¿Dónde está? —escuchó la voz masculina y una corriente bajó por su espalda, recordándose todos los motivos por los que esto no debía congelar su cerebro— vi salir a todo el mundo, menos a él.
Su voz estaba atascada en la garganta, intentando dar una respuesta coherente, pero el sonido se negaba a llegar a su laringe.
—Perdón —murmuró el hombre— no quise asustarte, es sólo que nunca había visto a alguien bailar así y pensé en —carraspeó— presentar mis respetos.
Giró lentamente, su dedo en el gatillo del gas pimienta, pretendiendo rociar ese rostro varonil al menor movimiento sospechoso y apenas fue consciente de la sospecha en sus ojos, porque todo él llamaba su atención, jodidamente hermoso, boca bien formada, pelo castaño y rasgados ojos café con espesas cejas.
—¿Te refieres a mí?
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Así, tal cual - MewGulf
FanficHola, mi nombre es Gabriel Schnettler y escribí esta historia hace un tiempo, cuando conocí a Mew y Gulf, me entusiasmé mucho en verlos en estos personajes que nacieron de mi corazón, así que hice la adaptación, anteriormente la subí a otra platafor...